Joel Rosenberg

El pastor Pedro

“Tender puentes en lugar de levantar muros”, “tender la mano en lugar de cripsar el puño”. Pedro Bordaberry repite estas frases como si fueran un mantra en casi todas las entrevistas.

Actualizado: 09 de agosto de 2009 —  Por: Joel Rosenberg

El candidato a presidente del Partido Colorado tiene la estrategia de aparecer como un candidato diferente, quiere demostrar que mientras él apela a la tolerancia y mira hacía el futuro, los otros candidatos discuten, se agreden y hablan del pasado.

Pero la realidad indica otra cosa: Bordaberry habla del pasado, critica duro a sus adversarios, y, al igual que todos sus contricantes, realiza acciones y declaraciones que son sólo maniobras políticas.

En una nota publicada en su página web escribió sobre la vacuna contra el papiloma humano. Dijo que hay dos generaciones de mujeres que no se suministraron la vacuna y que dentro de unos años “tendrán riesgo de contraer cáncer de cuello de útero porque la ministra, en una decisión burocrática, demoró dos años en autorizarla en Uruguay”. ¿Esto es construir diálogo?

Bordaberry, al igual que todo político que se precie de tal, elude de manera burda algunos temas de los que no quiere hablar y los usa para crispar el puño político. Cuando el gobierno autorizó la presencia de homosexuales en las Fuerzas Armadas Bordaberry declaró a El País que era una maniobra para tapar la muerte de los dos jóvenes de Aguada el 8 de mayo. “Anunciaron un decreto que no estaba firmado para que los periodistas nos pregunten de eso”, señaló.

El 5 de julio, cuando se reunió con el candidato presidencial del Partido Nacional, Luis Alberto Lacalle, le explicó a los periodistas por qué él es diferente. “Nosotros somos una generación que está llegando (…) y les está diciendo: miren que no vamos a atacar, no vamos a responder ataques, vamos a proponer, vamos a construir”, señaló. Y cerró con una de sus frases típicas: “ya estoy aburrido de los que cierran el puño y no extienden la mano”.

Bordaberry no hace nada que no hagan los demás candidatos, no es peor que el resto pero tampoco es el distinto. Parece no darse cuenta de que no alcanza con decir que uno es diferente. Tampoco se da cuenta cuándo dinamita puentes. En otra nota en su página web dice que se solidarizó con Jorge Larrañaga ante las críticas que recibió del embajador argentino. Para hacerlo acusó al embajador Hernán Patiño Meyer de ser el "Sarratea de estos años". Explicó que aludió a Sarratea en referencia a quien persiguió a José Artigas en la segunda década de 1800.

Sin embargo, Bordaberry está convencido de que es un tipo que une a la sociedad. “Creo que Uruguay necesita mucha civilidad en las relaciones y menos peleas”, dijo al programa Uruguay Decide, de canal 4. “Es como yo me siento más cómodo, construyendo y proponiendo”, indicó.

Eso no fue lo que pasó en No toquen nada (Océano FM) en una entrevista en junio. Allí el candidato colorado aportó poca “civilidad” y mucha confrontación. Bordaberry dijo durante la entrevista que la sociedad debe recuperar ciertos valores. El periodista Ricardo Leiva le consultó por el tema y se dio el siguiente diálogo:

“Leiva: Si uno mira en Uruguay los valores que se han perdido se puede pensar que tienen que ver con procesos de pauperización que vienen desde la dictadura y que han tenido a los partidos tradicionales en el gobierno. ¿Cómo se hace para proponer esto de recuperar valores desde los propios partidos tradicionales?

Bordaberry: Yo creo que usted viene con un preconcepto importante, pero más allá de eso, yo no digo vótenme que voy a traer los valores. Ahí usted tiene un problema de entendimiento. Lo que aseguro es trabajar para que vuelvan (…)

Leiva: ¿Hay autocrítica por eso?

Bordaberry: Lo veo muy defensor de este gobierno y muy crítico de los anteriores.”

¿Qué fue lo que entendió Bordaberry para acusar al periodista de frenteamplista? ¿Dónde dejó su idea de no dividir a la sociedad?

Las elecciones internas demostraron que es el hombre más fuerte del Partido Colorado y su sector (Vamos Uruguay) trabajó muy bien. Pero es difícil creer que la “nueva forma de hacer política” que pregona Vamos Uruguay sea ésta, donde el líder se cree más tolerante por aprenderse de memoria varios versitos de puentes, puños y honestidad.



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