Martínez Barbitta fue uno de los técnicos responsables de un informe sobre perros potencialmente peligrosos, elaborado a pedido de la Cotryba. El informe plantea la obligación de un permiso de tenencia para determinados perros similiar al de porte de armas que exige el Ministerio del Interior.
Para explicar la importancia de este permiso, Martínez Barbitta comparó a estos perros con distintos tipos de armas: una piedra en la mano, una honda, una chumbera o un rifle. Ninguna de ellas es agresiva de por sí; si no se usan, no hacen nada.
“Lo mismo pasa con los animales. Un yorkshire, que pesa dos, tres o cuatro kilos, no va a causar un daño suficiente para considerar que debe salir con bozal y demás, o que el tenedor de ese animal tiene que hacer un curso de entrenamiento. Pero sí si estamos hablando de los perros potencialmente peligrosos, que pueden causar daño”, dijo.
El veterinario explicó que se estima que la genética de un perro es responsable de un 20% de su conducta, mientras que el otro 80% depende de las condiciones del ambiente. Además, un factor clave para la consideración de potencial peligro es la capacidad destructiva del perro.
“El pitbull es un perro que es bastante territorial y muchas veces, por las características del propietario, está adiestrado de esa manera. Los propietarios de los pitbull muchas veces son los que les gusta jugar, tironear con el perro, y está demostrado que la mordida del pitbull tiene la misma fuerza que la de un cocodrilo. Imagínense si pueden hacer daño. El perro es potencialmente un arma porque si un cartero se arrima y el perro lo muerde, lo puede matar. Es un arma mortal pero no es el perro que más muerde”, afirmó.