Un estudiante destacado en primaria y secundaria que, según los curas que dirigían los colegios católicos en los que estudió, “fue un verdadero atleta, ha sabido ganarse la admiración y el cariño de todos. Cursará la carrera de Derecho y no dudamos que llenará con páginas brillantes el libro de su vida. Fidel tiene madera y no faltará el artista”.
El artículo de Granma narra su trayectoria en la universidad de La Habana y los comienzos de su militancia política en “diversas organizaciones estudiantiles progresistas”. Peleó por la independencia de Puerto Rico, contra la dictadura de Trujillo en República Dominicana, por la conformación de un movimiento estudiantil latinoamericano y, sobre todo, contra Fulgencio Batista en Cuba.
“Al ocurrir el golpe de Estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952, fue de los primeros en denunciar el carácter reaccionario e ilegítimo del régimen de facto y llamar a su derrocamiento”, afirma.
El fallido asalto al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba en 1953, la posterior captura y prisión, condenado a 15 años, luego de asumir personalmente su defensa y pronunciar el célebre alegato conocido como “La historia me absolverá”.
«Ningún arma, ninguna fuerza es capaz de vencer a un pueblo que se decide a luchar por sus derechos. Ejemplos históricos pasados y presentes son incontables. Está bien reciente el caso de Bolivia, donde los mineros, con cartuchos de dinamita, derrotaron y aplastaron a los regimientos del ejército regular», dijo en esa ocasión, recuerda el artículo.
Liberado en 1955, se exilia en México y desde allí inicia los entrenamientos con Raúl Castro, Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos, entre otros, para volver a Cuba. En 1956, a bordo del Granma, llegan a Cuba e inician el camino que los llevaría a la derrota de Batista, la asunción del poder en Cuba y el protagonismo durante más de medio siglo de la historia no solo de la isla sino de la humanidad.
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— Portal 180 (@portal180) November 27, 2016
“La vida de Fidel no puede reducirse a unas pocas líneas. Su vínculo permanente e indisoluble con el pueblo, su brillante oratoria, su magisterio constante, en fin su entrega sin límites a la causa de la Revolución han dejado una huella imborrable en el pueblo cubano y han servido de inspiración para millones de hombres y mujeres de todos los continentes. Las futuras generaciones de cubanos tendrán en él, como en Martí, un paradigma y una motivación profunda para dar continuidad a su obra”, finaliza el obituario.