“Uno cuando se rehabilita recupera la dignidad”

Jorge Llerena hizo su rehabilitación en el Centro Tiburcio Cachón y ahora es uno de los voceros del grupo de usuarios y egresados que reclama una instancia de negociación para discutir el traslado al Instituto Artigas. “Acá el único que tiene para perder es la persona ciega”, dijo Llerena al ser entrevistado por 180.

Actualizado: 28 de abril de 2016 —  Por: Emiliano Zecca

“Uno cuando se rehabilita recupera la dignidad”

Reunión de la comisión de ddhh en el centro Cachón (Foto: Emiliano Zecca) (Todos los derechos reservados)

La comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados sesionó en el centro Tiburcio Cachón que está ocupado por los usuarios desde hace una semana.

Los usuarios tomaron esta medida porque reclaman una instancia de negociación por el traslado de usuarios que pretende hacer el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) al Instituto Artigas. Esto concitó la atención de políticos del gobierno y la oposición, y también de ex usuarios que se sumaron a los reclamos para discutir el traslado.   

El psicólogo Jorge Llerena –primer atleta paralímpico uruguayo que ganó una medalla de oro– estuvo en la comisión con los diputados porque los usuarios se lo pidieron.

Llerena participará del diálogo con las autoridades, en caso de que se instale un ámbito de negociación. Él quedó ciego a los 18 años y se rehabilitó en el centro Cachón.   

El tono de la reunión fue muy bueno, se marcaron ciertas pautas y estuvo la posibilidad de escuchar a los usuarios. Yo fui en calidad de egresado y a pedido de ellos a acompañarlos. Estoy rehabilitado y ellos no, entonces, la rehabilitación es como un auto, ellos tienen las ruedas y yo sé lo que vale todo el auto. Para negociar hay que negociar todo el paquete, hay que saber lo que se pierde. Los usuarios les explicaron a los diputados que quieren una relación horizontal y que quieren ser tenidos en cuenta. Saben que la urbanización del Cachón es incomparable con la del Artigas, tampoco se puede comparar un edificio que fue construido y diseñado para la rehabilitación de ciegos con una casona heredada. Esto fue positivo, Gregorio (Fernández) va a seguir con la huelga de hambre hasta que haya una instancia de negociación de la que participen los usuarios, egresados y las autoridades. Lo que yo traté de aclararle conceptualmente a la comisión de Derechos Humanos es que cuando se habla de ceguera no se habla solo de los usuarios. Esto es un lugar en el que hace 53 años se recupera la dignidad de las personas ciegas, que somos civilizados, y también hay otro tanto que tiene patologías oftalmológicas que son hereditarias y que también pueden tener hijos con ceguera o potencialmente con problemas severos de baja visión. El colectivo es todo. Traté de reafirmar también que las personas ciegas tienen capacidad de análisis y crítica, pusimos el énfasis en que el diálogo tiene que ser con los usuarios y no para los usuarios. El Mides, hasta ahora, con la mejor intención está funcionando para los usuarios y no con ellos.  

¿Qué puntos deberían estar en una mesa de negociación y qué debería discutirse?

Me parece que aquí hay que tener en cuenta qué es lo mejor para los usuarios y la discusión no puede morir en qué infraestructura sí y qué infraestructura no, sino qué es lo mejor en cuanto a infraestructura, modelo de rehabilitación y servicios. Cuándo yo venía a este centro había 20 docentes, ahora hay ocho. No hay clases de gimnasia, faltan otros servicios, hubo un deterioro también en la cantidad de usuarios en la lista de espera. Creo que acá lo mejor es lo que sea mejor para los usuarios. Si el tema es en qué se gasta más o en qué se gasta menos, la discusión se va a volver un cuello de botella porque ahí tienen que hablar los contadores. Esto no puede ser considerado como un gasto, es una inversión.

Vos te rehabilitaste, ¿qué implica en la vida de una persona ciega la rehabilitación?

Cuando me tocó hablar reconocí la buena intención de la comisión, pero le expliqué qué significa la rehabilitación para una persona, cómo se transitan los duelos y qué se obtiene. Cuando una persona queda ciega entra en una fase depresiva, queda totalmente desinstrumentado, con una confusión muy grande, incluso su imagen corporal y también con mucho miedo. A eso hay que agregarle la sobreprotección de la familia, si la tiene. Cuando la persona se rehabilita recupera la dignidad y tiene herramientas para enfrentarse a una realidad adversa, puede insertarse en la sociedad. Porque uno cuando está bien rehabilitado tiene capacidad de seducir a un empleador, a un amigo para salir, a un vecino para que lo ayude y para eso tenemos que estar instrumentados y no salir como cieguitos, con poco entrenamiento y falta de formación, porque entre otras cosas Begoña (Grau, directora del Pronadis) dijo que si los ciegos querían aprender a cocinar que vayan a la UTU y me parece que con buena intención dijo una grosería. Las clases de cocina acá son para no quemarse para trasegar líquidos calientes, para servirte un vaso de agua, cortar el pan sin lastimarte o prender el fuego sin quemarte. De aquí no se sale chef. Entonces, me parece que hay que recuperar el sentido común y no tener un tipo de ceguera distinta a la nuestra, que es una ceguera mental, que conduce a las asimetrías y arbitrariedades. Y por sobre todas las cosas, que se lo dije a la comisión de Derechos Humanos y a ellos, es que acá el único que tiene para perder es la persona ciega. Yo trabajo y cobro sueldo, los legisladores y los ministros también, pero las personas ciegas y de baja visión son los que tienen para perder un derecho ganado. Los ciegos reconocen al Cachón como un lugar donde se recupera la dignidad y la credibilidad para tener un proyecto de vida.   

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