“Estamos en el año 50 antes de Jesucristo. Toda la Galia esta ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor”. Para los lectores, una frase muy familiar.
Las historias de estos galos que luchan contra los romanos para que no invadan Lutecia, el pueblo en donde viven, han sido traducidas a muchísimas lenguas, incluyendo el latín.
La trama se trata de la lucha entre los galos y los romanos, por eso hace continuas alusiones a la cultura clásica y a Julio César, el eterno enemigo de Ásterix. El pequeño galo rubio que lleva un sombrero con dos alas, tiene a su inseparable amigo Obelix, que es un enorme pelirrojo -tan grande que puede cargar menhires sin la ayuda de nadie- con dos trenzas, quien lo ayuda en sus aventuras, que son para todas las edades.
En esa aldea ficticia al norte de la Galia también están Panorámix (el druida que prepara la poción mágica que da fuerza sobrehumana a los aldeanos), Asurancetúrix (el bardo encargado de trasmitir las historias del pueblo a través de su música, que sonaba muy mal. En todas las fiestas terminaba amordazado), Abraracúrcix (el jefe de la aldea) y su esposa Karabella, Esautomátix (el herrero que está siempre enojado), Idéafix (el perro de Obelix) y Ordenalfabetix (quien vendía ese pescado que nunca estaba fresco), Edadepiédrix u Madame Edadepiédrix (el más veterano de la aldea, que con 93 años es muy juvenil y vital y tiene una esposa de unos 25 años muy bella, que todo el tiempo le está dando órdenes).
