María Rosa Curutchet, magíster en Nutrición y responsable del Programa Alimentario Nacional del INDA, explicó a No toquen nada (Océano FM) que la leche fortificada con hierro es importante para combatir la anemia en los niños pequeños, que es un problema no solo en Uruguay sino también en el mundo.
Curutchet contó que en diciembre de 2006, luego de "un estudio valioso" de la Sociedad Uruguaya de Pediatría que recomendó fortificar la leche, se promulgó la ley 18071 (fortificación de harina de trigo con hierro y acido fólico y leche de programas institucionales con hierro). En setiembre del año 2007, el MSP reglamentó esta ley y se dio 180 días a la industria láctea para adaptar sus procesos tecnológicos y producirla. En el año 2008 (una vez que se comienza a producir este alimento) el INDA incorporó la leche fortificada con hierro en todos sus programas alimentarios.
Esto llevó a que bajara a la mitad el porcentaje de niños de entre 6 y 24 meses con anemia. Hoy en día el porcentaje sigue siendo alto (31%), pero se espera que a partir de esta reinclusión de la leche fortificada en los programas alimentarios continúe bajando.
Esta reinclusión implica que de ahora en más las familias beneficiarias de la tarjeta Uruguay Social con menores de 3 años recibirán un kilo de leche fortificada por mes, que podrán retirar en los comercios solidarios.
Desde el año 2009, cuando se pasó de la canasta alimentaria del INDA (que incluía la entrega de leche fortificada) a la tarjeta Uruguay Social (que no incluía alimentos sino la posibilidad de que los beneficiarios los eligieran y adquieran), el INDA viene proponiendo que se incluya la entrega de leche en polvo fortificada a los beneficiarios de la tarjeta, dado que no es un alimento que elijan con frecuencia, pese a su importancia.
“Nos llevó bastante tiempo convencer sobre esto, pero hay que valorar el logro y que, finalmente, después de unos cuantos años, hoy está la posibilidad de que toda la población que recibe la tarjeta Uruguay Social, que hay que considerar que son poblaciones de contexto de pobreza y de pobreza extrema, cuenta con el acceso a alimentos fortificados y alimentos de buena calidad”, dijo Curutchet.
Además, habló de las consecuencias de esos años en que no se entregó leche fortificada a los beneficiarios de los planes alimentarios del Estado y, por ende, en que no recibieron un alimento rico en hierro, que es fundamental no solo para combatir la anemia sino también para el desarrollo cerebral, el desarrollo del sistema inmunitario y para el crecimiento.
“Tenemos retrasos de talla importantes en los niños pequeñitos, y sin dudas mucho de eso se explica por carencias de micronutrientes”, señaló Curutchet.
La especialista en Nutrición explicó que los dos alimentos que se fortifican con hierro actualmente son la harina (que es muy consumida por la población general) y la leche, y que se decidió incluir este último en los programas sociales alimentarios porque es un alimento muy consumido por niños, por lo que es más útil a la hora de combatir la anemia infantil.
Además, señaló que la leche fortificada se entrega en polvo, y que esto contribuye a que no compita con la leche materna y a que pueda ser incluida en otros alimentos como purés. Esta leche, reiteró, nunca debe ser usada como sustituto de la leche materna. El amamantamiento se recomienda como la única alimentación hasta los seis meses de vida. Luego, la leche en polvo fortificada, puede agregarse en las papillas.