Nosotros usurpamos

Aunque lo parezca, Amélie Nothomb no es una actriz; es una de las autoras más populares de la lengua francesa. La belga nacida en Japón que suele lucir sombreros que sólo Esther Goris o Helena Bonham Carter se atreverían a llevar, tiene un nuevo libro en castellano: Ordeno y mando, una novela corta e ingeniosa que, posiblemente, esté destinada a generar mucho más que medias sonrisas.

Actualizado: 26 de marzo de 2010 —  Por: Miguel Ángel Dobrich

Nosotros usurpamos

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Brillante como una cacerola, Ácido sulfúrico, Biografía del hambre, Estupor y temblores y Metafísica de los tubos son las obras que un potencial Uruguay Catolgne de Amélie Nothomb citaría en un programa televisivo de preguntas y respuestas. Nothomb es la chica mala y precisa de la literatura contemporánea que, por estos lares, es indisociable de la editorial Anagrama. ¿Qué se puede encontrar en las múltiples páginas de la belga-nipona? Certezas propias del snob, dominio narrativo y una pluma pasteurizada por el estilo de traducción de una de las mejores editoriales pasteurizadoras.

Ordeno y mando es una nouvelle (quien desee optar por un término más en precio, podrá decir: “novela corta”) que narra una usurpación de identidad. Cuando un desconocido sueco fallece en la casa de Baptiste Bordave, el parisino opta por enrocarse con el escandinavo: ve las semejanzas estéticas entre ambos y resuelve tomar la identidad del reciente cadáver y, de paso, su auto. Auto en el que viaja hasta la lujosa casa del sueco. En la morada del desconocido conoce a una dama encantadora (la reciente viuda) que, sin saber, le da un nuevo envión al plan de Baptiste. Baptiste, Bautista, el hombre que está dispuesto a dejar su vida para renacer como un caballero que, inquietantemente, es rico y tiene a una mujer que no cuestiona su rol de anfitriona de hombres ajenos.

En poco más de 150 páginas, convive la elegancia matemática del policial con la irregularidad filosófica y la picardía. Ordeno y mando es un juego, un juego que puede ser devorado. Pero madame Nothomb exige el cambio de tempo. Sólo así se pueden disfrutar las grandes reflexiones que habitan esta obra. Alcohólicos: tienen un nuevo libro sagrado.

Ordeno y mando

Amélie Nothomb

Anagrama

153 páginas