"Amo a Uruguay. Arriesgué mi carrera. Podría haber empeorado mi rodilla, podría haber quedado fuera de actividad por cuatro o cinco meses". Así evaluó Suárez su vuelta al fútbol tras la lesión que casi lo deja fuera del Mundial.
El goleador estaba "desesperado por jugar al fútbol, nada más importaba".
"Todos los días Sofi pasaba horas con Carmen, la esposa de Walter (Ferreira). Carmen siempre decía que a Walter también le hacía bien, porque le daba un propósito, un objetivo, algo que lo distraía de su propia batalla (contra el cáncer). Él se sentía mejor y peleábamos juntos", recordó.
En el partido contra Costa Rica salió a calentar por su cuenta. "Estaba por ir al banco y decir: 'Maestro, voy a entrar'", contó. Pero "no estaba listom no estaba ni para jugar cinco minutos, mucho menos tener un impacto en el partido", señaló.
"Tampoco estaba realmente a punto para jugar contra Inglaterra. (...) Pero era Inglaterra, mí Inglaterra. Había soñado con esto, había estado mucho tiempo en mi mente", expresó.
Dos días antes del partido la rodilla empezó a dolerle otra vez. Al día siguiente lo sintió otra vez. "Estaba hablando por teléfono con mi esposa en el hotel y al sentarme en el baño sentí un tirón. 'Te hablo más tarde', le dije, y corté. Fui directamente a ver a Walter", quien le dijo: "no es nada, mañana vas a estar bien". Pero le seguía doliendo, por lo que le dio una inyección.
"Yo tenía miedo y dolor. Miedo por el menisco de un lado y dolor en el tendón del otro lado. Pero era Inglaterra, el partido que yo había decidido no perderme, y confié en Walter", recordó Suárez.
Sobre el episodio con Chiellini en el partido siguiente dijo que lo trataron "peor que a un criminal" y señaló que morder "escandaliza a muchos, pero es relativamente inofensivo".
"Había defraudado a la gente", reconoció Suárez. En el vestuario "no podía mirar" a sus compañeros ni a Tabárez. "No sabía cómo disculparme con ellos", señaló.
"Ninguno de mis compañeros me criticó (por la mordida) pero estoy seguro de que se preguntaron por qué", escribió.
"Sofi me mostró el camino"
Con Sofía fue "amor a primera vista". Ella tenía 13 años y él 15. "No solo me conoció cuando era mucho menos tímido, sino también cuando no tenía nada", contó el jugador.
Él se las ingeniaba haciendo goles extras que los dirigentes premiaban con 20 pesos o vendiendo tarjetas de teléfonos a coleccionistas para poder visitarla en Solymar. "Habría sido fácil para los padres de Sofi rechazar a este pequeño vagabundo", reconoció.
"Sofi me mostró el camino", dice Suárez. "El mundo de Sofi era muy diferente al mío. (...) Me pasaba en la calle (...). Mi madre, Sandra, nos acompañaba cuando podia (a los entrenamientos) pero ella estaba muy ocupada por su trabajo de limpiadora en la Terminal de Tres Cruces", y su padre, Rodolfo, "trabajaba muchas horas" tanto como soldado, conserje y en una fábrica de galletas.
Su novia lo impulsó a encaminarse en el estudio y a ser más centrado, pero de repente se le presentó la noticia de que Sofía se iría a Barcelona con su familia debido a la crisis económica. "Quedé destrozado, sentí que se me venía el mundo abajo", contó.
"El día que se fue lloré. Ella me dio un cuaderno en el que había escrito letras de canciones y cuando las leí lloré. Pensé que se acababa nuestra relación y que se me acababa el mundo", escribió Suárez.
Daniel Fonseca, su representante, le pagó un viaje para visitarla. Tras pasar ese fin de año juntos, se convenció: su objetivo en la vida era "jugar en Europa para estar con Sofi".
Comenzó a alternar en la Primera División de Nacional y logró llamar la atención de ojeadores europeos.
Mientras sus representantes negociaban su pase Suárez solo pensaba en cómo estar más cerca de su novia. Durante la estadía en Holanda en los días ques se gestaba su pase al Groningen ella intentó pedir unos días libres en el McDonald's que trabajaba; primero no se los dieron y cuando se los consiguió no había vuelos.
En esa semana Suárez le enviaba mensajes hasta para preguntarle cómo pedir en el hotel que lavaran la ropa. Ella respondía uno con el pedido en inglés y otro con la fonética para que él pudiera pronunciarlo. "Estaba escrito 'ies plis' para decir 'yes, please'", contó Suárez.
Finalmente firmó con Groningen y pudo ir a visitar a Sofía a Barcelona por 10 días. Cuando estaba por volver a Holanda, ya en el aeropuerto, le dijo: "Vámonos. Ahora".
Ella llamó a su padre y le dijo: "Papá, me voy a Groningen con Salta".
"Iba a quedarse hasta la semana siguiente y terminó quedándose del todo", contó Suárez.
Anécdotas
El libro, ordenado de forma cronológica y escrito en primera persona, repasa diversas anécdotas protagonizadas por Suárez a lo largo de su carrera.
"Recuerdo un partido en el que yo estaba jugando muy mal y cuando el entrenador (holandés) me dijo algo en el intervalo sobre lo mal que estaba jugando le dije: 'sí, la concha de tu madre'. 'No mi madre, tu madre' fue su respusta en perfecto castellano", contó Suárez.
"Me engatusaron", consideró Suárez sobre su primer pase al Groningen. En los primeros días de estadía en Holanda recibió un curso de finanzas. Allí aprendió la diferencia entre ingresos netos y brutos.
Los números que le dijeron sus representantes lo hicieron creer que ir y volver a Uruguay sería fácil, pero "había asuntos que las personas que negociaron el contrato no me habían dicho". "Yo pensaba que me quedaba con el bruto y me dejaron pensar eso. Error. Me engatusaron. Me sentí engañado", señaló.
También reveló las insólitas actividades que Marco Van Basten les hacía realizar a los jugadores del Ajax para unirlos como grupo. "Un día fuimos a un taller de pintura... a pintar juntos", recordó. En otra ocasión, mientras otro equipo celebraba el título ganado, "Van Basten nos mandó a una búsqueda del tesoro".