Fondos culturales: Sin registros, sin rendir cuentas y con planillas incoherentes

La Contaduría General de la Nación no pudo determinar que los Fondos de Incentivo Cultural, que controla la Dirección de Cultura, hayan sido destinados a proyectos vinculados al arte y la cultura.

Actualizado: 30 de julio de 2019 —  Por: Emiliano Zecca

Fondos culturales: Sin registros, sin rendir cuentas y con planillas incoherentes

Foto: Ricardo Antúnez / AdhocFOTOS (Todos los derechos reservados)

Para la Contaduría General de la Nación (CGN) no fue posible determinar el destino y uso correcto del dinero del Fondo de Incentivo Cultural (FIC), que proviene de privados que donan a través de un régimen de donaciones especiales para proyectos vinculados al arte y la cultura, porque el libro de actas de asambleas “carece de formalidades mínimas” y las planillas excel que se utilizan para llevar adelante la utilización de los fondos no tienen “coherencia”.

Laura Tabárez, Contadora General de la Nación desde 2016, explicó a No Toquen Nada (DelSol FM) que la investigación sobre el manejo del Fondo de Incentivo Cultural se inició por pedido de la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz. El objetivo era ver que los Fondos de Incentivo Cultural se usaron correctamente.

Tabárez dijo que lo primero que hace la CGN cuando realiza un trabajo de estos es definir “el deber ser” y luego compara eso con lo que hay. En este caso se encontraron con varios problemas que limitaron el trabajo. “Algunos movimientos no se identificaron, otros sí. Por lo tanto, el informe habla más de lo que no pudimos hacer. Lo que sabemos es que los registros contables y las demás formalidades que tiene que tener el fondo no se cumplieron. El manejo era con una planilla excel, con dificultades, para el que maneja el lenguaje contable, la contabilidad registra comprobantes, sin eso la información no es fidedigna, eso faltaba y se hacían anotaciones en una planilla excel, con todas las limitaciones de trazabilidad y seguridad que tiene una planilla excel, que puede ser fantástica para unas cosas, pero no para dejar registros inamovibles”, explicó.

Este régimen está regido por ley y según la CGN en su informe: no hay registros contables, no se audita desde el 2013, no se rinden cuentas, el libro de actas no cumple con las formalidades, las planillas carecen de coherencia, no se confirma con certeza el saldo bancario y no se puede decir que los fondos se apliquen según directivas del Consejo Nacional de Evaluación y Fomento de Proyectos Artísticos Culturales (CONAEF). La encargada de manejar esos fondos es la Dirección de Cultura, que preside el CONAEF, y el destino de la plata donada puede ser un fondo común, otro para el arte o para un proyecto específico. La CGN detectó fallas en el trabajo de la Dirección de Cultura. “La formalidad en este caso sería contar con las actas del consejo, que deberían decir lo que se asigna a cada proyecto, una vez que son habilitados y tienen las garantías, de eso no opinamos, pero deberían existir actas que registren eso y no estaban. Entonces, no podemos decir que se hizo lo que el consejo decidió, ni que se hizo lo contrario, porque no sabemos cuál es el deber ser”, afirmó.

A partir de la detección de estos problemas, la CGN recomendó el pase del caso a la Auditoría Interna de la Nación, que es el organismo encargado de auditar estas fallas.

Tabárez explicó que lo encontrado en el trabajo de CGN son desprolijidades, a las que no se les pueden achacar a mala intención porque no hay pruebas para eso. Es un caso de mal manejo de fondos por parte del Estado, que es preocupante y deja una puerta abierta a todo tipo de especulaciones. “Hablamos de capacitación en la gestión pública. Los que trabajamos en el Ministerio de Economía, la Auditoría Interna o la Contaduría tenemos incorporados los mecanismos de control, que también son de defensa de nuestra gestión, son las cosas que tenemos que hacer para respaldar lo que hicimos. Eso a veces no se valora en la medida que debería valorarse. Eso no tiene que ver con dolo o maldad, es no saber lo que tengo que hacer. No solo para rendir cuentas al ciudadanos, sino también para cubrirme de todo tipo de cosas. A veces los contadores que trabajamos en la administración pública somos castigados por eso, protestan cuando nos ven venir, y yo siempre les digo que es para cuidarlos. A veces decirle ‘no’ a un jerarca no es fácil, pero es para cubrirle la espalda. Acá, en este caso, parecería que faltó un poco de eso, gente especialista y capaz para gestionar fondos públicos”, expresó.