No toquen nada estuvo en el panel en el que se expuso la experiencia de España, Portugal y Finlandia respecto a las trayectorias y la repetición. El expositor español fue el experto en educación Miguel Recio, profesor, director y asesor ministerial de educación.
Recio se enfocó en olvidarse por un rato de la repetición como ese “hecho traumático y determinante” y pensarlo como una medida más. Al pensarlo así, Recio preguntó si la medida es útil, si funciona y si es evaluada.
Por un lado planteó pensar los costos de la repetición, porque cada alumno representa un costo para el sistema educativo y si su trayectoria se alarga por repetir un año, el costo aumenta.
Su idea no era eliminar la repetición para ahorrar, sino para aplicar una medida que convierta esa plata que se usa por las repeticiones, en algo que verdaderamente ayude.
“Si nacen 50.00 y hay un 20% de repetición, en cada curso tienen 60.000 alumnos y un 20% de los recursos destinados a financiar la repetición. Es mucho dinero y hay que preguntarnos si es útil para lograr lo que queremos, que es procurar la mejor educación para cada persona. Si no es útil, hay que cambiar la medida”.
Si bien hay varias formas de evaluar esta herramienta, hay una que es contundente y tiene que ver con el desempeño futuro de los alumnos que repiten.
Recio habló de esa idea de que si el alumno repite va a terminar de aprender lo que le faltó en ese año y va a continuar sin tantos problemas su trayectoria educativa. Pero la realidad dice lo contrario, dijo Recio: “Qué perfil académico tiene un repetidor: haber repetido es el mejor predictor para volver a ser repetidor. No parece ser una medida muy exitosa. El tener menos repetidores o con menos retrasos mejora los resultados”.
“Impedir que haya personas que alcancen o pasen los dos años de repetición mejora los resultados”— Recio.
Además, Recio insistió en evitar, de ser posible, una decisión tan drástica y repentina: avisar al alumno, advertir y tratar de reencausar durante el año, cuando hay notas bajas o rendimientos preocupantes.
“Tiene que haber un plan personalizado para cada alumno repetidor, diciéndole al docente del próximo año, qué materias reprobó y cuáles no. Hay que centrarse en lo que no aprobó, centrarse en los temas que no supera, trabajar en ellos y hacer informes para que el año sea útil para el niño”, propuso Recio.
Recio también explicó que así como se evalúan las clases de los docentes y se les hace una devolución, los profesores deberían estar al tanto de qué provocaron en los alumnos que decidieron hacer repetir.
“Hay que devolverle información sobre sus decisiones al profesorado. Cómo le ha ido al alumno que hicieron repetir, ¿mejor, peor, igual que a los otros? Sin eso se le quita al docente lo esencial de la decisión que se adopta. La evaluación no es necesaria para la educación, tiene que estar al servicio de la educación y si las medidas que adoptamos para evaluarla no son útiles, hay que cambiarlas”.
A su vez, explicó hay veces en las que ni siquiera hay un responsable de la repetición de un alumno. Recio sostuvo que no puede ser que en Secundaria los alumnos repitan solos: “Parece una medida neutra y limpia. En Primaria lo decide el tutor pero en Secundaria alcanza con reprobar cierta cantidad de asignaturas. Es una medida de la que nadie es responsable salvo el alumno. Los responsables de las medidas educativas somos los profesores. No puede haber medidas educativas que caigan del cielo”.
Portugal y Finlandia
La línea del expositor español se basa en la evidencia de la educación actual y estuvo en concordancia con lo que dijeron las representantes de Portugal y Finlandia.
Por Portugal habló Lina Varela, representante del Ministerio de Educación de Portugal, y dijo que en Portugal existe “un programa nacional de promoción del éxito escolar basado en tres pilares: el diagnóstico, la monitorización y la revisión de las soluciones adoptadas. Además, recomendamos actuar a la primera señal de dificultad de los alumnos”.
La experta en necesidades especiales de Finlandia y miembro de la Agencia Nacional de Educación, Riia Palmquist, arrancó diciendo que no tenía mucho para aportar sobre repetición porque el 99,7% de los estudiantes de Finlandia promueven.
Entonces decidió compartir algunas claves que tiene el sistema finlandés para que nadie quede fuera. Dos de esos puntos son el apoyo sistemático a alumnos y docentes y la constante guía y asesoramiento.
Los otros son los Estudios independientes de calificación (los alumnos pasan de año más allás de sus saberes y los profesores saben en qué nivel están y qué debilidades tienen); la opción de educación obligatoria flexible (alumnos que van a clase dos o tres días, tienen espacios de estudio en sus trabajos y se les hace un seguimiento sin obligarlos a asistir a clase toda la semana) y la oportunidad de hacer un décimo año opcional (luego de nueve años de educación, se abre la chance a que el estudiante se quede un año más, ya sea para reforzar lo que siente débil o para evaluar lo que quiere estudiar en el futuro).