Carne de carné

"Ya no se puede ir más a Uruguay"; así terminaba el correo electrónico que enviara Paul McCartney a Hugh Jackman luego de su último concierto en el Centenario. Es que el beatle tiene razón: los famosos ya no pueden pisar este país sin que numerosos dirigentes e hinchas quieran hacerlos socios de sus clubes.

Actualizado: 09 de mayo de 2016 —  Por: Gomez

Carne de carné

Hugh Hackman / pueblotricolor.com

Aquella mañana de octubre de 2010, cuando Hugh Jackman salía de su hotel, sintió una puntada en su espalda y escuchó un breve "keep walking". Al darse cuenta de que era el cañón de un revólver lo que presionaba su espalda, obedeció sin dudarlo -los australianos son descendientes de convictos, por lo que saben manejarse en momentos de tensión. Alcanzaron el auto y dentro vio al conductor, ya listo para arrancar. Hugh se sentó en el asiento de adelante, mientras que su captor lo hizo detrás de él -no era un deportivo biplaza, así que la narración no tiene que aclarar que era el asiento de atrás. Fue en ese momento cuando pudo ver el rostro del hombre armado a través del espejo retrovisor. Primero se dibujaron en el espejo unos pelos ensortijados y blancos como la nieve, luego unos lentes de delicada confección, y por último, un rostro de anciano amable. "My name is Ricardo Alarcón. I'am Nacional's president. Don´t worry, nothing will happen if you cooperate", le dijo con su serenidad de abuelito con experiencia en manipulación de armas, o sea, un abuelo tupamaro. En menos de 15 minutos estaban en el Gran Parque Central, y al australiano ya le estaban sacando la foto para el carné de socio del Club Nacional de Football. También un carné para Wolverine, lo que hace dudar de la salud mental de los directivos del club (debe haber sido idea de @cocoeldelcamion).

En 2013 pasó lo mismo con Sabina luego de que fuera secuestrado por esa alma en pena incapaz de escapar de ese loop de eterno y perpetuo estado de agradecimiento hacia Peñarol llamado Walter -algo tan terrible que ni Dante Alighieri hubiera podido plasmar en palabras. Y con “algo” me refiero a Walter El Eterno Agradecido. Liverpool prácticamente hizo socio a McCartney sin consultarle y sin importarle que el beatle* fuera hincha del Everton. Los Rolling Stones se salvaron solo porque era verano y hacía mucho calor como para andar pasando laburo haciendo socios nuevos -además de que fueron acaparados por la gente del candombe.

La guerra marketinera de los grandes no ha cesado, la lucha por la hegemonía se vuelve cada vez más intensa y la conquista de socios célebres debe lograrse a cualquier precio. Pero seamos sinceros, no son solo los clubes: todos los uruguayos soñamos con que ese famoso internacional nos dé bola, nos quiera, nos admire y así confirme que existimos, de que el pequeño y despoblado Uruguay tiene su rol en ese reality show llamado Mundo. Si cuando Trump sea presidente decide tirarnos una bomba atómica por simple diversión, algo probable, nos sentiríamos de alguna manera halagados.

Ahora Peñarol quiere hacer socio 100.000** Griezmann, el delantero galo que milita en filas del Atlético de Madrid. Tiene sentido: el player dice ser hincha de Uruguay, toma tanto mate como un militante de la 1001 y juega en el equipo más charrúa de Europa -sin dudas un gran trabajo psicológico de Josema y Godín. Pero lo peor para el pobre muchacho es abrir su Twitter y ver las miles de menciones de uruguayos invitándolo a participar de uruguayeadas, de incontables orientales acusándolo de "eh gashina a vos te bancan los periomanyas/periobolsos" y algunos periodistas deportivos que le escriben en inglés, aprovechando a hacer gala de su nivel Junior III. Un infierno lo que vive ese pobre joven.

Somos los primeros en comportarnos como unos psicópatas, buscando en cada diario del globo para ver qué dicen de nosotros, qué dicen del paisito. Cuando Uruguay jugó contra Indonesia enseguida después de Sudáfrica 2010, miles de compatriotas, traductor en mano, se dedicaron a leer las webs en el indescifrable lenguaje. Nada detiene al uruguayo en su afán de confirmar su existencia mediante la cosecha de elogios internacionales.

Mientras tanto, los ricos y famosos no querrán venir más a nuestro país. ¿Y qué es un país sin visitas del jet set internacional hoy en día? Nada.

* Aunque en realidad todos sabemos que Paul murió en el 68 y fue reemplazado por un doble.

** Números proporcionados por el Estudio Nery Pinatto.