La cara de Munúa lo decía todo. Abatido porque su equipo no había podido mantener una victoria que parecía segura hasta la mitad del segundo tiempo. El gol de Gonzalo Bergessio apenas comenzado el partido y el de Rodrigo Amaral a los 24 de la primera parte auguraban tranquilidad en el Viera.
Sin embargo en la segunda mitad Nacional se replegó demasiado, le regaló la pelota a un Wanderers que jamás renegó de la iniciativa y que le igualó el partido poco antes del final.
El Tricolor aún no ganó en el Apertura. Perdió en el debut y luego cosechó apenas dos empates. El del Viera es aún más amargo que el primero, cuando al menos revirtió un marcador adverso.
Empezó mejor Nacional que al minuto ya ganaba. Una corrida por izquierda de Gonzalo Castro y la habilitación para Bergessio, que con un remate cruzado puso el 1 a 0.
A Wanderers le costó mucho pararse en la cancha. Su rival se imponía en el medio y generaba por los extremos. Con Amaral encendido, la velocidad de Castro y la presencia intimidante de Bergessio Nacional mandaba. A los 24 fue Amaral quien recogió un rebote y anotó el segundo gol.
Al local se le hacía cuesta arriba el partido. Era incapaz de tomar la iniciativa y de lastimar. Pero sobre los 40 minutos encontró el descuento con el gol de Jonathan Barboza y se revitalizó.
Tras el descanso salió el Bohemio con mejor actitud, más dispuesto e intenso y a partir de la posesión impuso las condiciones del partido. Nacional se metió demasiado atrás pero nunca entregó sensación de firmeza. El paraguayo Miguel Jacquet, de mal partido, debió ver la roja por una tremenda patada que el árbitro, Esteban Ostojich, dejó sin sanción.
Wanderers se vino, plantó el equipo en campo rival y buscó con paciencia el momento para acelerar. Nacional se jugó al contragolpe.
A tres del final, algunos minutos después de que Luis Mejía salvara un mano a mano que pudo ser el empate, el local tuvo la revancha. Mathías Acuña recibió por izquierda, de espaldas al arco. Cubrió con maestría el balón y sacó un remate perfecto de media vuelta que no pudo detener el arquero.
