Diego Muñoz

Preguntas para Damiani

Alguna vez Juan Pedro Damiani deberá entender que contratar jugadores no es la única tarea de un presidente. “¿Cómo no vamos a estar preocupados con el plantel que armamos?”, dijo luego del último grotesco de Peñarol. “Afuera de la cancha funciona todo, tiene que empezar a funcionar adentro” agregó.

Actualizado: 02 de setiembre de 2013 —  Por: Diego Muñoz

¿En serio funciona todo bien?

Pues no se nota. Más bien parecería que los problemas en el club siguen siendo tan grandes como en los últimos años. Peñarol se sigue endeudando, su presidente sigue siendo el principal acreedor, las elecciones las siguen definiendo un puñado de socios vitalicios y las decisiones se siguen tomando fuera del Palacio Peñarol.

Para muestra basta un botón. El domingo por la noche, Damiani recibió en su casa a los dirigentes incondicionales y decidió qué pasos seguir.

¿Qué pensaba escuchar de boca de su entorno más cercano?

Juan Fernández Methol, Walter Pereyra, Jorge Barrera y el gerente deportivo, Carlos Sánchez, están, nadie duda que por convicción, en la misma línea que el presidente. Fueron ellos que participaron de una reunión definitoria en la que se resolvió multar a los tres jugadores que salieron el jueves y mantener a Diego Alonso como técnico.

No fueron invitados ni el vicepresidente, Edgar Welker, que cada día aparece más alejado de Damiani, ni ningún integrante de la oposición.

Para colmo esta semana no hay reunión de directiva, por lo que aquellos consejeros que representan a otros socios no solo no tienen voz sino que se deben enterar por los medios o por lo que algún compañero cercano a Damiani se digne a contar. Suena muy parecido a un acto de ninguneo hacia los socios que no lo votaron.

Esta actitud y sus declaraciones luego del partido con Rentistas, cuando aleccionó a los jugadores que salieron de noche y les dijo que debían “respeto” a todos y “fundamentalmente a la hinchada" suena un tanto contradictorio. ¿No, Juan Pedro?

¿Es esto un ejemplo de lo bien que está el club?

Que Japo Rodríguez, Carlos Núñez y Mauro Fernández merecen una dura sanción por una conducta inapropiada e indefendible, no está en discusión. Pero alguna vez Damiani, que exige a los jugadores profesionalismo las 24 horas, debería actuar de la misma manera. No parece haber estado dentro de su horario de presidente la trompada a un hincha que lo cuestionó o la frase de que no se puede “poner monaguillos” para controlar una tribuna.

¿Es lógico, Juan Pedro, escuchar “ganamos” cuando el equipo fue campeón y “afuera de la cancha funciona todo” cuando el cuadro se arrastra?

“Gobernar es una eterna toma de decisiones”, dijo Lula en su última entrevista como presidente de Brasil. Es la consecuencia del liderazgo, de cualquier liderazgo, lo que hace que algo funcione. En el fútbol también.

Si Diego Alonso fue contratado como técnico porque el presidente y el gerente deportivo lo decidieron, a pesar de que la mayoría de la directiva estuvo en contra, ¿es solo responsabilidad del DT esta situación?

"Discúlpeme, ¿de qué proyecto me habla si hoy echó al técnico en la cuarta fecha? Buenas tardes". La frase se la dijo Marcelo Bielsa a un dirigente de Racing de Avellaneda cuando lo contactó para ofrecerle el cargo tras el cese de Luis Zubeldía. ¿Es que se puede hablar de proyecto si un técnico no resiste medio torneo?

Son preguntas que nadie en Peñarol parece hacerse. Menos aún Damiani, elegido por la mayoría de los 3.646 socios que votaron en la última elección. El presidente sabe que su cargo está a resguardo en un club en el que votan los activos pero definen los vitalicios y en el que los socios del interior, las mujeres y la mayoría de los nuevo socios que anuncian con pitos y matracas, tienen que hacer trámites especiales si es que quieren tener derecho a sufragar.

En el aire flota la idea de un Damiani con tendencia a los excesos y a los exabruptos. Pero sus actitudes dejan la sensación de una persona que parece sometida a enormes dudas que la superan.

Damiani debería saber, o alguien que lo quiera bien debería decírselo, que el presidente, tal vez por esa nimiedad de ser el presidente, es responsable de todo lo que pasa en el club. De lo bueno y de lo malo. Y que ante la derrota ya no funciona tirar datos a la prensa amiga de lo cerca que está el estadio de Peñarol.



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