El brote se dio en Uruguay, Argentina y otros países de la región, según informó Bagnulo tras participar de un Congreso Panamericano de Virología en Buenos Aires.
En diálogo con No Toquen Nada el médico señaló que “se detectó una situación muy extraña ya no al final del invierno sino entrada la primavera. En las últimas semanas de setiembre se empezaron a notar algunos cuadros infecciosos que aumentaron en octubre y que se prolongaron hasta la semana pasada”.
Esta influenza se presentaba con dolor de garganta, mucho dolor muscular y un cuadro prolongado de fiebre. Y en un porcentaje “no despreciable” de casos también traía problemas digestivos. Esto último hizo pensar al comienzo que se trataba de un enterovirus, situación que se descartó tras analizar la cepa.
Estos brotes sorprendieron por lo tardíos. Bagnulo explicó que se trata de una cepa que aparece en general al final del otoño o principio del invierno que no estaba contemplada en la vacuna que se suministró este año. “No hubo una gran internación, sí hubo pequeños brotes con una gran trasmisibilidad dentro de las familias”, agregó.