Diego Muñoz

Nacional parece un cabaret

El culebrón por Sebastián Abreu es el más duro, pero no el único, episodio interno de Nacional. El club está en combustión y la definición sobre si el delantero va o no a la pretemporada dejará secuelas.

Actualizado: 01 de julio de 2013 —  Por: Diego Muñoz

Corría el año 1998 y Boca Juniors estaba enfrascado en discusiones internas. Tras un entrenamiento, el entonces jugador y hoy comentarista Diego Latorre fue consultado al respecto. “Esto parece un cabaret y no un equipo de fútbol”, dijo.

La frase, que generó un gran revuelo interno en el club argentino, calza a la perfección para graficar el momento que viven los tricolores. La institución está sumida en el mal humor, en la confrontación hacia dentro y hacia afuera. Parece empeñada en retroceder casilleros ganados en todos los rubros durante los últimos años.

La segunda semana de mayo significó un vía crucis con dos estaciones, a cuál de ellas más dolorosas, para Nacional. El 3 a 0 ante Peñarol y la eliminación ante Garcilaso dejaron al equipo sin motivación, sin objetivos, sin rumbo. A partir de allí lo persiguió la abulia, el desinterés y cada partido fue un sufrimiento. Sin cosas por resolver en la cancha, comenzaron los rumores afuera. Los jugadores que seguían, los que no, sitios del campo a reforzar, el respaldo que tiene el entrenador.

Parecía que todo se terminaría con el final de la temporada cuando por fin, el equipo tratara de reinventarse para levantarse y andar. Pero por ahora, ni noticias. Y eso no es todo. Ni siquiera se tiene definido dónde se hará la pretemporada que debe comenzar, según los planes originales, el 7 de julio.

El técnico, Rodolfo Arruabarrena, buscó acallar los rumores al anunciar que una vez terminado el campeonato comunicaría qué jugadores no iba a utilizar de futuro. Dijo que lo haría en charlas personales con los involucrados. Y cumplió.

Habló, entre otros, con Alejandro Lembo, Cristian Núñez, Alexander Medina y Sebastián Abreu. "Los jugadores con los que hablé no van a ir a la pretemporada porque quiero ir con el plantel que va a afrontar el torneo. Tanto a Abreu como a Medina les dejé en claro que vamos a tener cuatro o cinco opciones antes que ellos”, señaló el DT días después en el programa partidario Pasión Tricolor.

En el mismo programa comentó una cosa evidente: “Las bajas fueron decisiones consensuadas con los dirigentes". Esta declaración toma importancia hoy, cuando el presidente del club, Eduardo Ache, presiona de manera injustificada a Arruabarrena para que Abreu se quede.

Ache, principal impulsor para que Abreu regresara a los tricolores, hizo un acuerdo a espaldas de sus compañeros de directiva para asegurarle el pago del sueldo al futbolista hasta el final de su contrato de tres años. “De repente fue un error”, se disculpó luego, también en el programa partidario.

Más allá del ocultamiento de Ache hacia sus pares el hecho más significativo es que las salidas tanto de Abreu como del resto, las comunicó Arruabarrena pero estaban consensuadas con la directiva.

Qué sucedió entre principio y fin de junio es una incógnita. Pero que algo pasó es evidente. El jugador tenía decidido marcharse y el presidente tenía decidido dejarlo ir. Sin embargo ambos variaron su postura y salieron a presionar en los medios.

“Abreu tendrá que demostrarle a Arruabarrena que está para colaborar y nadie que sea inteligente se puede negar a contar con alguien que quiere colaborar positivamente” declaró el jueves Ache.

Un día más tarde, Abreu también tiró presión. "Lo que sí, uno cree que tan hijo de puta no es para merecer ese tipo de cosas, o tan mala leche fue o tan mal actué", dijo.

Tengo la sensación de que Abreu merece una segunda oportunidad. Que su trayectoria y su capacidad pueden servirle a Nacional en algún momento del torneo. Pero en el acierto o en el error el técnico es el que decide. Y Arruabarrena decidió prescindir de algunos futbolistas de recorrido y con historia en Nacional. Uno de ellos es Abreu. Por si fuera poco lo consensuó con la directiva y se encargó de comunicarlo en la cara a los involucrados.

El entrenador fue elegido después de meses de búsqueda. Llegaba, se suponía, para tomar las decisiones en el plano deportivo. Eso incluye el armado del plantel y la elección de qué jugadores quiere usar. Y el técnico argentino sabe que tener a un futbolista del peso de Abreu dentro del plantel sin usarlo supone, inevitablemente, una espada de Damocles.

El cambio de postura de Ache y la presión que salió a ejercer para que Abreu vaya a la pretemporada es una pésima señal, de las peores que un presidente puede dar. Mucho más desafiando al DT con un "si es inteligente" a través de los medios. Lo deja extraviado, desamparado, frágil. Le cambia el guión en un parpadeo y lo pone a caminar sobre un territorio minado.

Tal vez Ache quiera ser, además de presidente, el gerente deportivo. Ese cargo que está vacante en el club desde la renuncia de Daniel Enríquez a comienzos de febrero.

“Tiene condiciones, confiamos en su trayectoria y en su perfil. No tenemos la menor duda de que el pasaje de Arruabarrena por el club va a ser muy exitoso", dijo Ache el 28 de marzo al presentar a técnico argentino. Le faltó agregar: “siempre y cuando tolere algunas intromisiones”.



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