Ruidos molestos, el mayor reclamo de los montevideanos

La contaminación sonora es el problema que genera mayor cantidad de reclamos de los ciudadanos de Montevideo en la Defensoría del Vecino de la Intendencia. En total, el 20% de las denuncias tiene que ver con esta problemática y la Intendencia no tiene una política preventiva en esta materia.

Actualizado: 03 de agosto de 2012 —  Por: Redacción 180

Ruidos molestos, el mayor reclamo de los montevideanos

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Un boliche con la música a un volumen que no deja dormir a los vecinos, los caños de escape de las motos adaptados para rugir, la construcción de un nuevo edificio. Esas son las razones de la mayoría de las denuncias. Según Fernando Rodríguez, defensor del vecino de Montevideo que comenzó a actuar en 2006, un problema central es que la Intendencia no tiene una política preventiva sino paliativa del daño ya causado.

Por estas razones la Defensoría del Vecino de Montevideo realizó un estudio sobre contaminación sonora que presentó esta semana. (Link al estudio http://bit.ly/PFQ06i). Rodríguez dijo a No toquen nada que las fuentes de contaminación sonora aumentaron por el mayor movimiento que genera la mejora de la economía, pero este aumento no fue acompañado por una mejora de las políticas públicas.

“Es un fenómeno que no es nuevo pero sí que se ha incrementado sensiblemente”, dijo Rodríguez. Sin embargo, ese incremento no ha tenido su corrrelato en una mayor compresión de que “el ruido daña tanto o más que la contaminación del aire, el suelo o los cauces de agua”, agregó.

Una muestra de esta falta de sensibilidad hacia la contaminación sonora en las políticas públicas comunales es el lugar que ocupa en la organización institucional. Rodríguez dijo que el Laboratorio de Calidad Ambiental de la Intendencia, que tiene un carácter de política preventiva de la contaminación del sueldo, del aire y de los cursos de agua, no toma al ruido como un contaminante.

Según Rodríguez, para garantizar el derecho a un ambiente sano tienen que regir algunos principios básicos. Por ejemplo, el principio de precaución. Es decir, exigir a las actividades que se sabe que contaminan que desarrollen proyectos de aislación acústica antes de que empiecen a funcionar.

“Hoy lo que pasa es que un comercio, una industria, un boliche, abre y si tiene de denuncias de los vecinos, a partir de ellas, en temas muy engorrosos, se empieza a trabajar. Pero a partir de la primera denuncia hasta que deja de hacer daño, pasa mucho tiempo y se afecta la salud de las personas. ¿Por qué? Porque antes no se exigió un proyecto de aislación acústica. Nosotros recomendamos es que no se habilite ningún comercio con riesgo de contaminación acústica sin que antes se demuestre que no lo hará”, afirmó.

Como están funcionando las cosas hoy, el que tiene que demostrar que una actividad hace mucho ruido es el damnificado y no el que genera el ruido.

El defensor del vecino recomendó que sea al revés, que sea el que tiene riesgo de contaminación el que demuestre que no va a contaminar. De esta forma se estaría actuando en la prevención del daño.

La fuente de contaminación sonora más generalizada es el tránsito. Y es un área donde se da el mayor incumplimiento de la normativa. En Montevideo las motos se comercializan con 88 decibeles en el ruido de su motor. Sin embargo, por normas del Mercosur, debería ser de 77. “Pero todos sabemos que las motos se modifican, se les saca el silenciador, y por lo tanto esos decibeles pasan a ser 100 y pico. Como después no hay un control en la calle, recién a fin del año pasado se empezó a controlar, el nivel de contaminación acústica en la vía pública es muy alto”, dijo.

El informe sobre contaminación sonora de la defensoría del vecino señala que “por alguna causa difícil de justificar en pleno siglo XXI el ruido suele recibir un tratamiento mucho menos riguroso que otros contaminantes, seguramente porque es un contaminante que no se huele ni deja rastros en el ambientes una vez que cesa su emisión”.

Sin embargo, Rodríguez dijo que la contaminación sonora tiene importantes consecuencias para la salud. “Lo que tenemos que imaginarnos es la interrupción del descanso permanentemente, no conciliar el sueño por una presencia permanente de ruido o dormirse y despertarse por un ruido que no es permanente pero que aparece cada tantos minutos. Eso establece una fatiga superior. Después una consecuencia que los médicos establecen es que provoca una irritabilidad importante en el carácter de la persona, reduce las capacidades de asimilación de vínculos sociales, comunitarios y laborales. Eso se sintetiza en un nivel de estrés importante”, explicó.

(En base a un informe de Gabriel Farías, de No toquen nada)