Tantos sueños, tantas ilusiones, tantas expectativas que se terminaron de golpe. Los pibes lloran en la cancha y Ronald Araújo pide perdón por TV a la gente en Uruguay. Como si fuera necesario. Como si jugadores de 18 o 19 años tuviesen que disculparse de perder un partido de fútbol.
A la selección se le terminó demasiado rápido el Mundial. Su inmaculada primera fase, con nueve puntos sobre nueve, de poco sirvieron ante un rival durísimo. Ecuador jugó mejor durante todo el partido y clasificó con toda justicia.
Ni siquiera con el 1 a 0 a favor la Celeste pudo imponer las condiciones. Su rival lo metió dentro del área y, con mucha paciencia, trabajó el partido hasta que encontró los goles. La velocidad por las bandas y el manejo por el medio fueron las cartas para Ecuador. Uruguay no podía hacer otra cosa que defenderse. Superado tácticamente, apenas atinaba a sacarla del fondo pero no podía conseguir el balón. Ecuador volvía a empezar y a abrumar a los uruguayos.
Ese gol de Araújo a los 11 que le dio ventaja a la selección parecía muy difícil de sostener si el partido no cambiaba. Cuando a los 30 Alvarado convirtió de penal nadie se sorprendió. Y un minuto después los ecuatorianos voliveron a anotar aunque el gol fue anulado.
La segunda parte Uruguay intentó jugarla algunos metros más adelantado. Con el 1 a 1 conseguido, Ecuador cedió en la presión para volver a intentarlo en el último tramo del juego.
Partido como equipo Uruguay sufrió las consecuencias. Ecuador sacó ventaja de una devolución del fondo uruguayo que salió al medio del área y que no encontró a ningún volante capaz de defender el remate. Alargado en el campo y con líneas separadas, Quintero se encontró solo y sacó un buen remate para el 2 a 1.
A siete del final el sueño se terminó por completo. Una contra de Ecuador, siempre tan veloz para la transición, terminó con un penal y roja para Bruno Méndez. Plata liquidó el partido de penal.