“Ni a palos”. Así contesta cuando le pregunto si pensaba que esto podía pasarle cuando el primer jueves de noviembre de 2009 subió “Ataque de pánico” a YouTube. “Si te dijera que sí, ¿me creerías?”, repregunta. Probablemente no. “Lo hice porque me divierte mucho y es mi pasión. Pensaba que nadie me iba a contratar para hacer esta película. La única manera de hacer estos proyectos es divertirse y hacerlos uno”, dice.
Ese “hacerlos uno” comenzó a fines de 2006. Tenía una idea y organizó el rodaje con extras que corrían por varias zonas muy reconocibles de Montevideo. En total, les pagó 300 dólares y fue la única inversión en dinero que hizo. Claro que todo el equipo de su productora Murdoc Films colaboró y luego él destinó miles de horas a concretarlo en su computadora.

La toma que más le costó fue la destrucción de la entrada principal del Palacio Legislativo. Con ella, cada tanto probaba si los avances de software le permitían realizar la película como quería. Ese momento se dio en octubre de 2008. Y desde allí no paró. Sobre la toma cuenta que “hay una estatua y (el misil) pega sobre la parte donde le da el sol. La hice millones de veces para ver si era viable y creíble hacer una explosión. Hasta que esa toma no fuera convincente, no iba a hacer las otras. Debe haber como 200 versiones”.
Tan convincente y creíble fue que deslumbró a Hollywood y concretó una historia que puede resumirse como “cinematográfica” o como una expresión más del “sueño americano”, como han reflejado las decenas de notas que se han escrito sobre este fenómeno en los últimos días.
Tras colgar el corto en YouTube, Federico lo envió a Motionographer.com, un sitio donde se publican las novedades del mundo de la animación. Antes había mandado muchas otras cosas y nunca le habían publicado nada. “Ataque de Pánico” fue su debut. Veinticuatro horas después, 100.000 personas lo habían visto. Y su casilla de correo electrónico comenzaba a recibir propuestas de lo más encumbrado de la meca del cine.
“Acá mirábamos los primeros mails y nos moríamos de risa… Después ya para el fin de semana se puso más serio porque empezaron a caer más mails y el lunes a la tarde seguían cayendo. Entraron los mails de DreamWorks, Universal, Warner que me llamó directamente… Había mails de todas las franjas que hacen las películas: managers, agencias y estudios. Inclusive me escribieron abogados”, recuerda.
Deslumbrado pero intentando que no se le notara, Federico respondía con naturalidad a cada uno. Así consiguió que un estudio pagara los pasajes en primera clase y otro que se haría cargo del hotel. Ocho días después de subir el video, estaba en Los Ángeles y tenía por delante una semana de reuniones con los principales referentes de la industria cinematográfica. “Era consciente de que era una oportunidad y nada más. Pero era mi oportunidad de hacer lo que siempre quise hacer, películas a lo grande”, afirma.

Pese a no tener una idea previa, el director se fue armando una estrategia, asesorado por el productor Roy Lee, uno de los primeros en ponerse en contacto con él y su guía en Los Ángeles. “Me interesaba mucho hablar con él. Es una eminencia. Él se ofreció a verme el domingo, tomamos unos cafés, de noche unos tragos, nos hicimos amigos, nos llevamos muy bien”.
En una de las tantas reuniones fue con Nathan Kahane, de la productora Mandate, asociada a Ghost House Pictures, del director Sam Raimi (El hombre araña). En un momento, Federico salió al baño. Lee se quedó conversando con Kahane. Ambos coincidieron en que en pocos días, el cachet de Álvarez estaría “fuera de mercado” dada la repercusión que había generado su visita. Y Kahane, avalado por Raimi, decidió apostar fuerte.
La reunión terminó y a la noche Lee telefoneó a Federico. “Te quieren ofrecer algo interesante”, le dijo. Al día siguiente, cerró contrato con la agencia CAA, una de las representantes más importantes de Los Ángeles. Cuando llegó a la reunión, sus nuevos agentes no lo podían creer. Sobre la mesa había un contrato, ya firmado por Mandate, para filmar una película de entre 30 y 40 millones de dólares, 100.000 dólares por la exclusividad con Álvarez, un millón para pagar guionistas, otro millón por dirigir la película y 10% de lo que se recaude con la venta de entradas para el director.
Además, le dan total libertad creativa, la película dirá “Film by Federico Álvarez” (algo muy apreciado por los cineastas). “Solo tengo que negociar los dos actores principales, el guionista y el corte final es de Raimi”, explica Federico.
Raimi será el padrino del proyecto lo que asegura, según cuenta, que podrá contar con lo mejor de la industria para realizar su película.
Federico no sabe qué fue realmente lo que impresionó tanto como para que se pudiera dar un contrato de esta magnitud. “Es muy difícil discernir qué fue realmente lo que los impactó. Sam Raimi estuvo media hora diciéndome que era un genio, visionario… Mis amigos lo vieron acá y me dijeron: ‘qué bueno… que trucha tal cosa’… Es muy raro. Lo que sí es irrefutable y matemático es que como director hice una película de cinco minutos que captó la atención de medio millón de personas en dos semanas. Esos son números fríos. Eso es una obscenidad incluso para Youtube, ellos me llamaron para felicitarme, me dijeron que el trabajo entraba en su categoría de ‘videos revolucionarios’ por la cantidad de gente que entró a verlo y por cómo está concebido”, cuenta.

Sólo se anima a adelantar que será una película de ciencia ficción, “probablemente sea una invasión alienígena”. La historia se desarrollará en el Río de la Plata y promete que será “visualmente muy importante”.
Federico no le teme a este desafío. “Probablemente debe ser mucho más fácil que liderar un corto publicitario en Uruguay porque es un sistema muy aceitado. En cualquier laburo que hagas en Uruguay tenés que saber lo tuyo y un poco del de todos los que están alrededor. Te tenés que dar maña para todo. Allá tenés especialistas, seguramente que es más sencillo liderar en ese sentido”, afirma.
Él tiene que negociar los actores y se anima a adelantar que le gustaría trabajar con Eric Bana (Hulk, Munich y Troya). Además, confía en que el rodaje en Uruguay traiga buenas cosas para el país. “Va a traer cosas buenas para todos. La idea también con esta película es armar cosas que después sirvan para traer otras cosas. Hollywood está buscando desesperadamente un lugar para salir a filmar y que sea más barato. Los Ángeles en este momento es imposible por lo caro. Ese ya es otro sueño, pero en este momento la verdad es que tengo la sensación de que todo es posible”.