Jefferson Rey tiene 23 años. Hace 15, la vida lo cruzó con Ernesto Rizzo en un bar tanguero, mientras vendía flores. En el Centro MEC fue uno de los presentadores de la noche y mostró un paso de cumbia plena que él creó. Antes de comenzar a mostrar su arte aclaró que hay tres géneros musicales dentro de lo que se generaliza como cumbia: la plena, la cumbia y la cumbia villera.
A los 8 años Jefferson conoció a Ernesto en un bar de tango en Punta Carretas: la tanguería "Salú". Jefferson se crió en la calle y Ernesto lo apadrinó desde chico.

Pasaron los años y en un cumpleaños Ernesto lo vio bailar. Entonces, le dijo que lo podían enseñar y al Ministerio de Educación y Cultura le gustó la idea y abrió un espacio que mostraran este baile en varios eventos. Por ejemplo, participaron de dos ediciones de Museos en la Noche.
Escuche el Tango villero, versión de "Duerme negrito" (por Ernesto Rizzo (voz) y Andrés Toro (guitarra)
Para Jefferson “Made in cante” es como la segunda parte de las clases de cumbia. El taller también incluye clases de fotografía y de música.
Los bailarines del show están vinculados con Jefferson, como su hermana y su cuñada. Para el guitarrista Andrés Toro “Jefferson es el nexo entre el cante y Ernesto, es el cante en el centro concheto”.
Prejuicios y complejidad de la cumbia villera
Andrés Toro confesó a 180 que él mismo tenía prejuicios con la cumbia villera hasta no hace mucho tiempo y que la “clase media” uruguaya tiene un doble discurso. Por una parte se aleja y critica a la cumbia y la cumbia villera pero al mismo tiempo es siempre el punto alto de la noche en cualquier cumpleaños de 15 o casamiento.
Además, el baile “es mucho más complejo de lo que uno imagina, con pasos increíbles”, explicó Toro. "Quizás si lo ve un europeo piensa que puede ser mostrado en cualquier teatro del mundo porque son terribles bailarines; en bailes como el Interbailable hay algunos que parecen profesionales”, afirmó.

Jefferson aprendió de sus hermanos y parientes, copiando algún paso de cada uno. De esa manera elaboró su paso propio que es de “Plena” pero modificado: “no vas a ver un bailarín de plena que juegue con los pies como juego yo. Por ejemplo, me gusta pararme de puntitas o hacer giros largos (…) cada uno se defiende a su modo”, explicó.
Las bailarinas
Además de Jefferson, tres bailarines dieron cátedra de cómo se baila hoy la cumbia en el cante: Martín Dávila, Patricia Alvarez y Paola López. Las dos jóvenes contaron a 180 cómo aprendieron a bailar. Paola lo hizo cuando era chica, bailando. “Me gusta bailar y a mi familia también y después aprendí mirando el reggaeton, que es lo que más me sale”, explicó. En cumbia, prefiere a Karibe con K. Patricia es la hermana Jefferson, quien la acercó al taller. Al igual que Paola aprendió a bailar desde chica pero en el taller incorporó otros pasos. Ahora le gusta más y cree que es más fácil que la forma en que bailaba antes.

La mirada “del otro”
El viernes después de las 19.30 las dos parejas de bailarines mostraron y enseñaron su manera de bailar de a dos. De a poco el público se fue animando hasta convertir al MEC en una pista de baile a la vista de quien pasara por San José y Paraguay. Muchos montevideanos se paraban en la calle para mirar.
Sobre la mirada “del otro” y del doble discurso de la “clase media” uruguaya, contó su experiencia el guitarrista Andrés Toro: “mucha gente me comenta sobre esto y le parece mal porque no se puede traer a esta vidriera esta cultura, lo que está muy inculcado en todos, incluso en nosotros mismos. Me cuestionaban que este es un lugar para artes visuales, performances, para cultura ‘de verdad’”.
Escuche el Tango villero, versión de "La isla bonita" (por Ernesto Rizzo (voz) y Andrés Toro (guitarra)
A la mitad del show del viernes apareció Hugo Achugar, director de Cultura del MEC, quien se animó a bailar un poco detrás de bambalinas y después habló con 180 sobre esta experiencia. “Es una investigación cultural. La cultura no puede limitarse a sólo un tipo de expresión. Las expresiones culturales son muchas y diversas en este país. Limitar a una es censurar a la población. La clase media no se anima o cree que hay cosas que son cultas porque son cosas de la alta cultura. La cultura, por suerte, tiene a Mozart, tiene a Jaime Roos, a Zitarrosa, a Rada, a Gardel, y tiene la cumbia”. Achugar recordó que fuera de Uruguay “el resto de América Latina baila cumbia, reggaetón y muchas otras cosas y las baila toda la sociedad”.
¿Cumbia de los villeros versus cumbia de los chetos?
¿Qué piensan los villeros de los chetos, de esa clase media que los desprecia pero a su vez los imita? ¿Cómo los reciben si quieren integrarse a su cultura musical? Jefferson explicó: “no es que porque sea cheto no puede bailar. Si le gusta la música está bien”. "Yo, por ejemplo, escucho rock pero bailo cumbia. Algunos dicen… ahhh… '¿no que el rock es de chetos?'. Y no, el rock a mi me gusta para escuchar, y para bailar me gusta la cumbia. Es lo que hago”.

Jefferson Rey, Ernesto Rizzo y Andrés Toro interpretando tangos villeros.
Respecto de los “chetos” Jefferson cree que quizás tienen vergüenza o miedo porque pueden pensar “no voy a hacer el paso que ellos hacen porque se van a reír y no me va a gustar y voy a pasar mal… pero en realidad es venir y pasarla bien”.
En las clases Jefferson enseña “lo básico” y luego, si la música “pega y le gusta” al alumno, el paso tiene que salir solo. Si esto pasa, dijo Jefferson “quién te dice que en dos semanas vos no bailes mejor que yo”.
Fotos: Portal 180/FM