Estalló la "wallmanía" en Buenos Aires

El roquero británico Roger Waters deslumbró la noche del miércoles con un espectáculo de contenido antibelicista, con inusuales efectos visuales y técnicos, que dedicó a los desaparecidos de la dictadura, en el primero de nueve shows con 42.000 fanáticos en Argentina.

Actualizado: 08 de marzo de 2012 —  Por: Redacción 180

Estalló la "wallmanía" en Buenos Aires

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"¡No podía creer lo que estaba viendo!", dijo a la AFP Marcelo Figueroa, un treinteañero de rulos negros que salía del estadio Monumental en Buenos Aires junto a su novia, mientras se extasiaba recordando "el avión de guerra que se estrelló contra el muro", los fuegos artificiales o el inmenso cerdo que sobrevoló al público y terminó apaleado en el césped de la cancha, momentos claves de la gira 'The Wall Live'.

Como muchos de los asistentes, entre los que se mezclaban las generaciones y se veían muchos padres junto a sus hijos adolescentes, el joven llevaba una casaca y un brazalete con los dos martillos cruzados, símbolo de "The Wall" desde la salida del disco original en 1979.

"Es muy emocionante venir acá con los hijos. Es bueno este punto de unión", afirmó Carlos Báez, de 45 años, junto a Lautaro y Vanina, sus hijos de 18 y 16, venidos desde Córdoba, para ver por primera vez juntos un concierto de rock.

En una noche cálida que mostró el lado luminoso de la luna llena, Waters salió a escena apenas 15 minutos después de la hora pautada e inició el viaje musical con los acordes de "In the Flesh", como comienza el famoso disco.

Sin dejar el más mínimo resquicio para la improvisación, Waters tiene pautados todos los detalles de un impactante show, como una ópera rock de dos horas y media, perfectamente aceitado y sin fisura alguna.

"Quiero dedicar este show a la memoria de los desaparecidos, muertos y torturados. Los recordaremos", dijo el bajista que fue uno de los fundadores de Pink Floyd, en un español rudimentario, en las que fueron casi sus únicas palabras fuera de las canciones.

Un día antes, Waters había sido recibido por la presidenta Cristina Fernández, acompañada por representantes de los organismos humanitarios Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

En el inicio de sus nueve recitales, en los que se esperan unas 400.000 personas, el músico británico evitó referirse a la tensión entre Argentina y el Reino Unido por la disputa de soberanía en las Islas Malvinas, tras haberse pronunciado a favor del reclamo de Buenos Aires, lo que luego desmintió.

Durante el show, una solitaria bandera argentina que un espectador hizo flamear por unos segundos, fue la única alusión al diferendo a poco de cumplirse 30 años del conflicto bélico de 1982.

El mensaje antibelicista se vio en cambio cuando cada uno de los 1.132 ladrillos que conforman el muro de 152 metros de ancho por 12 metros de alto reflejó la imagen de un soldado muerto en diferentes conflictos bélicos desde la Primera y Segunda Guerra Mundial hasta Irak, Irán y Afganistán.

Los ladrillos formaban también una inmensa pantalla como una pared que se iba cerrando en la primera parte del espectáculo hasta estallar en pedazos sobre el final.

"El show es como un viaje, no estás acostumbrado a ver un show así. Es una obra conceptual y es histórico porque está tocada por el músico original, el que la compuso", destacó Diego Sáenz, de Pop Art, la productora local del espectáculo.

En Buenos Aires, la inesperada respuesta del público obligó a los organizadores a ir agregando fechas hasta llegar a las inéditas nueve presentaciones.

"Creo que hay una suerte de 'wallmanía' en Argentina, pero también hay un efecto contagio. Muchos deben pensar que este es un show que uno no se puede perder, más allá de la música. Además Waters es un ícono de una época", dijo a la AFP Alfredo Rosso, experto en rock.