El hincha de Nacional no deja de disfrutar por más que esto de la vuelta olímpica sea repetido en los últimos tiempos. A pesar de que haya habido vueltas, triunfos importantes y estadios llenos los parciales no se acostumbraron. Hay alegría en el pueblo tricolor y se nota en el festejo final. En las canciones dedicadas, en las bengalas prendidas, en la pirotecnia preparada, en los abrazos entre hinchas que no se conocen pero que se tienen cerca y comparten el sentimiento.
El que festeja dentro de la cancha, como algunas veces lo hizo en la tribuna, es el Tata González. Ese jugador que llegó a comienzos de año y convirtió el gol del título. El mismo que al comienzo tuvo que esperar su oportunidad y cuando la tuvo no la desaprovechó, tampoco desaprovecha el momento de su primer título con la camiseta que siempre soñó vestir. Y se abraza con Nicolás Lodeiro. Y canta con OJ. Y festeja con Diego Vera.
Nacional levanta una nueva Copa. Importante como todas, merecido como ninguna. Es que el equipo de Acevedo logró un rendimiento colectivo de alto vuelo y tuvo las mejores individualidades del torneo. Empezando por Matute Morales, el mejor jugador del campeonato. Siguiendo por Nicolás Lodeiro, Rodrigo Muñoz, Matías Rodríguez, Sebastián Coates y OJ Morales. Ellos fueron las figuras de un equipo con números que lo dicen todo: 14 jugados, 12 ganados, 31 goles a favor y nueve en contra. Hizo 36 puntos en la cancha y a pesar de que inició el torneo con tres puntos menos por sanción, dio la vuelta una fecha antes del final. Le ganó 3 a 0 a Peñarol y a Defensor, derrotó de atrás a Liverpool y venció a Danubio en Jardines. ¿Qué más hace falta para asegurar que se trata de un gran campeón?
El partido ante Fénix se terminó a los 10 del segundo tiempo. Después de que Álvaro González tomó la pelota, se sacó de encima a un rival y colocó el remate contra el palo derecho, no hubo más nada qué discutir. Mucho menos si se tiene en cuenta que cinco minutos más tarde Facundo Quiroga agredió con el juego detenido a Nicolás Lodeiro y Jorge Larrionda lo expulsó. Allí la gente se soltó, empezó a cantar el clásico “salió el nuevo campeón” y espero el final.
Las dos jugadas debilitaron a un Fénix que, hasta allí, estaba haciendo un buen partido. Después de un comienzo titubeante, el cuadro de Ribas se soltó y lastimó al fondo de Nacional a tal punto que tuvo dos jugadas claras de gol que sus futbolistas fallaron en el área chica y sin golero.
El tricolor también generó lo suyo. El Morro García y Mario Regueiro tuvieron las mejores situaciones pero el arquero dos veces y el horizontal en la restante, impidieron el gol.
Ese gol que apareció en el segundo tiempo y que abrió el camino. A partir de ese momento, Nacional lateralizó la pelota, la tocó sin profundidad y se limitó a hacer correr el tiempo. El albivioleta desorientado y con uno menos, no tuvo fuerzas ni para generar peligro sobre el arco de Muñoz.
Cuando Larrionda pitó el final, Nacional volvió a ser el dueño de la noche. Algo repetido en el último tiempo pero que el hincha sigue disfrutando como la primera vez.