Venía de la agenda de inauguraciones con el ex presidente José Mujica, en Colonia.
Según cuentan los empleados del supermercado, su compra no llevó más de "20 minutos".
Llevó un pote de queso de untar, un queso blanco de talar, seis potes de dulce de leche y una botella de vino tannat.
La compra se pagó con la tarjeta de crédito del nuevo canciller de Brasil, Mauro Lecker Vieira.
Además de estar acompañada por el canciller, Dilma entró al supermercado con cuatro profesionales de seguridad y un asistente.
De acuerdo con una de las encargadas del establecimiento, y que estaba en el local en ese momento, Cecilia Veraza, la comitiva de la presidente les comentó que eligieron el super por tener la apariencia de ser un "lugar de barrio", porque no querían llamar la atención. Cuenta que estuvieron "dando vueltas en la rambla" en búsqueda de un lugar para comprar comida.
Veraza cuenta que, aunque estuviera elegantemente vestida, Dilma entró sin ser notada pero que lo que llamó la atención del staff fue el número de seguridad que la rodeaba. "Inmediatamente nos dimos cuenta que sería alguien famoso pero no imaginábamos que era la presidente de Brasil", afirmó.
Se hizo cola para sacar selfies con Rousseff, según cuenta el vendedor Roberto Porcile. "Está muy delgada y es más bajita de lo que se imagina."
Empleados y consumidores son unánimes en afirmar que la presidente atendió a todos de forma muy "atenta y dispuesta", según cuenta el director de cine Gabriel Drak, cuya foto ya dio vuelta al mundo, al registrar la mandataria al lado de un hombre frente a la caja del supermercado. "Su asistente le decía: Vámonos, Dilma. Ella sonreía y no le daba bola. Hizo cola como todo el mundo", cuenta Drak.
"Sus seguridades atravesaron una camioneta en la cebra de la puerta del supermercado. Después que se fueron, el lugar quedó vacío."
