Papina en busca del oficio de ser (solo) cantautora

Se puede. Papina de Palma siente eso. Lanzó su primer disco, Instantes decisivos, ganó dos Graffiti y ahora prepara su presentación en la Sala Zitarrosa, el 9 de setiembre.

Actualizado: 02 de setiembre de 2017 —  Por: Mauricio Erramuspe

Papina en busca del oficio de ser (solo) cantautora

Papina de Palma (Adhoc ©Javier Calvelo)

Pese a que había dormido poco, esta entrevista se hizo en la mañana siguiente a la ceremonia de entrega de los Graffiti, a Papina no le cuesta hablar. Está copada, por los premios y por haber llegado a un primer disco que siente que la representa.

Instantes decisivos le trajo el Graffiti como mejor artista nueva de 2016 y además ganó como mejor album pop. Dos premios que Papina espera le sirvan para que más gente se acerque a su música y quiera verla cantar.

Atrás quedó la vida en Colombia, el regreso al Río de la Plata, los cuatro años en la carrera de Ingeniería Audiovisual, las dos veces que se presentó y ganó en la Movida Joven de la Intendencia. También los tiempos en los que le pedía a los amigos que se pusieran de espaldas cuando cantaba.

“Cada vez tengo menos vergüenza, en cualquier momento me vuelvo Gloria Trevi”, bromea en la casa que alquila junto a otros amigos, también dedicados al arte.

Ella tomó la decisión de trabajar solo en la música. Quiere ser cantautora y nada más. Tiene con qué y lo demuestra en el disco, en las grabaciones que hizo para Pardelion Music, y en otros videos colgados en las redes. En fin, lo demuestra cada vez que canta. 

Uno de esos videos es su versión del clásico de Jaime Roos “Si me voy antes que vos”. Un desafío que le encantó encarar. Tan contenta quedó que, sin timidez, le mandó el link al propio Jaime por mail. Imitando la voz grave del prócer de la música nacional, encantada lee el “gracias Papina” de la respuesta que le mandó el músico. Ya fuera de la cita, grita: “¡es mi favorito del mundo!”

Era el final de la entrevista. Antes, hablamos de muchas otras cosas.

¿Qué pensás que puede pasar con los dos Graffiti que ganaste?

Sobre todo lo que pasó con el que gané primero es que me sorprendió la cantidad de gente que no es música que ve los premios. Yo pensaba que las ceremonias eran para nosotros, medio under. Pero se acercó abundante gente a la fan page y a ver los videos en Youtube. Lo mejor que puede pasar siempre para mí es llegarle a más gente y que le interese ir a los shows.

Está bueno apostar a hacer buenos espectáculos que además de ser culturalmente ricos y estéticamente hermosos, sean divertidos. Yo pienso mucho en cómo generar momentos distintos, qué se puede hacer con la escenografía que sea gratis... Que se lo pueda pedir a un amigo y que no lo tenga que hacer yo (risas).

El proceso que te llevó a este disco fue muy de autogestión, incluso hiciste un crowdfunding. Hoy cuando lo mirás en perspectiva, ¿volverías a pasar por lo mismo?

No. Ahora para hacer un segundo disco voy a tener que encontrar otra forma porque sigo debiendo mucha plata. Estoy recontenta, volvería a hacer las mismas cosas porque el disco me encanta, está bárbaro y es el mejor disco que yo podía hacer en ese momento. Me parece que hice el máximo esfuerzo. No me arrepiento ni ahí pero no voy a hacer lo mismo en cuanto a las condiciones económicas.

¿Y esas deudas son con amigos, con familiares?

Son amigos. Es mucho peor que un banco. A un banco le puedo decir 'mandame al Clearing, no me importa'. Pero a un amigo no le puedo decir eso. Fueron varios préstamos y la condición mía era que supieran que no iban a necesitar esa plata en mucho tiempo. Pero se las quiero devolver ya, la pueden necesitar, me pone nerviosa, pienso en eso todos los días.

¿Y eso te anula lo creativo?

No. Lo estimula en realidad. Todo lo que sea estrés, caos, me estimula el nervio creativo.

Decís que en el caos producís y que cuando hay orden te quedás un poco quieta, que hasta llegás a provocar el caos para crear.

Si, sin querer, ¿no? Ni bien me doy cuenta digo “mirá dónde me metí”. (risas)

Me daba la sensación por cómo lo contás que hay momentos aluvionales en lo creativo.

¿Aluvionales?

Claro, como que escribís mucho en un período corto y después te retraés. ¿O es permanente?

Son como períodos. También descubrí que están esos períodos “aluvionales”, de caos, cuando me da como un arrebato y viene la musa, y están esos otros días donde me siento cinco, seis, mil horas hasta que tenga una canción que me encante. Sucede y esa estrategia también funciona. En un momento me daba miedo que se agotara el impulso. ¿Y si un día no me pasa más nada? ¿Si dejo de conmoverme con cosas? Me di cuenta que también se puede a la fuerza.

Además con todas las posibilidades de registro que hay ahora...

Sí, tengo las notas del celular llenas de cosas microscópicas que voy construyendo, pasando a la compu... Se me viven rompiendo los teléfonos.

Y esas ideas son una letra, una melodía... ¿cuál es el orden?

Es muy variable. A veces es una palabra que me gusta cómo suena o lo que significa, una expresión. Siempre estoy atenta a las conversaciones, si alguien dice algo mal.

"Aluvional", por ejemplo.

Aluvional... en realidad me suena a algo médico...

Un remedio para ir al baño.

Claro (risas). Estoy como atenta a esas cosas, sobre todo al error gramatical. ¡Me encanta el error! Y después lo uso, suena muy lindo. A veces el decir algo mal no es que le reste significado sino que lo multiplica.

En otra entrevista contaste que estabas haciendo el ejercicio de escribir sobre objetos.

Quiero que mi segundo disco sea en realidad dos o tres EP. El primero que se llame “El drama de los objetos”. Y el segundo “Los dramas personales”...

Yo te veo muy simpática, alegre, pero me hablás de “caos”, “error”, “drama”...

Es que lo vivo sanamente. Estoy contenta de verdad, no es una máscara de unicornio. Es real, pero también me entretengo con la oscuridad. Yo siento que tengo una veta más oscura y eso no está en el disco. Igual me siento representada por el disco. En las notas a veces las leo y pienso que parezco una chota. ¿Qué le pasa, está pasada de dulce de leche? (risas) No es malo pero a veces siento que falta una pieza.

Sos muy introspectiva en las canciones que escribís. ¿Eso funciona como terapia? ¿Resolvés situaciones escribiéndolas?

No, no resolví nada. Pero es muy placentero, igual. Siento que reciclo. Cuando pasa algo malo y lo puedo transformar en canción es muy bueno. “Voy a ganar plata en Agadu gracias a esta situación de mierda, ¡es muy bueno!”

Hace un rato hablábamos de las deudas que te quedaron. En Uruguay es difícil vivir de la música, tocar y tener un retorno. ¿Cómo lidiás con eso?

Yo creo que es difícil en todos lados, no me imagino un país donde sea fácil. Para mí lo que tiene en contra lo artístico es que uno permanentemente lo está dejando a un costado y haciendo otra cosa porque es difícil. Es un gran mito. “Que es imposible, que te vas a morir de hambre”. No. Es mentira. Cuando yo volví de vivir en Buenos Aires, los primeros meses solo toqué. Me propuse probar eso y sobreviví. Sin un mango, pero qué me importa. Estaba tocando, haciendo solamente lo que más me gusta en el mundo y tenía miles de millones de horas para componer y producir mis toques, pensar los posteos en las redes.

Después me di cuenta que no estaba generando un margen para ir pagando las deudas. Entonces ahí agarré un colegio, empecé a hacer el taller de canciones.

Eso está vinculado a la música.

Si, igual yo quisiera no hacerlo. Mi deseo mayor es la paz mundial (risas)... pero después solo tocar y componer. Pero metódicamente, no digo levantarme a la una de la tarde. Que mi oficio sea ser cantautora, ningún otro. Me encanta y creo que es posible. Soy una bebé, recién saqué mi primer disco y pude apenas vivir, pero en una casa linda y me tomé un par de cervezas. ¡Se puede!

 

Papina de Palma presenta Instantes decisivos

Sábado 9 de setiembre

21 horas

Sala Zitarrosa

Entradas: 380 pesos.