El uruguayo preferido por Hollywood estrena en Montevideo

“¿Qué hacemos ahora que sea más grande y mejor?” Así vive Fede Álvarez el éxito de su segunda película en Hollywood, “No respires”, que este jueves se estrena en Uruguay. El director uruguayo habló con 180 de su amistad con el coguionista, Rodo Sayagués, de cómo es que Stephen King vaya a ver una película tuya o que Quentin Tarantino te mande decir que le gustó tu trabajo. Y de qué debería hacer el gobierno para que las producciones de la meca del cine pudieran realizarse en Uruguay.

Actualizado: 08 de setiembre de 2016 —  Por: Mauricio Erramuspe

El uruguayo preferido por Hollywood estrena en Montevideo

Fede Álvarez (MIGUEL ROJO / AFP)

Este jueves “No respires” llega a las salas de Uruguay. Es la segunda película que el uruguayo Fede Álvarez hace en Hollywood y se convirtió en un éxito de taquilla en Estados Unidos. Tanto que está primera en recaudación. Costó 10 millones de dólares y en dos semanas recaudó más de 60.

Álvarez fue captado por Hollywood después de subir a Youtube el corto “Ataque de pánico” en 2009. Una historia que puede emparentarse con “el sueño del pibe” o “el sueño americano” que él vive con naturalidad.

Esta semana Álvarez estuvo en Montevideo para presentar la película y habló con 180.

¿Cómo estás viviendo esto que te está pasando con una película que concibieron junto a Rodo Sayagués desde el arranque?

Se disfruta muchísimo. A pesar de todo el éxito que tuvo “Evil dead”, que también fue primera y abrió en números parecidos, y la habíamos escrito con Rodo y fue un proyecto que sacamos a pulmón mucho más de lo que la gente sabe, a fin de cuentas siempre estaba la sensación de que capaz mucha gente que fue a verla lo hizo por Sam (Raimi) y por las originales. Como que no era tanto que venían a vernos a nosotros.

En esta sí se siente claramente mucho más el darte el crédito de que te vienen a ver a vos. De hecho nos fue mucho mejor con esta que con “Evil dead”, a nivel de números y a todo nivel. Creo que tiene un éxito mucho más grande.

¿Y el hecho de venir a presentarla a Uruguay?

Eso está buenísimo. Siempre lo hago. Lo hice con “Evil dead” y me toman el pelo con eso porque en general cuando sacás una película que es número uno de taquilla te quieren en Los Ángeles en reuniones de trabajo y viendo la película siguiente. Yo siempre estoy en Uruguay en la semana siguiente.

¿Por dónde pasa esa necesidad? ¿Verla con tus padres...?

Sin duda. Yo quiero mostrarles la película, no quiero que la vean y me manden un mail. Quiero estar con ellos. Además se va a hacer una alfombra roja que creo que es la más grande que se ha hecho en Uruguay. Es un orgullo para mí porque es el cine al que vengo desde muy chico a ver películas con amigos. Es el lugar donde estaba casi todos los fines de semana viendo películas. Es mucho más importante para mí esto que cuando lo hago en una ciudad grande. Por eso siempre vengo y disfruto de mostrar la película acá.

Cuando se habla de ustedes se dice que son “una nueva generación de realizadores que con bajos presupuestos desafían a los grandes estudios”. ¿Es así? ¿Es un título de prensa?

Hay una parte que es título de prensa porque evidentemente no es que “desafiemos” porque esto es parte de un gran estudio.

Lo que se desafía es la lógica de que las películas tienen que ser muy grandes o hay que gastar mucho dinero. Pero ojo porque hay algo acá que es muy fácil de decir en películas como la mía, que salieron muy bien, y es: “¿por qué Hollywood no hace más películas como esa?” Lo que pasa es que Hollywood es una máquina que dice que pone plata acá, allá, ahí... Pero las películas buenas y que funcionan no se compran, no se pagan, no es que una funciona y entonces deciden hacer más de esas. Ojalá pudieran hacer más, sacar cinco por año. Pero eso implica el director correcto, el guionista correcto, la idea correcta... A Rodo y a mí no se nos ocurre una de estas por año, lamentablemente.

Las ideas que son poderosas o que tienen el alcance que tuvo esta, llevan tiempo. Los estudios matan por recibir ideas así todo el tiempo pero no vienen. No es culpa del estudio, es el mundo que es así, no es algo que comprás, que podés ir a un mercado y ver que sale tanto.

La generación nuestra demuestra que se pueden hacer cosas buenas en el mundo del terror que siempre tuvo potencial de éxito de taquilla con poca inversión. Pero eso muchas veces vino acompañado de mala calidad, de malas película, del 'explotation'. Ponés una mina en bolas corriendo y un loco con una motosierra que la persigue y la gente va a ir a verla porque en general es bastante perversa y quiere ver esas cosas (risas).

Por suerte ahora, en los últimos años, los directores de mi generación quieren jugar en esa cancha pero asegurarse que sea con calidad y no explotación. Queremos darle al público una buena película.

En “Evil dead” había mucha sangre. Ahora, “No respires” apuesta más al suspenso. ¿Vos qué tipo de terror preferís?

Ahora es ésta la que prefiero. Creo que cambia todos los años. Soy tan fanático del cine que no puedo tener un top cinco que se mantenga firme, constantemente varía porque yo cambio, como todos. En “Evil dead” me saqué las ganas de hacer eso y no quería hacerlo de nuevo. Con eso tuve sangre para muchos años.

Es buscar nuevos desafíos, algo que no hayas hecho. Mi pregunta era si podía hacer suspenso y llevarlo al límite. Además era una cancha donde no estaba jugando mucha gente y eso para mí es importante. No me gusta hacer algo que todo el mundo esté haciendo.

Siempre con Rodo nos gusta eso. Nos hicimos amigos teniendo bandas de heavy metal y la idea es tocar lo más fuerte y agresivo que puedas porque sabés que vas a echar a gente pero los que se quedan son tus fans. Con las películas es medio parecido. Ésta, por más que pasa por el suspenso y no tiene sangre, igual tiene cosas shockeantes. Tiene cosas extremas porque nos gusta ser radicales en los que hacemos.

Dentro de las dificultades narrativas de esta película, están los pocos diálogos y la oscuridad. ¿Cómo lidiaron con eso?

Mucho de eso fue el trabajo con Pedro Luque, el director de fotografía, que también es uruguayo. Sabíamos que había una escena en la película donde las luces se iban a apagar y todo estaría oscuro. Era parte de la premisa, de la gracia. A priori parece que al entrarle a robar a un ciego él tiene la desventaja pero si la luces se apagan es al revés...

La lógica indica que lo tendrías que hacer de día, primero.

(Risas)

Primer error que cometen ellos. La gente dice siempre que el personaje tendría que haber hecho esto o lo otro pero los locos no fueron a la universidad, no terminaron la escuela, no son las personas más inteligentes del mundo. Entonces, cometen ese tipo de errores.

Eso pasa en una escena y con Pedro pensamos en cómo hacer una escena en la oscuridad de una manera que no se hubiera visto. En otras películas se ha visto que alguien tiene una cámara de visión nocturna o los lentes que usaba el personaje de “El silencio de los inocentes”. Pero nunca sin que alguien que tuviera un aparato y que la audiencia pudiera disfrutar 100% de la oscuridad. La verdad es que lo que diseñamos funciona bien y cada vez que lo veo con audiencia es un placer verla reaccionar a eso, le lleva un tiempo descifrar qué es lo que está pasando.

Vos dijiste en una entrevista que el hecho de que haya poco diálogo te interesaba porque te permitía explorar todas las posibilidades del lenguaje cinematográfico.

Cuando la gente no habla, la cámara tiene que decir algo, alguien tiene que contar una historia. Si no lo estás contando con palabras, tenés que hacerlo con imágenes, con el sonido, con la música. Y como director ese es el momento en el que entrás vos. Ahí se nota más la mano del director. Para mí fue un placer hacer una película en la que tenía mucho espacio para estar ahí con la cámara.

Además, creo que es algo que aprendí con “Ataque de pánico”, parte del éxito, era que no tenía diálogos, era universal, se entendía con las imágenes. Había un cuento, una evolución que te llevaba a un clímax.

Acá quería hacer lo mismo.

En 2009, cuando empezó toda esta locura en tu vida con el corto “Ataque de pánico”, me dijiste en una entrevista que una de las cosas que te interesaba era poder filmar en Uruguay, traer una producción de Hollywood. ¿Eso sigue abierto?

Sigue recontra abierto. Es algo que todo el tiempo pensamos: cuál es la historia que puedo traer para filmar en Uruguay. No creo que quiera venir a contar una historia costumbrista porque hay directores acá que hacen eso muy bien, mucho mejor que yo. Me gustaría encontrar una película que fuera universal y acá sea el mejor lugar para hacerla. Siempre hay charlas con amigos uruguayos y proyectos medio secretos que estamos intentando sacar adelante.

Lo bueno ahora es que para filmar una película en Uruguay, por estar vinculado en Hollywood a ese nivel, conseguir financiación no debería ser complicado. Si tengo la idea correcta, va a pasar y es una manera de devolver algo y traer trabajo para acá. Uruguay está más que capacitado.

Quería filmar “No respires” en Uruguay pero al final había otros países que eran más baratos todavía. Igual al final era como que había que pagar para venir acá y era más complicado. Cuando tenga más tiempo voy a intentar venir y hablar con la gente del gobierno. Tienen que entender que para que Hollywood venga no es solo que sea barato sino que los estados incentivan dando descuentos de impuestos.

De hecho Uruguay se promociona como un lugar de locaciones.

Sí, pero no hace lo que tiene que hacer que es que el país pone una parte del presupuesto a través de impuestos. En Hungría, por ejemplo (donde se filmó parte de “No respires”), ellos ponen el 30% del presupuesto. Es plata que queda en el país.

Uruguay debería por lo menos por dos o tres años tener ese incentivo.

¿Tenés ese plan de hablar con el gobierno?

Sin duda. Tengo que encontrar el momento donde tenga tiempo y sobre el proyecto para venir y juntarme con la gente que me tenga que juntar para sacar adelante algo así. Si no hay un incentivo fiscal no vienen porque van al país donde sí lo hay.

Stephen King fue a ver la película y lo tuiteó. ¿Qué sentís cuando pasan esas cosas?

Está copado. Pero eso es lo que tiene esto. Con “Evil dead”, yo soy amigo de Robert Rodríguez y una vez me mandó un mensaje que estaba con Quentin (Tarantino) y le había dicho que le encantó la película. Y como esa hay 20 historias. Las películas son muy grandes, las pasan en todos lados. Stephen King va a su cine local, le gusta este tipo de películas, escuchó que era buena y la ve.

Me pasó una vez que me escribió un amigo que estaba en el cine por ver “Evil dead” y en la sala estaba William Friedkin, el director de El Exorcista, sentado al lado. Y yo decía: “Uy... le robamos tanta cosa a esa película” (risas).

Pasa constantemente que grandes figuras y grandes directores van a ver tus películas. La mayoría de veces no te enterás. Es lo lindo y aterrador de Hollywood. Uno hace una historia, la cuenta y después está en todos lados, en 3050 salas en Estados Unidos y en miles en todo el mundo.

En ese contexto, tu historia es el sueño del pibe, todos hemos titulado con esa idea. ¿En algún momento termina esa fascinación, ya te acostumbraste?

Me encanta pero no es la cosa de “¡no, me muero, no puedo creer!”... No me pasa eso porque no me sorprende, sé que esas cosas pasan, lo cual no implica que no me encante. Son cosas diferentes. No me sorprende pero siempre me encanta y está buenísimo.

Ya aprendí, y Rodo también, cómo son estas cosas. “Ataque de pánico” salió y todo el mundo se volvió loco, todo el mundo habla de vos. Eso dura una semana. Después se olvida y vos estás por la tuya, tenés que manejarte solo y sacar una película. Ahora es la tercera vez que estamos en la ola esa. Lo tomamos con mucha calma y nunca nos la creemos mucho. Lo más importante y lo que nos tiene más concentrados no es tanto ver las repercusiones, creo que hicimos un asado el fin de semana que abrió. Ahora estamos pensando en la próxima película. ¿Qué hacemos ahora que sea más grande y mejor?

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