El deporte llevado al extremo

Diego Rodríguez corrió durante 29 horas sin parar para recorrer 160 kilómetros. Atravesó cerros nevados, tormenta de arena y cruzó arroyos de madrugada y con el agua por la cintura. Para hacerlo entrenó seis meses en Uruguay con jornadas de 10 horas incluidas. Su próximo gran objetivo es Mont Blanc, la competencia de trail más dura del mundo.

Actualizado: 10 de enero de 2013 —  Por: Diego Muñoz

El deporte llevado al extremo

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Jueves 13 de diciembre en Villa La Angostura, Argentina. Hay 550 personas a punto de salir para correr la trail de 160 kilómetros non stop. Entre ellas está Rodríguez, junto a John Tidd y Daniel Pérez. Los tres, Tidd es americano, se prepararon en Uruguay para la competencia.

Todos los competidores tienen tres días para llegar a la meta. Ellos eligen si quieren parar a descansar o correrla sin detenerse. Esto último fue lo que hizo Rodríguez quien puso 29 horas y cumplió con su gran objetivo de cruzar la meta en menos de 30 horas. “No paré nunca salvo en los dos puestos de control”, dijo.

“Llegamos 380 y yo terminé en la posición número 13. Venía en el lugar 10 pero a tres kilómetros de la meta me perdí y tuve que hacer tres kilómetros más”, dijo a 180. Rodríguez contó que el circuito está todo marcado pero que el último tramo “es el peor” porque se cruzan “muchas cosas por la cabeza”. “Me quebré emocionalmente porque no podía creer que había corrido 157 kilómetros perfecto y me hubiera perdido en los últimos tres. Me puse a llorar y corrí el último tramo llorando”.

Rodríguez se preparó seis meses para la carrera. Salía a entrenar de lunes a viernes a las cinco de la mañana por la rambla y los fines de semana se iban a la Sierra de las Ánimas o a Arboreto Lussich junto a sus compañeros y entrenaban de las dos de la mañana a las dos de la tarde.

“El gran tema que tenemos los uruguayos es que no tenemos las condiciones para el entrenamiento. No tenemos desnivel, en la carrera hicimos 7.000 metros de desnivel, ni nieve, ni tormentas de arena porque arriba de los cerros volaba la arena a 120 kilómetros por hora”, contó.

En el entrenamiento incluían corridas por la arena y el agua de la playa y escaleras. Al terminar la semana debían completar entre 130 y 160 kilómetros.

En la competencia es obligatorio tener una mochila que pesa unos 10 kilos y en la que se carga el sobre de dormir, la indumentaria y la comida. “Llevás barras de cereales, nueces, pasas de uva y otras cosas con mucho carbohidrato. Además hay unos geles que son azúcar pura y panceta, que por la sal es buena. Esas cosas se comen rápido y el cuerpo las asimila rápido. El agua la juntás de los arroyos y deshielos”, comentó Rodríguez.

Durante la carrera se sube y se baja de cerros “continuamente”, se soportan condiciones adversas como la nieve o las tormentas de arena y se atraviesan ríos con el agua en la cintura y en plena madrugada. “Los cruzás a las dos o tres de la mañana con el agua helada”, dijo.

“La alimentación y la hidratación es el 50% de la carrera. Cada 20 minutos o media hora hay que consumir algo aunque no te lo pida el cuerpo porque si no te pasa la factura. El otro 50% es la parte mental. Corrí 29 horas y muchas veces me pregunté qué hago acá, quién me mandó. Entonces disfrutaba del paisaje. Y lo fundamental es pensar en cosas positivas, en todo lo que entrené, en lo bien que me sentía, en que mi familia me esperaba en la meta. Solo pensar en cosas positivas”, dijo.

En el kilómetro 55 está el primer control y en los 110 el segundo. “En el primero se quedó mucha gente. Incluso algunos que venían delante de mí. Uno dijo, ‘tengo que venir mejor preparado’. Hay gente que está entrenada y concientizada a correr los 160 kilómetros pero no llega ni a la mitad”.

Cuando Rodríguez cruzó la meta no disfrutó. Esa noche tampoco pudo dormir. “En otras carreras disfruto pero en esta no disfrute por el desgaste y porque me había quebrado emocionalmente. En la noche tampoco podés dormir mucho por todos los dolores y los calambres”, dijo. Aseguró que tras la competencia es fundamental “la alimentación e hidratación” para recuperarse del desgaste.

Cruzar la meta le dio cuatro puntos y lo acercó a su próximo gran objetivo: clasificar a Mont Blanc. “Es la trail más importante del mundo y voy a tratar de conseguir la clasificación en abril en la Patagonia”. Lo logrará si termina la carrera de 80 kilómetros.