Valeria Tanco

Gorda: el amor extra large

El argumento de esta obra plantea un problema de corte sociológico: el peso de la imagen y de las formas corporales y su influencia en las relaciones humanas. La pregunta propuesta es, ¿qué pasaría si un hombre lindo, que le da a su aspecto personal y al 'qué dirán' una importancia significativa en su vida, se enamora de una mujer obesa? Investiguemos.

Actualizado: 04 de junio de 2009 —  Por: Valeria Tanco

El estadounidense Neil LaBute, autor de Gorda, es considerado por sus compatriotas como el rey cáustico, el niño malvado de la dramaturgia. El título es significativo viniendo de una sociedad acostumbrada al humor ácido y corrosivo en su producción artística. Sin embargo, parece bien merecido por alguien que un año después del 11S estrenó The Mercy Seat, una obra cuyo protagonista se salvaba de morir en el ataque a las Torres Gemelas porque había salido a un encuentro sexual con su amante y compañera de trabajo; cuya única preocupación luego del hecho era cómo justificaba frente a su familia no haber estado allí y jugaba con la idea de aprovechar para escaparse y simular su muerte.

Gorda es calificada como una de las creaciones más “livianas” del dramaturgo, guionista, escritor y director de cine y teatro. Esto tal vez se deba a que no hay maldades explícitas, no hay conspiraciones ni destrucciones diseñadas por sus personajes como en la mayoría de sus textos. Gorda es un experimento, más prueba de laboratorio que muestra extractada de la “vida real”.

A modo de sinopsis, la historia parte del encuentro casual entre Tomás (Armand Ugon) y Helena (Suárez) en un lugar de comida rápida y luego desarrolla diferentes momentos de su relación. El narrador es Tomás, quien se ve “aplastado” bajo la contundencia de una atracción que no puede explicar ni justificar dentro de sus parámetros estéticos y los de su entorno. Es a Tomás a quien vemos en su trabajo, con su amigo y su ex, sudando la gota gorda para no ser descubierto primero y para evadir el peso social después.

La versión uruguaya de Gorda es impecable. Las posibilidades técnicas de la sala están explotadas al máximo. Los actores tienen micrófonos y la amplificación es perfecta.

La escenografía rota sobre una base giratoria, y se transforma en un lugar de comida rápida, una oficina, un restorán japonés, un dormitorio, una playa.

En los apagones de cambio de escena se prenden carteles electrónicos en los costados –un toque para mi gusto excesivo- que “titulan” la situación por venir (“los compañeros lo descubren”, “una salida sorprendente”, “un día ventoso en la playa”) mientras suenan canciones (“Fat bottomed girls” de Queen, “Big girl” de Mika).

Armand Ugon lleva el peso del relato en sus hombros con gran soltura. Su Tomás tiene gestos propios, como extender el brazo con la palma de la mano hacia arriba cuando no sabe qué decir. El público acompaña a Tomás y percibe la incomodidad, el desconcierto, la atracción, la repulsión, la vergüenza, la lascivia y la gula que le produce Helena.

Suárez ocupa el volumen de Helena sin estridencias, dejando claro que se trata de una mujer con plena conciencia de su apariencia, de sus defectos y virtudes. Una mujer que se enamora y espera. La falta de pudor de Helena en la escena de intimidad con Tomás es entrañable.

Wolf, como la otra cara de la moneda femenina de LaBute, compone una Julia despechada sin histerias. Su personaje crece en los momentos de tensión con Tomás.

Troncoso, a pesar de no tener el “physique du role" para el personaje del amigo “chanta” y frívolo, hace un Dani verosímil y es quien recibe más risas gracias a su timing para la comedia. Sus puntos altos: cuando examina la foto de Helena e intenta ser bondadoso con sus comentarios para no herir a su amigo y cuando le confiesa a Tomás que su mamá es gorda y le cuenta una anécdota con ella en el supermercado.

La hipótesis que maneja LaBute, gordo él, es que la situación de la pareja despareja es tan compleja y tan rellena de mandatos culturales que se vuelve difícil de sostener. LaBute quiere que se hable del tema, así que sugiere un debate posterior a las funciones. Cumpliendo el mandato del autor, en batas y en patas, al final de la obra los cuatro actores se sientan frente al público a escuchar y hablar de discriminación, del miedo de parecerse a lo que uno rechaza, de cómo preferimos discriminar a ser discriminados. Troncoso, por suerte, aclara que “el teatro no tiene como cometido tirar mensajes”.

Mi hipótesis personal, me encantaría que fuera también de LaBute, es que además del tema del cuerpo y su peso, Gorda expone otra problemática de estos tiempos en las relaciones humanas, la falta de compromiso. A veces hasta parece una incapacidad, más que una falta. Tomás deja a Julia antes de verla como un “monstruo malo” y le cuesta su relación con Helena, a quien mantiene oculta. Está bien, es gorda e impresentable… tal vez la próxima.

Imperdibles de Gorda

. La escena de sexo

. El dúo Armand Ugon y Troncoso

. La belleza de “Blancanieves” de Patricia Wolf

. Gorda, de Neil LaBute.

Dirigida por Mario Morgan. Con Álvaro Armand Ugon, Nair Suárez, César Troncoso y Patricia Wolf .

Sala Teatro MovieCenter. Viernes y sábados 22 hs. Domingos 20 hs.

Links mentales, obvios y arbitrarios

. Your friends and neighbours, película dirigida por Neil LaBute

. Sheila Levine is dead and living in New York, novela de Gail Parent

. What´s eating Gilbert Grape, película dirigida por Lasse Hällstrom

. Hairspray, película dirigida por John Waters.

. Kung Fu Panda, película de animación de Dreamworks

. Raro, disco del Cuarteto de Nos



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