El consumo de jugos en los niños está admitido como un hábito incluso saludable en la mayoría de los casos. La idea de evitar los refrescos y gaseosas pone sobre el pedestal a los distintos jugos que existen en el mercado sin discriminar sus variedades y las madres incorporan este producto como parte de una merienda o desayuno “saludable” para sus hijos.
Pero en las pequeñas letras impresas sobre el dorso de los jugos, hay muchas indicaciones que pasan desapercibidas. “Las empresas se resguardan en que lo ponen en el envase, pero el acceso al consumidor, a que lo entienda y a que esté visible no ocurre, y por lo tanto no se enteran”, explicó a 180 la nutricionista Carolina De León.
Desde los ingredientes que contiene hasta contraindicaciones para ciertos tipos de consumidores y enfermedades, e incluso algo muy común en los jugos que es la prohibición del consumo para niños menores de 36 meses. Nada de esto se lee.
“Son sustancias a las cuales hay tolerancia o pueden hacer mucho daño si las consumen personas que tienen determinadas enfermedades y esas cosas no están bien marcadas, están en letra muy chiquita”, detalló De León y mencionó que no hay ninguna regulación clara sobre esto.
De León, trabaja con población de bajos recursos en la zona del Cerro de Montevideo y aseguró que en esos casos la situación es más compleja aún. “Tienen un promedio de segundo año de escuela, tras que no lee ninguna letra y no comprende muchas palabras, ni siquiera se va a gastar en leer atrás si el ingrediente es o no es correcto”, afirmó.
En algunos países manejan una metodología de “etiquetado educativo” que está distinguido con los colores del semáforo lo que es bueno, lo que no es recomendable y lo que no está permitido, pero “en este país todavía en eso estamos en pañales”, lamentó De León.
En Uruguay hay un gran abanico de jugos disponibles, que van desde los exprimidos a los que tienen “sabor a fruta”, pero siquiera la contienen. Los primeros son principalmente el jugo de la fruta exprimido, que contienen edulcorantes dentro de lo permitido. El resto empiezan a reducir la cantidad de fruta a la vez que aumentan jarabes, azúcares y colorantes; y por supuesto bajan su costo.
Los jugos de fruta no son fruta
“El jugo de fruta desde el punto de vista metabólico es distinto que la fruta. Cuando uno come la fruta entera está comiendo mucho más cosas que el jugo. En una naranja, por ejemplo, tenés la pulpa, las partes blancas y todo eso es fibra que tiene muy buenas propiedades”, explicó la nutricionista.
Además, detalló que al ingerir la fruta con todos sus componentes la velocidad con que se absorbe el azúcar y pasa a la sangre es más lenta que cuando se consume el jugo solo que “no tiene ningún tipo de fibra y es solo un líquido azucarado”.
“Si se hiciera un análisis de sangre en el momento o durante el consumo, el pico glicémico es mayor y más intenso cuando comés solo el jugo que cuando comés la fruta entera”, manifestó De León.
De hecho, hay una diferencia entre “tomar y comer” ya que desde el punto de vista del volumen que consumido es mucho mayor el de los jugos porque los niños recurren a él cuando tienen sed y cuando hacen actividad física, por ejemplo.
“No es que eso haga daño porque de última están comiendo el jugo de la fruta solo, pero la industria sería incapaz de imitar a la naturaleza de las frutas aunque quisiera”, indicó De León y recomendó comer la fruta entera o en trozos.
La concentración de estos azúcares en la dieta de los niños impone un “riesgo a desarrollar enfermedades vinculadas al sobrepeso, puede estar asociado a un retraso de crecimiento o un valor más bajo de hemoglobina”, aseguró la nutricionista.
“Las madres que no perciben que los niños están gordos, porque no duelen estas cosas”, agregó.
Además, reveló que “no es casual que el tema sea con las bebidas azucaradas cuando es uno de los sabores que primero se aprende. La leche materna es súper dulce por lo que es un sabor que está mezclado hasta con lo innato”.
Falta de educación y falta de información
“La gente empieza a identificar un poco que son malos los refrescos, pero los jugos no tanto. Los jugos están buenos, los refrescos hacen mal, piensan”, mencionó De León y aseguró que “hay que ser más duro y ver qué tipo de jugo tomar”.
Resaltó el caso de los jugos en polvo para preparar. “La gente considera que es jugo de fruta porque la publicidad lo vende así”, mencionó. A esto se suma que el costo del producto es un muy bajo y “en los niveles más bajos la gente lo que quiere es que le rinda lo que consume”.
Carolina contó que muchos de sus pacientes que rondan los cinco años no “tienen idea cómo se llaman las frutas” y que cuando le pregunta a las madres de sus pacientes qué toman para sacarse la sed responden agua y jugo; y del agua dicen “no le gusta el agua, le cae mal”. “Y cuando le contás a la gente que esos jugos no tienen nada de fruta, te dicen '¡¿cómo?!”, relató.
En esta misma dirección, la Liga de Defensa del Consumidor en Brasil, publicó un video en el que enseñan a los niños qué contienen realmente los jugos. Muestran la reacción y sorpresa tanto de ellos como de sus familias al enterarse de que la fruta es solo una ínfima parte en el jugo.
“Yo creo que hay que ser bastante más impactante con el tema, como se hizo con el cigarrillo, con la campaña de tránsito, no hay que ser más tibio y punto”, dijo de León. “Las madres si saben no hacen cosas malas por sus hijos. Cuando vos les explicás bien, las mamás adhieren”, aseguró.
La fruta no vende
Pero hacer interesante el producto para el consumo es otra de las raíces del tema. El pack o envoltorio, sus colores, dibujos animados en la presentación y el sistema de la pajita convierten a un simple jugo en un producto muy interesante para el niño.
“Después le ofrecés la leche en un vaso para que la tome sin pajita o la fruta servida en un plato y te querés matar porque el gurí no quiere”, manifestó De León.
“Nadie le hace publicidad a las naranjas, a las frutillas, solo el Mercado Modelo va arañando ahí un poco, pero después nadie más y la industria de los jugos es muy poderosa”, aseguró.
Por eso, mencionó que es importante “desmitificar ciertas cosas, porque creo que está mal la información que hay sobre algunos envases o publicidad de los jugos que es engañosa, pero tampoco están potenciados los beneficios de los positivo”.
De hecho, la nutricionista explicó que “está estudiado que si vos ofrecés la fruta ya pelada y cortada el niño puede llegar a comerla sin ningún tipo de objeción”. Esta instancia, además, estimula al niño en el contacto con la fruta, conoce su textura, su olor y su aspecto, mientras que en los jugos “a veces ni siquiera ve lo que está adentro de la caja”.