Peñarol está en caída libre. El equipo no tiene soluciones para imponer las condiciones del juego ni capacidad para revertir malos momentos. Se derrumba el Carbonero ante el primer contratiempo que se le presenta en la cancha y los rivales sacan provecho de eso.
A Liverpool se le presentó una gran oportunidad y no la dejó pasar. A falta de cuatro minutos el equipo de Pezzolano sacó ventaja y festejó en su cancha. Liverpool precisaba recuperarse de un flojo arranque de Clausura y encontró una gran oportunidad para hacerlo El gol de Franco Romero a los 87 minutos le dio el triunfo al local.
Peñarol es incapaz de lastimar a su adversario. Es previsible, no tiene capacidad para dañar ni ejerce supremacía en ningún sector del campo. Para peor, el equipo de López no puede recuperarse de las circunstancias de juego. El aurinegro está flojo de cabeza y lleno de dudas. Un gol lo condena.
Liverpool tuvo la pelota e intentó correr la cancha cuando tuvo la pelota. Lo benefició la poca capacidad de control del aurinegro en el mediocampo.
En el segundo tiempo el negriazul no estuvo tan claro a la hora de atacar. Si en el primero los de Pezzolano generaron varias situaciones claras, tras el descanso estuvieron atascados cuando intentaron llegar sobre el arco de Dawson.
López intentó hacer cambios para modificar el ataque pero siguió con los mismos problemas. Sin claridad para avanzar, incapaz de generar en el medio, errático en los últimos metros.
El gol de Romero a los 87 hizo justicia con Liverpool y condenó a Peñarol, cada vez más comprometido en el Clausura y en la Anual.
