Tanta historia merecía este presente

Peñarol es finalista de la Copa Libertadores. Perdió 2 a 1 y clasificó ante Vélez en Liniers. El gol lo marcó Matías Mier. En un partido que tuvo de todo, el carbonero mostró atributos futbolísticos y anímicos para volver a una final a la que no concurría desde 1987. Ahora definirá ante Santos.

Galería de imágenes

El gigante se despertó ante Inter, se levantó ante Universidad Católica y caminó ante Vélez. Con mucho del Peñarol que hizo historia en el siglo XX, este plantel logró que la gloriosa camiseta esté de nuevo en el lugar que se merece.

El Peñarol que definirá la Libertadores 2011 tiene mística, coraje, convicción, concentración y decisión. Pero también marca y juego. Velocidad y explosión. Para entender este momento en el que el carbonero está en las puertas de la gloria, hay que poner en la licuadora todos esos ingredientes. En algunos partidos la fórmula tiene más de un elemento y en otros los ingredientes se alteran. Pero en ningún juego faltan.

Nadie creía en este Peñarol cuando arrancó la Copa. Ni siquiera los propios jugadores. Pero después de la fase de grupos llegó el cruce con Inter. Y allí la sensación cambió. El aurinegro eliminó al campeón en Porto Alegre y todos se dieron cuenta que Peñarol está hecho a medida para conseguir milagros.

Entonces Diego Aguirre se la jugó. “La prioridad es la Copa”, dijo. Y eso hizo. Hoy, algunas semanas después, tiene su recompensa. Entonces levanta los brazos, se mete en la cancha, llora, ríe, mira el cielo. Si no fuera por la camisa celeste podría ser la imagen del festejo en 1987.

Y las mismas lágrimas de Aguirre son las de Sebastián Sosa, que llora arrodillado en su área. Y las de Matías Mier, que hace seis meses jugaba en Fénix y ahora vive un sueño. Y las de Darío Rodríguez, que pese a su largo recorrido se quiebra como un niño. Y las de Carlos Valdez, gigante en la noche de Liniers.

Y también son las lágrimas de los 10.000 hinchas que deliran en la tribuna. Esos que cruzaron el Río de la Plata en avión, auto, ómnibus o barco no caben de tanta alegría. Y las de los cientos de miles que lo vieron o lo escucharon.

Todos, recibieron la alegría más grande del último cuarto de siglo. Habrá fin de semana largo para el mundo Peñarol y después vendrá Santos. Pero ahora toca festejar.

La clasificación se consiguió en un partido que fue un pandemonium. Hubo de todo. Peñarol lo empezó mejor y consiguió la apertura, Vélez lo revirtió y se puso a un gol, Santiago Silva tuvo el pasaje a la final en sus pies pero falló el penal y el carbonero pudo cerrarlo pero no lo hizo y terminó sufriendo.

Peñarol inició el partido de manera perfecta. Inteligente, minimizó las virtudes de Vélez en ofensiva con un gran trabajo. La solidez de Valdez para tomar a Santiago Silva, la fiereza de Guillermo Rodrìguez para lanzarse decidido en cada jugada de riesgo, la voluntad de Alejandro González y la experiencia de Darío. Con ellos colaboraron los mediocampistas. Luis Aguiar y Nicolás Freitas se pararon cerca de los zagueros para que los argentinos no tuvieran espacios libres y Matías Corujo y Mier cumplieron con la doble función de dar una mano a los laterales y soltarse en ataque.

A partir de la solidez atrás, hubo tiempo para pensar en el arco rival. En los primeros minutos Peñarol se impuso en todos los rubros. Alejandro Martinuccio tuvo la primera clara a los dos minutos tras un pase de Darío y una buena habilitación de Olivera. Por calle central se filtró y remató contra el palo derecho. Barovero tapó el gol.

Vélez desconcertado buscó por inercia en el sector izquierdo. Pero estuvo impreciso Moralez, desconocido Papa y no generó juego. Sobre los 10 Gareca sacó por lesión a su capitán, Fabián Cubero, y puso a Fernando Tobio.

El aurinegro mantuvo el control hasta los 20. En ese minuto, Mier escapó por izquierda y mandó un centro que conectó Martinuccio. La pelota se fue apenas alta.

A partir de ese momento Vélez mejoró y llegó un par de veces. Pero ni bien Peñarol tomó aire volvió a atacar y esta vez pegó y tiró. Martinuccio hizo una gran jugada de derecha hacia el medio, vio solo a Mier y se la tocó. El ex Fénix entró por izquierda y puso el primero cayéndose.

Gol de Matías Mier en Fútbol por 180

Por un instante, el gol pareció lapidario. Pero solo pareció. Vélez acorralado salió a buscar el empate antes del final del primer tiempo. Primero le anularon mal un gol a Juan Manuel Martínez y luego Tobio empató en la última jugada.

En el segundo tiempo Vélez salió mejor y se plantó cerca del arco de Sosa. Peñarol no hizo pie en los primero minutos por lo que sufrió. Sin embargo el paso del tiempo fue permitiéndole al equipo de Aguirre volver a tener consistencia.

La noche pudo terminar más tranquila pero a Olivera le picó mal la pelota cuando iba a definir en el área y en la recarga Silva hizo el 2 a 1.

El partido entró en una zona de máxima tensión. Quien cometiera el error más grande se iba a despedir de la Copa. Primero falló Darío que perdió una pelota ante el genial Martínez y luego le erró Guillermo que puso la mano ante una pisada sensacional. Parecía que esas equivocaciones condenarían al aurinegro. Pero Silva falló el penal y el resultado se mantuvo.

Penal errado por Silva en Fútbol por 180

En el cierre Vélez se puso las orejeras y fue hacia adelante y Peñarol defendió con el cuerpo y el alma. A Sosa le dio una mano Ladislao, a Valdez lo ayudó el Indio Olivera, al lado de Freitas estuvo el Tito Goncalvez y con Olivera la cubrió Morena. Y llegó el final. Y el éxtasis. Porque tanta historia merecía este presente.

Final del partido en Fútbol por 180

Galería de imágenes