El investigador colombiano Omar Rincón propuso la búsqueda de un periodismo policial de calidad en la región. En Uruguay la idea la tomó el Centro de Archivos y Acceso a la Información Pública (CAinfo) a cargo de Edison Lanza, quien organizó un taller liderado por el periodista Darío Klein con el objetivo de "una reflexión conjunta sobre el género negro del periodismo".
Periodistas y estudiantes uruguayos analizaron entre 2012 y 2013 cómo mejorar la crónica policial. Fueron convocados al taller aquellos a los que "les interesara el tema, que no necesariamente trabajaran en crónica policial y vinculados al periodismo de investigación".
"Hubo intentos de convocar a Nano Folle y a Renzo Rossello, pero por distintos motivos no pudieron sumarse", explicó Klein.
El taller no tenía como objetivo final publicar un libro pero "cuando vimos que había trabajos muy buenos dijimos: 'esto hay que publicarlo'".
El libro de 149 páginas consta de un prólogo escrito por Edison Lanza, introducción a cargo de Darío Klein y siete historias de crímenes escritas por los periodistas Pablo Alfano, Javier Benech, Felipe Llambías, Eleonora Navatta, Lourdes Rodríguez, Leticia Sánchez y Fabián Werner.
Cada capítulo tiene su propio estilo y todos, al final, especifican las fuentes consultadas.
"La crónica policial en Uruguay y en buena parte del mundo es uno de los grandes debes del periodismo. Desgraciadamente la crónica policial no se maneja con la misma dosis de rigor que se manejan otras informaciones o secciones porque necesita de una dosis de precisión mucho mayor", expresó Klein.
El editor de Mala Sangre criticó que "los sectores económicos más carenciados suelen ser los protagonistas de la crónica policial; no son los que habitualmente hacen demandas a los diarios y llaman para quejarse". "Se publican cosas que no se publicarían si el caso involucrara a un ciudadano de algún otro sector socioeconómico", agregó.
En la crónica policial "hay una gran falta de rigor". Lo que sucede es "esa misma cosa que le pasa a cualquiera cuando lee una novela policial, de querer saber quién fue el asesino, pero cuando uno está trabajando en el día a día en un hecho que acaba de ocurrir es muy difícil saber... A veces hay como una tentación a prejuzgar", dijo.
El periodista enumeró algunos "pecados" del periodismo policial actual: el prejuzgamiento, la excesiva adjetivación, la falta de respeto a víctimas o victimarios y la consulta de pocas fuentes. "En general se consulta una sola fuente: la policial", señaló Klein.
"Esa visión que existe entre la gente de que 'entran por un lado y salen por el otro' tiene directa relación en cómo los periodistas hacen su trabajo, porque están consultando una sola fuente que es la policía. La policía entrega al delincuente y después no nos preocupamos del ámbito judicial", expresó.
"Creo que hay un consenso general de que hay algo que estamos haciendo mal. Nadie dice que todo sea maravilloso, que Uruguay sea el país más seguro del mundo, pero claramente no hay nada que amerite que los uruguayos se sientan con el nivel de inseguridad que se siente, que es exagerado, a niveles de México", dijo Klein.
Siete historias
- El asesinato del edificio Monroe (Fabián Werner)
"El lunes 15 Ana se comunicó con su abogado, Juan Fagúndez, y le rogó que la visitara en la cárcel porque tenía algo importante para decirle (...) «Yo no maté a mi madre, no fui yo», repitió Ana varias veces, sin dar más detalles (...) Hasta ese momento, la Justicia uruguaya no había recurrido nunca a procedimientos científicos, que ya se utilizaban en otros países, para el esclarecimiento de casos policiales (...) El análisis realizado a las muestras recolectadas de la prenda dieron un porcentaje de compatibilidad con la mujer de 73 años que alcanzó el 99,995 %: la sangre era de Valeria."
- ¿Culpable o inocente?: Caso Natalia Martínez (Javier Benech)
"Sobre la base de la confesión y un pedido de prisión por parte del fiscal Carlos Reyes, el juez Ohanian procesó a Rodrigo Berges. Sin embargo, un mes más tarde, el imputado del homicidio de Natalia se retractó de todo lo que había dicho antes. Denunció lisa y llanamente que los oficiales lo torturaron y lo presionaron para que confesara un homicidio que -según afirma- no cometió (...) Sumado a esto, diversos análisis de ADN realizados en los restos bajo las uñas de Natalia Martínez no coinciden con las muestras de Berges (...) Como si todos estos hechos aún no fueran suficientes, un testigo clave apareció ahogado en una cañada y otro testigo permanece desaparecido".
- El crimen de la pasiva (Pablo Alfano)
"En la gélida madrugada del sábado 12 de mayo, Federico, su amigo Pedro y Juan huyeron del local de La Pasiva y, tras dar algunas vueltas sin un rumbo definido, se refugiaron en la casa de Sandra tal como habían pactado. Al llegar a la vivienda la mujer les pidió que destruyeran los chips de los celulares, para que no quedara evidencia de los mensajes de texto enviados y recibidos que podían resultar incriminatorios. Sandra les preguntó si le habían disparado al hombre ubicado detrás de la caja, que sin dudas debería ser el encargado del local. La respuesta afirmativa fue tranquilizadora. Aunque solo por unas horas. Luego, el video de las cámaras de seguridad propalado por los informativos de televisión reveló el error (...) la víctima fatal no resultó ser el jefe al que tanto detestaba Sandra, sino un hombre de 34 años, padre de cinco hijos, que nada tenía que ver con el asunto".
- El precio del error (Leticia Sánchez)
"Inmediatamente ambos fueron liberados, no sin que antes los efectivos le pidieran a Gloria que confirmara si uno de los números que tenía en el registro de su celular era de un paciente. Efectivamente lo era y pudo demostrarlo enseñando un cuaderno con los datos personales de todas las personas que atendía. Al fin pudieron saber lo que estaba pasando. Efectivos policiales correspondientes al sector de Delitos Complejos estaban tras los pasos de un grupo delictivo de gran notoriedad por la espectacularidad de sus acciones y la organización con la que trabajaban, no solo en Uruguay, sino también en Argentina y Brasil. Los llamaban La Superbanda. (... ) Un mes después de haber testificado ante la Policía, Gloria estaba compartiendo una tarde de sábado con su familia, mirando televisión. En determinado momento se quedó sin habla, sin poder explicarle a su esposo lo que le estaba pasando. Solo alcanzó a señalarle la pantalla del televisor que mostraba la imagen de un hombre barrigón, «fortachón y rústico». Era Leonardo, aquel paciente tan especial, estaba protagonizando la crónica roja en un flash informativo".
- El rey de Palermo (Eleonora Navatta)
"Risotto se jactaba de su reconversión. Pero quienes lo conocían y veían sus movimientos, sabían que eso era imposible. Sus aportes económicos al Atenas, sus camionetas, sus relojes, todo delataba que su vínculo con el narcotráfico seguía vigente (...) Sus últimos días fueron más calmos. Entre los narcos se maneja una práctica que ellos describen así: «primero lo acostamos y después se la damos». Esto es hacerlo confiarse, que crea que está todo bien y así baja la guardia. A Risotto lo acostaron bien. Por eso lo agarraron con la guardia baja y se la dieron (...) Dada la cantidad de frentes abiertos y enemigos que tenía, la Policía está lejos de descubrir al asesino y la Justicia más lejos aún de procesar a alguien por la causa".
- Libertad entre rejas (Lourdes Rodríguez)
"En la comisaría me decían que me tenía que alejar de él porque no iba a cambiar nada. Siempre me trataron bien. Incluso cuando iba me decían: "en cualquier momento o vos terminás muerta o él en la cárcel o al revés". Tenían razón, él no cambiaba más (...) Arrepentida estoy, pero ta. Las cosas se dieron así, no se puede cambiar. Siempre voy a estar arrepentida. Además es el padre de mi hijo. Que esté yo ahí en la cárcel no es justo. Porque yo me defendí. No fue programado. Me pregunto dónde está la justicia. Me parece que está durmiendo».
- Negro San Valentín (Felipe Llambías)
"—Duérmanse -le pidió ella a las niñas.
—Sí, duérmanse que mamá se viene conmigo -agregó el padre.
—Pablo, dejá que las niñas se duerman que yo ahora voy.
—¡Tratá! -fue la única respuesta.
Pablo se dio media vuelta y se fue de la casa, pero se quedó unos minutos mirando desde afuera por una ventana.
—Por favor, duérmanse -insistió Laura a sus hijas.
Yuliana, ya harta de tantos golpes y gritos, le suplicó:
—¡Mamá, que se termine todo!
Con resignación, la madre le contestó:
—Sí, mi amor. Se va a terminar todo.
Laura sabía que esa noche su muerte estaba escrita."
Ficha técnica
Autores: Pablo Alfano, Javier Benech, Felipe Llambías, Eleonora Navatta, Lourdes Rodríguez, Leticia Sánchez, Fabián Werner
Edición: Darío Klein
Sello: Aguilar
Precio: $320