Miguel Ángel Dobrich

Casa de cartas

House of cards es el producto-insignia de Netflix. La serie está basada en la ficción política del mismo nombre que fue producida y emitida por la BBC a comienzo de los 90. ¿Qué es lo atractivo del producto audiovisual?

Actualizado: 15 de marzo de 2013 —  Por: Miguel Ángel Dobrich

Se puede administrar “a piacere”. Al estar en Netflix el espectador no tiene porqué agendar día y hora para ver la serie: lo hace cuando se le canta. Además, online se obvian la publicidad y los potenciales recortes de los canales. En paralelo, el espectador puede dosificar con recelo los capítulos o atracarse con ellos y, por supuesto, puede detener la ficción y retomarla en el punto exacto en que fue abandonada donde sea y cuando lo desee.

El argumento sirve para todo producto que esté en páginas legales de streaming. En consecuencia, eso no es lo que vuelve atractivo al producto.

House of cards narra la reacción de Frank Underwood, un político del partido demócrata que es traicionado por sus pares tras las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Por ahí está la sal.

La enorme Vendetta. House of cards ofrece simultáneamente una historia de venganza y redención. El senador Underwood se propone voltear a cada una de las personas involucradas en su no-llegada al cargo de Secretario de Estado. En cada episodio convive lo terrenal –en todas sus conjugaciones- con lo ideal, con la gran meta que supuestamente le devolverá la paz a una de las criaturas más ambiciosas del audiovisual.

El resto de los condimentos son:

Sus productores. David Fincher (7even: Pecados Capitales, El club de la Pelea) y Kevin Spacey (Belleza Americana).

El equipo de guionistas. Compuesto por: Kate Barnow, Andrew Davies, Michael Dobbs, Sam Forman, Beau Willimon, Rick Cleveland, Keith Huff y Sarah Treem.

Sus directores. James Foley (Picos Gemelos), Allen Coulter (Los Sopranos, Roma, Six Feet Under, Sex & The City), David Fincher (no voy a reptir, así que sumo: Red Social, Zodíaco), Carl Franklin (Magic City, The Pacific), Charles McDougall (The Office, Parks and Recreation, Big Love) y, la oveja negra del grupo, Joel Schumacher (Batman & Robin, Batman Forever)

Sus actores. Robin Wright (She´s so lovely o Cuando vuelve el amor), Kate Mara (Deadfall, 127 horas, Entourage), Michael Kelly (The Sopranos, Generation Kill) y Kevin Spacey (L.A. Confindential, Los sospechosos de siempre).

Pero por fuera del plantel –que la rompe-, hagamos zoom. Permítanme exponer porqué es adictiva la serie.

1. Porque los personajes hijos de puta y sin escrúpulos son fascinantes.

2. Porque el protagonista tiene una relación altamente compleja con su pareja (y porque, a su vez, ellos tienen relaciones complejas con sus amantes)

3. Porque Claire, la pareja de Underwood, es una incógnita gélida.

4. Porque Doug Stamper, la mano derecha del personaje central, también es una incógnita obesa.

5. Porque únicamente Frank Underwood sabe hasta dónde quiere llegar.

6. Porque Underwood batalla al límite y, justamente por eso, es que todo se puede deshacer en segundos.

7. Porque House of cards explora la administración del poder y juega con la capacidad de argumentación y contrargumentación de sus criaturas (así como con sus estrategias de seducción).

8. Porque la serie insiste en lo corrupta y estática que es la clase política a consecuencia del lobbismo.

9. Porque, aun establecida en el drama, la serie no escatima en humor.

10. Porque Francis Underwood quiebra la diégesis del relato para apelar directamente al espectador (confieso que inicialmente me resultó molesto, pero la estrategia narrativa es clave para experimentar House of cards).



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