Primero se la vio como actriz en La Oveja Negra. Más adelante, se encargó de la co-conducción de un extenso programa de domingos, Parque Jurásico. Hoy en día, junto a Maximiliano de la Cruz, está al frente del ciclo de canal 12, Cantando en la oficina.
Durante todo ese tiempo -y bastante tiempo antes también-, la música fue una constante en la carrera de Lucila Rada. Hace menos de un mes, desembocó en la publicación de su primer disco, “Después de las mañanas”.
¿Cómo definís este disco?
Es un punto de partida muy deseado, desde donde espero que comience una linda carrera que le dé satisfacciones a muchos, incluso a mí misma.
¿Por qué "Después de las mañanas"?
Es el nombre de uno de los temas del disco. Me pareció piola que ese fuera el nombre porque después de las mañanas viene el despertar, despabilarse y salir a hacer algo, que es lo que estoy haciendo con este disco.
¿Cómo te decidiste a hacerlo?
No fue una decisión marcada y concreta, fueron una serie de pequeñas decisiones, pruebas, error, demos, amistades, ganas, que terminaron siendo lo que hoy es mi primer disco.
Dijiste en una entrevista que tenés más miedos que aspiraciones con este disco. ¿Por qué?
Bueno, no se si es tan así, quizás exageré, algo que suelo hacer (se ríe). Pero sí es verdad que los miedos están presentes en la vida de la gente y que lo peor que uno puede hacer es negarlos y tratar de pasarles de refilón. Me gusta pararme en frente de cada uno de ellos y decirles que sí son fuertes, que los reconozco y los respeto, pero que no me van a parar, que voy a hacer las cosas con ellos al lado si se quieren quedar y si se quieren ir les abriré la puerta con todo gusto (más risas). De contar cuáles son mis miedos ya no tengo ganas, prefiero seguir conversando con ellos en privado, no se ofendan.
¿Cómo influye tu padre en tu profesión?
Influye sin dudas con mucha fuerza, la mayor parte de esa fuerza es recontra positiva y llena de amor, respeto, aprendizaje y admiración. Una pequeña porción actúa a veces de forma no tan positiva, pero es la que trabajamos los dos para mejorar y transformar en cosas que nos sumen a la carrera y a la hermosa relación que tenemos y siempre tuvimos.
Artísticamente hablando, ¿es un punto positivo ser la hija del Negro Rada?
Por supuesto, tuve todas las herramientas para hacer música a mi favor y un ejemplo enorme de cómo hacerlo con humildad, talento, sensibilidad, sentido de la modernidad, estilo… De eso aprendí lo que pude y aún me quedan millones de cosas que aprender. ¿Qué puedo decir yo de él como músico que ustedes ya no sepan?
¿Te sentís condicionada por su música? Por ejemplo, en que el público espere que hagas candombe…
Puede ser, igual no creo que la gente estuviera en su casa pensando, ‘ojalá que Lucila haga tal o cual cosa’. Y si los sorprendo con mi elección, me gustaría que fuera para bien y que puedan entender que amo el candombe, amo lo que hace mi viejo, pero yo hago lo que me surge del alma y del cuerpo; hoy es ésta música, mañana puede ser otra. Uno no puede hacer lo que espera la gente, te volverías loco. Imaginate que hay mucha gente y que encima tiene muchos deseos distintos y que encima la mayoría de la gente siente contradicciones en lo que desea, es imposible satisfacer todo, no es mi pretensión.
¿Y cuál es la música que te surge del alma? Leí que te sentís identificada con el Pop, pero no con el Pop liviano, ¿cómo es eso?
Bueno, no quiero faltarle el respeto a nadie, pero considero que a veces la música pop está acompañada por letras que no dicen prácticamente nada y eso empobrece al género. Lo liviano para mí es lo que no nos hace conectar con nada.
“Después de las mañanas cuenta con temas de Francisco Fattoruso, Mariana Lucía, Gustavo Montemurro, Ruben Rada y de misma Lucila. Nicolás Ibarburu también participó del proceso de creación.
El disco se grabó en el estudio de Francisco Fattoruso -hijo de Hugo- en Atlanta. “Uno de los mejores músicos que conozco, tenemos un gusto parecido y además lo quiero mucho”, argumentó la cantante.
¿Por qué elegiste temas tuyos y otros ajenos para el disco?
Los ajenos porque llegaron a mí y me conquistaron para ser grabados.
Los que compuse yo junto con Fran, Montemurro, Nico Ibarburu y mi viejo fueron creciendo y llegaron a un punto que me parecía que merecían ser mostrados.
¿Cómo fue el contacto con el Gospel, en Atlanta?
Siempre lo conocí y lo tuve presente entre mis gustos musicales, pero en Atlanta tuve, por primera vez, la experiencia directa y maravillosa de ir a dos Iglesias en donde entendí de dónde viene la emoción y esa voz tan llena de vida que tienen.
La Iglesia, más allá de la religión, edad, color, elección sexual que tengan, es el lugar en donde exorcizan sus sentires sin vergüenza y con un gran sentido de comunión, con el saber de que todos tenemos un muertito en el placard. Todo se canta: el llanto, la culpa, el arrepentimiento, el amor, el odio, el hambre, la risa, todo se canta ahí.
Seguís viviendo en Buenos Aires pero buena parte de tu carrera se desarrolla en Montevideo. ¿Cómo lo manejás?
Como puedo… Igual hay otra buena parte de mi carrera que se desarrolla en Buenos Aires: por un lado, la formación y los cursos, por otro, ahora por ejemplo empiezo a ensayar una obra de teatro del San Martín. Y también estoy en proceso de que el disco salga en Argentina.
Pero amo los dos lugares. Creo que vivo en Buenos Aires por arraigo al lugar donde siempre viví, ni más ni menos. Pero también sé que si en algún momento el trabajo me exigiera vivir en Montevideo lo haría con muchísimo placer.
¿Tenés pensado cuándo vas a presentar el disco?
Quiero hacer una linda presentación muy pronto, pero se me se dilata un poco porque estoy con otras cosas. Ya falta poquito, se van a enterar.
