Mujica: la violencia en Uruguay fue justificada

José Mujica dijo que no sabe qué ideología tiene el matrimonio Kirchner, que no piensa impulsar una reforma de la Constitución si no hay acuerdo con la oposición, que Tabaré Vázquez no pudo solucionar el problema de Botnia porque es un enamorado de la dignidad y que el problema de Hugo Chávez es que habla mucho. También señaló que la violencia de los sesenta en Uruguay “fue justificada” y que la justicia en las causas vinculadas con la dictadura “tiene olor a venganza”. “Yo quiero saber la verdad, pero en la Justicia no creo un carajo”, dijo Mujica.

Actualizado: 14 de setiembre de 2009 —  Por: Redacción 180

Mujica: la violencia en Uruguay fue justificada

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En una entrevista concedida al diario La Nación de Argentina, publicada este domingo 13, el candidato presidencial del Frente Amplio (FA) señaló que no quiere tener presos viejos y que no cree en la Justicia como forma de llegar a la verdad. “Yo quiero saber la verdad, pero en la Justicia no creo un carajo”, dijo Mujica. Consultado sobre cómo se llega a esa verdad, dijo: “si me dicen la verdad, te conmuto la pena. Si lo que me interesa es la verdad. Pero, ¿las sociedades se bancan eso? Porque la Justicia tiene un hedor a venganza de la puta madre que lo parió. Y tengo la conciencia de que lo que pasé no me lo va a devolver nadie. Tengo que cargar con eso como una mochila, una cicatriz, como si uno hubiera tenido un accidente, una enfermedad”, afirmó en referencia a los 14 años que pasó preso.

Mujica también habló de su pasado guerrillero. Dijo que la violencia política fue muy justificada en Uruguay y que a él no le tocó matar a nadie. Advirtió, sin embargo, que de lo que tiene que arrependirse es "de que este pueblo se comió 16 años de dictadura y no la pudimos sacar a patadas".

El candidato del FA también habló de lo que entiende por izquierda. "Si por izquierda se entiende defender una fuerte intervención del Estado y una fuerte tendencia estatizante, yo no tengo nada que ver con eso", afirmó. “Mis ideas socialistas están muy impregnadas por los fenómenos de autogestión, pero no confundo el poder del Estado”, agregó.

Mujica prometió mucha negociación si llega a ser presidente. “Si la democracia existe, la forma que más la representa es la oreja, no la lengua. Paso mucho tiempo escuchando gente por ahí, por cualquier lado”, explicó. Y esa negociación es la que usará en el tema de Botnia. Dijo que “Tabaré es un enamorado de la dignidad. Y en los valores que tiene, negociar mucho, insistentemente, sería como perder la dignidad del país”. Él, en cambio, promete “negociar, negociar y negociar. Hasta que resulte insoportable”.

De todos modos dijo que Botnia no contamina. “Menos mal que el medio ambiente lo cuida Botnia. Si lo tuviéramos que cuidar los uruguayos y los argentinos, ¡pobre medio ambiente!”, advirtió.

Respecto a la relación entre Estado y mercado, abogó por un equilibrio. “Estamos por un equilibrio. El Estado tiene que intervenir, sobre todo para forzar al reparto social. Porque tienden a quedar bolsones que el mercado no los arregla y que después terminan saliendo mucho más caros. Tal vez los problemas de seguridad que tenemos hoy son consecuencia de problemas sociales que hace 15 años que no arreglamos, por lo menos en parte”, dijo.

Reiteró que Danilo Astori estará en la coordinación de la política económica de un eventual gobierno suyo. Además, negociará donde hablan en inglés. Él se dedicará a ser un especialista en América Latina.

En ese plano dijo que no sabe bien cuál es la ideología de los Kirchner y que prefiere la estrategia de negociación de Lula. “Hay una posición filosófica e inteligente de Lula, que es tratar de negociar los conflictos, resolverlos por la vía de la negociación. Si no se puede 100, consiga 20, pero consiga algo. No estancarse en una lucha indefinida de confrontación que al final le cuesta mucho y termina perdiendo mucho más. Evitar la confrontación y tratar de desembocar en una negociación. Como método, es lo más económico en esfuerzo para la sociedad entera. Porque cuando se está en el gobierno, también hay que mirar cómo se incide en el resto de la gente. No hay derecho a amargarle la vida a muchísima gente por lo que a uno se le ocurre en el gobierno”, afirmó.

Sobre Chávez, señaló que su problema es que “habla demasiado. Hay que hablar menos”. “Le tengo simpatía porque él está dando respuestas sociales a mucha gente pobre. Es un país de locura”, agregó en referencia a Venezuela.