Gabriel Quirici

“Les bleus”: algo más que fútbol

Hace una semana Francia ganaba su segundo Mundial. Luego de los goles y la lluvia empezaron a llegar imágenes que me hicieron pensar en la diversidad cultural: Pogba con su madre levantando la Copa al cielo en medio de la cancha parecía un momento de tributo a dioses de un “terreiro”; la melodía de “N’Golo Kanté pa-la-la-la-la” cantada en el ómnibus sonaba a soul o a bossanova francesa (luego la cantaron en París); Griezman y su agradecimiento por los valores que le dieron personas “diferentes a los europeos”; los jugadores mezclados con Didier Deschamps tirando agua y bailando en la conferencia de prensa. Buen fútbol, alegría, mezcla cultural, juventud y experiencia.

Actualizado: 23 de julio de 2018 —  Por: Gabriel Quirici

Mucho se habló de la “Francia africana” o del triunfo de los colonialistas… En lo personal siempre pensé que primero estaban las personas, los deportistas. Que nacidos en Francia o en sus territorios (salvo dos casos), criados muchas veces con las mismas dificultades que tienen los que juegan en formativas acá. Eran una muestra, en parte representativa, de la diversidad no sin desigualdad, que habita la república francesa y que su sentir debía ser conocido antes que calificado. Me sonaba racista decir que no eran franceses y que debían estar cumpliendo un sueño de ser protagonistas de algo importante para su país y para sus familias y comunidades.

La imagen positiva de Francia además se me hacía familiar porque contaba con un proceso de selecciones: bien que “sufrimos” a Pogbá en la final del sub-20, tanto como en el reciente partido de cuartos en Rusia. También a muchos nos genera simpatía por ser heredera/continuadora de aquella del 98’, con Zidane a la cabeza, Lilian Thuram al centro y Didier como capitán. La propia mención de Tabárez respecto a nuestras sintonías culturales con lo francés y al hecho de haber tomado como referencia su modelo antes de asumir en 2006 reafirmaba las simpatías.

Este fin de semana me encontré con “Les Bleus. Otra historia de Francia. 1998-2016”(*). Un documental en Netflix que parecía ofrecer una narración sobre el proceso que habían vivido futbolistas y aficionados franceses en estos veinte años. Me llamó la atención que terminaba en el 2016. Pero por otro lado me parecía sano, porque no había sido producida bajo el exitismo del campeonato logrado, ni como previa para vender más un poquito antes de iniciarlo. Quería conocerlos un poco más y aprender también, si era posible, qué había visto el Maestro en aquel sistema.

¡Pero aprendí muchísimo más! Porque la película en formato documental cuenta en forma de problemas temporales las diferentes interacciones entre los logros deportivos, las políticas de integración a la diversidad racial y a la inmigración, los atentados terroristas, el problema de colonialismo argelino, las explosiones sociales en los suburbios parisinos, el crecimiento del Frente Popular de Le Pen y las bombas alrededor del partido Francia-Alemania la misma noche de la masacre de Bataclán (de donde escapó la hermana de Griezman y perdióun familiar Diarra).

Eso mezclado con la supuesta demostración de apertura con la Francia del 98 (criticada porque no cantaban el himno por los derechistas) y la posterior crisis de la selección en Sudáfrica que terminó con una huelga de jugadores y la venida Blanc que llegó a proponer cuotas para los “no franceses” en la selección. Hasta que Deschamps rearmó el proyecto y comenzó una segunda etapa de reconciliación entre la selección y el sentido francés de república e integración.

“Les Bleus” es un intenso repaso por la historia reciente a través del fútbol. Que cuestiona los significados que a veces se quieren sacar de las gestas deportivas y que al mismo tiempo enseña hasta dónde lo problemas sociales y políticos se cruzan con los proyectos deportivos. No plantea un relato idílico de la “Francia integrada” ni se posiciona desde una lejanía intelectual del fútbol como un aspecto secundario. Pone en contexto las dificultades de Zidane para erigirse como ídolo, en virtud de que el enemigo público francés desde 1996 era el terrorismo argelino. Repasa el intento de reconciliación fallido con el amistoso Francia – Argelia en octubre de 2001 (a un mes de los atentados del 11 de setiembre). Presenta la obra de Domenach como técnico integrador en los 2000, quien llevó a la selección a jugar un partido a las Antillas reconociendo a los líderes de la negritud justo cuando en París explotaron los suburbios y Sarkozi llamó “gentuza” a sus habitantes. Muestra a un Lillian Thuran espléndido en sus análisis y críticas sobre los límites de la integración. También se detiene en el cabezazo de Zidane y la despedida sin gloria del ídolo perdonado. Plantea la pendular relación de la prensa y la opinión pública con los jugadores: cuando ganan son ejemplo de integración “négro-árabe-blanco” y cuando pierden son los “extranjeros de los guetos”. Así mismo muestra un momento de rechazo, tensión y resentimiento: “pierden pero son millonarios”. Con un desliz racista en la propia federación al elegir a Blanc como entrenador y proponer límites a la participación multirracial. Y por último presenta un difícil renacer del proyecto francés en medio de los atentados de 2015 y la recuperación en la Eurocopa venciendo a Alemania en semifinales, renovando la ilusión pese a perder la final con Portugal.

Por todo lo anterior, “Les Bleus” es una pieza recomendable para pensar nuestro presente y entender un poco mejor la gloria que acaban de lograr estos jugadores en tiempos complejos y de desafíos que se pueden superar cuando hay compromiso y proyectos con ideas claras. Sirve también para mirar sin ingenuidades lo frágil que resultan algunas conquistas temporales y cuánto queda por hacer en materia de integración y apertura humanista. Quizás quien vea el documental comparta la idea de que este técnico y estos jugadores son algo más que campeones del mundo, y por eso vale la pena mirarlo.

 

*Documental. Francia, 2016. 104’, ATP. De: David Dietz, Sonia Dauger y Pascal Blanchard. Disponible en Netflix.



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