Miguel Ángel Dobrich

Para ir haciendo boca

Desde el último Casino Royale, Daniel Craig encarna al caballero que suele tomar su trago revuelto, no batido, mientras realiza misiones clasificadas para MI6.

Actualizado: 16 de diciembre de 2008 —  Por: Miguel Ángel Dobrich

James Bond es un antes y un después en la carrera de un actor. Un después que puede ser árido y un antes que puede quedar eclipsado por los años de glamour de las aventuras de 007.

Daniel Craig cuenta con dos filmes de 2004 que merecen ser atendidos y que están en vuestro videoclub: No todo es lo que parece y El Intruso.

No todo es lo que parece ***

(Layer Cake)

Thriller gangsteril, 100 minutos, Reino Unido, 2004.

Dirección: Matthew Vaughn

Con: Daniel Craig, Sienna Miller, Colm Meaney, Michael Gambon, Kenneth Cranham, George Harris, Jamie Foreman

Previo a esta película, el por entonces debutante, Matthew Vaughn, era conocido como el productor de confianza de Guy Ritchie (Juegos, trampas y dos armas humeantes y Cerdos y diamantes).

En No todo es lo que parece, Vaughn recluta al autor de la novela Layer Cake, J.J. Connolly, para adaptar sus ideas criminales a 24 cuadros por segundo.

Allí, Daniel Craig interpreta a un hombre estilizado que se dedica a la venta de drogas. Su personaje no es un traficante cualquiera, es algo así como un empresario de ensueño de la falopa: ofrece un buen producto, sólo trabaja con mayoristas y planea retirarse tras adquirir un millón de libras.

Pero, como explicita esta ficción, no todas las variables pueden ser controladas. El plan inicial del traficante cool, calculador y sin nombre se reformula a la fuerza, cuando un pez gordo le exige un favor.

Este es un filme que, a pesar de contar con algunos errores de continuidad, es redondito, no descuida el canon gangster.

El Intruso ****

Drama, 100 minutos, Reino Unido, 2004.

Dirección: Roger Michell

Con: Samantha Morton, Daniel Craig, Rhys Ifans, Bill Nighy

Un accidente afecta e infecta la vida de tres personajes británicos.

Con las horas, Joe (Daniel Craig) se convierte en un envase de excitación reflexiva. Para él todo carece de sentido. En clase, cuestiona qué es el amor, qué es estar enamorado y, a medida que insiste en esas preguntas, se aleja de su objeto de interés y de su pareja.

Jed (Rhys Ifans) se aferra al significado primario de religión: religare, unir. Este extraño ente de fe le concede a cualquier indicio, a todo hecho, el status de “revelación”. El accidente lo unió a Joe y, en consecuencia, Joe debe ser su mitad: tienen que estar juntos.

Claire (Samantha Morton), la exitosa artista plástica que es pareja de Joe, simplemente siente. De modo intuitivo sabe que la palabra jamás engendra el amor.

El Intruso (una injusta traducción de Enduring Love) es más que un catálogo de bellísimos e incómodos encuadres, es menos y mucho más que un thriller, es una búsqueda que apela al espectador, para despedirse con el silencio como advertencia.



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