Delegado del Comcar acusado de tráfico sin pruebas

Un delegado electo por los otros presos fue trasladado el viernes al Penal de Libertad. El Ministerio del Interior dice que existe la firme convicción de que regenteaba una boca de venta de droga, pero que no tiene pruebas para acusarlo. Las autoridades sostienen que las requisas realizadas en febrero en el Comcar no violaron ninguna norma y que no hubo abuso a los presos. Desde Ielsur se sostiene que se realizó un traslado clandestino, “aunque sea Pablo Escobar hay que respetar los procedimientos”.

Actualizado: 24 de febrero de 2009 —  Por: Ricardo Leiva

Delegado del Comcar acusado de tráfico sin pruebas

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Después del comunicado de la Mesa Representativa de Delegados del Comcar que denunció requisas destructivas y abusos a internos, 180 se comunicó con los delegados y se enteró del traslado al Penal de Libertad de un delegado.

Desde el Ministerio del Interior se informó que el recluso trasladado es un delegado sobre el que pesa la firme convicción de que regenteaba una boca de venta de droga dentro del Comcar. De todas formas se reconoce que no hay pruebas para acusarlo, pero sí que el traslado servirá para recabar más elementos sobre el caso.

El abogado del delegado presentó un recurso de impugnación del traslado ante la Dirección Nacional de Cárceles. Entre los argumentos maneja que no se expresaron razones para la sanción (el traslado), que no se lo interrogó y no se le permitió requerir la presencia de su abogado, violando el Reglamento de Disciplina y Convivencia.

El recurso agrega en su punto 6: “El Artículo 5 del Reglamento General sobre las Mesas Representativas de Personas Privadas de Libertad establece que ‘la condición de pertenecer a las Mesas Representativas no debe ser causa de discriminación, sanción o represalias por parte de las autoridades penitenciarias; tampoco exime a la población reclusa de la total sujeción al régimen disciplinario’". Y explica: "Evidentemente, el sentido de la disposición citada, recoge la natural exposición que los delegados enfrentan en el cumplimiento de su tarea, lo cual en el caso se ve incrementado por tratarse de un integrante de la Mesa representativa que promovió en 2008 una acción de amparo contra el Ministerio del Interior, que resultó en sentencia condenatoria para la parte demandada”.

Fuentes de Ielsur consultadas por 180 señalaron que “independientemente de si se confirma el delito por parte de la justicia, la cuestión es denunciar el total desapego por los reglamentos que tiene la policía y las autoridades carcelarias. Aunque sea Pablo Escobar hay que respetar los procedimientos para aplicar sanciones”.

Escalada represiva por escalada de contrabano

Respecto a la intensificación de las requisas denunciadas por los presos, el Ministerio del Interior sostiene que en los últimos tiempos se venía registrando un aumento en la cantidad de casos de ingreso de drogas al Comcar.

A causa de esto se decidió cambiar la modalidad de requisas que se venía utilizando. En los últimos operativos de este tipo se ingresó a los módulos con perros entrenados por la Dirección Nacional de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas y también con detectores de metales.

Si algunos de estos dos dispositivos da señales de posible presencia de droga o armas en las requisas, los policías pican las paredes para verificar el indicio. Desde el Ministerio se aclaró que las paredes no se dejan rotas, sino que se arreglan.

Quien estuvo a cargo de los dos operativos de febrero fue el mayor Diego Fernández, director del Penal de Libertad y coordinador interino de la Dirección Nacional de Cárceles. En los operativos participaron unos 130 efectivos. De ellos 80 ingresaron al módulo, dos grupos de choque GEO permanecieron en el patio y cuatro guardias montadas de coraceros se apostaron en los cuatro puntos cardinales de la cárcel para prevenir algún eventual intento de fuga.

Fernández, que cuenta con la confianza de la ministra Daisy Toruné, informó a las autoridades que no hubo abusos durante las requisas, que sólo se registró un incidente aislado con tres internos en el Módulo III, que fue solucionado llevándolos al patio y que sí pudo haber algún maltrato verbal, que es moneda corriente en la vida carcelaria.

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