Jorge Sarasola

Boris Johnson, el bufón británico camino a 10 Downing Street

Los miembros afiliados al Partido Conservador deberán elegir al próximo primer ministro del Reino Unido entre Boris Johnson y Jeremy Hunt.

Actualizado: 10 de julio de 2019 —  Por: Jorge Sarasola

El cargo con mayor poder en el Reino Unido (dejando de lado a la corona) se ha convertido en una “papa caliente” que nadie puede sostener. David Cameron renunció en 2016 luego de ser reelecto en 2015. Theresa May siguió sus pasos al anunciar su dimisión a finales de mayo de este año. El 23 de julio el Reino Unido tendrá su tercer primer ministro en tres años, pero dado el impasse parlamentario y las infructuosas negociaciones por el Brexit, ya llueven dudas sobre su potencial supervivencia en el poder.

La renuncia de un primer ministro no desencadena en una elección nacional, sino que da lugar a una contienda interna dentro del partido, que consta de dos fases. En la primera, los parlamentarios conservadores realizaron una serie de votos donde los candidatos con menos apoyo fueron siendo eliminados en cada ronda de votación. De una docena inicial, los representantes terminaron filtrando a dos: Boris Johnson y Jeremy Hunt.

Jeremy Hunt y Boris Johnson.

En la siguiente fase los parlamentarios pierden su potestad decisiva y el voto entre estos dos candidatos se abrirá a los miembros afiliados al partido conservador. En otras palabras, un grupo de aproximadamente 160.000 conservadores escogerá al sucesor de Mrs. May.

Luego de amasar 160 votos entre sus colegas parlamentarios (contra un mero 77 de Mr. Hunt), Alexander Boris de Pfeffel Johnson se perfila para convertirse en el próximo primer ministro británico. Esta holgada victoria es auspiciosa para el candidato, ya que, como sintetiza Michael Wolff en un perfil para GQ, obtener el beneplácito de los representantes parlamentarios era el paso más difícil: “Boris es quizás el político más popular del Reino Unido, pero es el menos popular entre la clase política.”

Fue miembro del parlamento entre 2001 y 2008, cuando abandonó su bancada para convertirse en alcalde de Londres, posición que ocupó entre 2008 y 2016. En su legado se destaca la organización exitosa de los Juegos Olímpicos en 2012. Triunfar como conservador en Londres – un bastión laborista – dos veces consecutivas refleja las principales virtudes políticas de Mr. Johnson: un carisma que lo hace un baluarte indispensable a la hora de hacer campaña y la capacidad de atraer votantes por fuera de la tradicional base electoral de su partido.

Luego de gran especulación sobre su posición previo al voto por el Brexit, “BoJo”, como se le conoce, decidió apoyar la campaña por Leave, acuchillando en la espalda a su gran aliado, compañero de escuela y de universidad, el entonces primer ministro Mr. Cameron. Por esta razón, se ha popularizado el dicho que el referéndum por el Brexit se originó en una disputa en las canchas de rugby de Eton, el colegio donde ambos compartieron aula. El éxito de esta campaña con Mr. Johnson a la cabeza confirmó la decisiva influencia que esta figura goza entre el público británico.

Su ambición por convertirse en primer ministro en 2016 estrelló contra las rocas cuando fue eliminado por sus colegas parlamentarios, dejándole pista libre a Mrs. May. De todas formas, la nueva primera ministra reconoció la estatura de Mr. Johnson dándole una de las carteras ministeriales más añoradas entre parlamentarios, Relaciones Exteriores, que ocupó hasta 2018.

Reconocido universalmente por su descuidada melena rubia que roza lo albino, Mr. Johnson estudió latín y griego en la prestigiosa universidad de Oxford, domina también varias lenguas modernas y ha escrito libros de historia entre los que se destaca una biografía de su héroe, Winston Churchill. Un destacado orador, el candidato conservador ha cultivado un estilo retórico con una cadencia churchilleana, una espontaneidad “sin casete” de donde emergen brotes humorísticos, un sofisticado vocabulario informado por su conocimiento lingüístico y un estilo discursivo repleto de alusiones cultas derivadas de su formación académica. Esta extraña fusión entre lo bufonesco y lo erudito explica la singularidad de un político que sobresale del resto e irradia un magnetismo irresistible entre los votantes.

A pesar de su indudable popularidad entre colegas y el público en general, su carrera ha estado plagada de controversias. Previo a su vida política, trabajó en el mundo del periodismo como corresponsal del Daily Telegraph en Bruselas (donde alimentó el euroescepticismo británico) y editor general del semanario The Spectator. Como consecuencia de su estilo provocativo y humorístico que coquetea con lo incendiario, la crudeza de Mr. Johnson en sus artículos ha desembocado en varias retractaciones y pedidos de disculpas. Por ejemplo, en una columna para el Daily Telegraph en 2002 se refirió a africanos miembros del Commonwealth como “piccaninnies” (un término ofensivo por sus connotaciones racistas) con “sonrisas como sandías.”

El escrutinio mediático sobre Mr. Johnson se ha concentrado en su relación complicada con la verdad, una característica que desata comparaciones con Donald Trump. En el inicio de su carrera periodística fue echado del diario The Times por inventar una cita para un artículo. En 2003, cuando los reportes sobre su relación extramarital con Petronella Wyatt (una columnista del Spectator) inundaban los tabloides, él le aseguró al líder del partido, Michael Howard, que las alegaciones eran falsas. Cuando se probó que el affaire era verídico fue echado de su puesto en el gabinete de ministros.

La turbulenta vida personal del candidato a primer ministro, caracterizada por escenas propias de una telenovela, es frecuentemente usada por críticos para denostarlo. Luego de un matrimonio que duró cinco años con Allegra Mostyn-Owen, Mr. Johnson se casó con Marina Wheeler solo semanas después del divorcio, con quien luego tuvo cuatro hijos. Durante estos veinticinco años junto a su segunda esposa abundaron rumores sobre sus infidelidades, entre las que se destacó la relación con Helen MacIntyre, con quien tuvo una hija por fuera de su matrimonio en 2009. En 2018 se oficializó su separación con Marina Wheeler, a pesar de que continúan casados. Sus amoríos explican por qué algunos se refieren a él como “Borisconi.”

El editor del Daily Telegraph para quien trabajaba en su faceta como periodista, Sir Max Hastings, escribió un artículo de opinión rogándole a los votantes conservadores que reflexionaran: “Mientras que [Johnson] es un entretenedor brillante que fue popular al mando de Londres, no está capacitado para primer ministro porque no tiene ningún otro interés salvo su fama y satisfacción personal.”

Dada la considerable popularidad del “blond bombshell” (la bomba rubia) entre los miembros afiliados al Partido Conservador, un mantra repetido hasta el cansancio es que su mayor enemigo en esta campaña no es su contrincante, Mr. Hunt, sino él mismo. De hecho, la estrategia principal en lo que va de la contienda ha sido mantenerse escondido al minimizar sus apariciones mediáticas.

Fue un nuevo episodio en su vida personal que amenazó con descarrilar la campaña días atrás. Un vecino de Mr. Johnson llamó a la policía luego de escuchar una violenta altercación verbal entre el parlamentario conservador y su pareja actual, Carrie Symonds. El vecino grabó el intercambio antes de filtrárselo al Guardian, donde se escucha a Ms. Symonds gritando “no me toques” y “andate de mi casa.”  La policía aseguró luego de su visita que no había razones para preocuparse. Aparentemente la disputa se originó luego de que el candidato derramara vino tinto sobre un sillón. El New Statesman ironizó sobre esta situación con el título, “Orden de Restricción.”

A pesar de las variopintas críticas que allegados, opositores y comentaristas han elevado sobre Mr. Johnson, él solo debe convencer a una mayoría de esos 160.000 miembros afiliados al Partido Conservador para obtener las llaves de 10 Downing Street. Todos los pronósticos lo colocan cómodamente por encima de Mr. Hunt – con una encuesta reciente de YouGov para The Times dándole el 74% de los votos [] Su principal promesa, salir de la Unión Europea el 31 de octubre sí o sí (o sea, con acuerdo o sin acuerdo), ha resonado con la membresía de un partido que se ha radicalizado a favor del Brexit. Encuestados si la implementación del Brexit valdría la pena a pesar de la independencia de Escocia, daño significativo a la economía o el colapso de su propio partido, en cada uno de esos tres escenarios una mayoría de los miembros afiliados al Partido Conservador aún optaría por salir de la Unión Europea 

Sus seguidores ven a un líder inspirador que puede revitalizar a un partido desinflado por Mrs. May y navegar el Brexit a buen puerto, con el carisma necesario para aplacar la amenaza del Partido del Brexit fundado por Nigel Farage y de superar en una futura elección al laborismo de Jeremy Corbyn.

Al mando de Londres, Mr. Johnson se perfiló como un político alineado al carácter distintivo de la ciudad: abierto, tolerante, multicultural, progresista. A cargo de la campaña a favor del Brexit reveló una faceta diferente, con tendencias más nacionalistas y anti-inmigratorias. La pregunta que millones de ciudadanos se hacen hoy es: ¿cuál de estos dos Boris Johnson está a punto de liderar el gobierno británico?



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