Ella quiere que la ponga como regalo en el arbolito.
— ¿Te acordás de que hace poco, en una Navidad, te dejé una mochila en el arbolito?- me pregunta.
— No fue en el arbolito mamá. ¿No te acordás de lo que me pasó con esa mochila?
— No.
— ¡Ay mamá! Si fue horrible…
***
Todo sucedió, supongo, por culpa del hastío. Era un diciembre aburrido y yo, como de costumbre, estaba en Montevideo, ayuna de todo sentimiento amoroso.
A él lo había conocido en un viaje. No me había enamorado, pero me daban ganas de verlo de nuevo… Sólo tenía su correo y había cero confianza como para invitarlo a casa. ¿Qué podía hacer? Nada.
Un día, él me escribió un correo que lo solucionaba todo: “Viajo para Treinta y Tres. ¿Necesitas que te traiga algo?”. No necesitaba nada, pero dije que sí y llamé a mamá:
— Mami, ¿tenés mi regalo de Navidad ahí?
— Sí, ya está en el árbol.
— Ok. Entonces sacalo, sacale el papel y dáselo a mi hermana.
— ¿Para qué se lo voy a dar? Si ella no usa mochilas…
— ¿Una mochila me compraste? ¡Qué bueno! Pero vos hacé lo que te digo. Yo me ocupo de que haya algo para mí en el arbolito. Dale la mochila a mi hermana, que voy a llamarla para que se la alcance a un amigo que va para ahí.
Mi madre obedeció sin preguntar mucho y mi hermana hizo todo perfecto. Lo buscó y le dio mi abortado regalo navideño. Al otro día, él me estaba llamando para llevarla a casa.
Cuando llegó, era más lindo de lo que yo recordaba. Yo estaba nerviosa y empecé por abrir el paquete pero… ¡oh sorpresa! la mochila era un horror; acaso la más fea que se ha fabricado en la industria del viaje.
Estaba tratando de sobreponerme a la desilusión cuando escuché que me hablaba:
— Che… Me enamoré de tu hermana. Me caso con tu hermana. ¿Tiene novio?
Tuve que decir una frase cualquiera mientras respiraba hondo:
— Lo bueno de este color es que no se ensucia, ¿no?
Entonces caí en la cuenta: Papá Noel me había traído, nuevamente, un amigo asexuado… La gran mochila que cargo desde siempre.
— Mi hermana está sola- le dije.
***
Mamá dice que no se acuerda. Y asegura que mi mochila estaba en el arbolito. Una mochila lindísima y de un color mucho mejor que esta nueva, que se me va a ensuciar de nada.