Con un pasivo de unos 28 millones de dólares, atraso en los sueldos de jugadores y funcionarios, obras retrasadas en el Parque Central, palcos VIP pagados pero nunca entregados. Así vive el Nacional presidido por Rodríguez.
La última decisión del presidente fue recurrir a Casal, a quien le pidió dinero para abonar sueldos impagos. El empresario le prestó la plata y como contraprestación exigió que Nacional contratara a Sant’Anna, que llegó el último día del período de pases. De manera unilateral, sin consulta con ningún otro directivo y pasando por encima del técnico, Alexander Medina, y de la comisión de contrataciones, Rodríguez le dio el sí a Casal. Así se lo confirmaron a 180 cuatro directivos de Nacional. “Es una vergüenza la forma en la que se está manejando al club”, dijo uno de ellos.
Ni bien Medina se enteró de la contratación, decidió que Sant’Anna fuera a entrenar con la Tercera División y no sumarlo al plantel principal.
La otra derivación de la decisión de Rodríguez fue la renuncia de dos integrantes de la comisión de contrataciones. Primero se alejó Antonio Palma, quien declaró en El Observador que "no es algo en contra del jugador, simplemente no me gustó cómo se actuó y ese nombre no se había tratado en la comisión que yo integraba”. El otro directivo que renunció fue Alejandro Orellano. “El caso de Sant’Anna es la punta de un iceberg mucho mayor. Hay un contexto inserto en el pase, sé que es así y me hago cargo”, dijo en radio Carve.
