Una noche con Joaquín

Joaquín Sabina volvió a deleitar a Montevideo. “Mi Montevideo”, como dijo él mismo varias veces durante la noche, queriendo dejar claro su afecto por la ciudad. “Gracias por esperar”, expresó el español, que se presentó en el Estadio Centenario en una noche donde la amenaza de lluvia desapareció a medida que sonaron una veintena de temas, todos y cada uno, a la perfección.

Actualizado: 03 de febrero de 2010 —  Por: Matilde Marti

Una noche con Joaquín

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“Tantas veces me dieron por muerto… funerales me hicieron… Pero aquí sigo, vivito y coleando, quizá este escenario sea un sacramento; los filósofos dicen que se demuestra cantando”, dijo Sabina y arrancó aplausos en los miles de presentes, en su gran mayoría mujeres.

Entre el cielo toldeado y la puntualidad del público, la música llegó cinco minutos pasadas las nueve de la noche. Tiramisú de limón -el corte de difusión del disco Vinagre y Rosas- fue la primera de 23 canciones interpretadas ante la tribuna Olímpica y la cancha del Centenario casi repletas.

"Gracias Montevideo”, gritó al comienzo del show. “Estoy muy conmovido, gracias por estos años, por esperar, por la complicidad...". Sabina aseguró que "por más lejos" que viva de Uruguay, se siente "más que en casa".

El repertorio siguió con otro tema de Vinagre y Rosas, disco que está presentando por América Latina; Viudita de Clicqout. Luego, llegó Ganas de, Medias negras y Aves de paso, con lo que el público iba aumentando su éxtasis. Peor para el sol y Por el bulevard de los sueños rotos dieron un cierre perfecto a la primera parte del recital.

Si bien no se hicieron cortes, Sabina se retiró un par de veces del escenario y dejó el espectáculo en manos de su banda. Fue así que el guitarrista Jaime Azúa cantó el tema de Fito Páez, Llueve sobre mojado, y luego Pancho Varona -en el bajo- entonó Donde habita el olvido. Por último, previo al esperado retorno de Sabina, la intensa voz de Marita Barrios inundó el Estadio Centenario, al cantar Como un dolor de muelas.

Marita continuó con Y sin embargo te quiero, y Sabina se sumó a la mitad del tema. Luego, él contó que la gira le está resultando bastante larga, atravesando fríos y calores. "Entre una intoxicación alimentaria y esta humedad, uno esta un poquito descompuesto", confesó. "Lo digo porque ansiaba este momento, aunque no quería contarlo. No vamos a dejar esto... Cantaremos con el corazón o con los huevos". El público volvió a ovacionarlo y él aprovechó la atención para dedicarle el siguiente tema -Cristales de Bohemia- a un artista uruguayo, presente en las primeras filas. “Lo nombro a él en representación de todos los músicos uruguayos que conozco, y admiro: Jaime Roos”.

Aparece Marita con un caminar sugerente, usando otro vestido, más corto y más ajustado, fumando un cigarrillo y con un detalle rojo en el cabello recogido, además de una liga del mismo color asomando por la pollera. Sabina le da vida a Una canción para Magdalena: la más señora de todas las putas, la más puta de todas las señoras. Antes de que culmine el tema, y mientras la banda sigue tocando, Sabina cuenta que una mujer se le acercó en las calles de Montevideo a saludarlo, junto a su hija pequeña, que se llama Magdalena. “Espero que no me salga muy puta”, le dijo la uruguaya al español.

Seis clásicos de Joaquín Sabina comenzaron a cerrar la noche: Peces de ciudad, Nos sobran los motivos, Embustera, Calle Melancolía, 19 días y 500 noches, y Princesa. El protagonista se saca el bombín, saluda y es ovacionado. Sobre las once de la noche, los artistas se retiran del escenario, pero la banda aparece minutos después.

“Mientras el jefe se toma un matecito reponedor", tocan Amor se llama el juego y Sabina se suma en los últimos versos.

En el tema Contigo, el español cambió algunas líneas para volver a demostrar su amor por Montevideo. Cantó: Yo no quiero calor de invernadero / yo no quiero besar tu cicatriz / yo no quiero París con aguacero / ni Pocitos sin tí (…) Yo no quiero saber por qué lo hiciste / yo no quiero contigo ni sin ti / lo que yo quiero, charrúa de ojos tristes / es que mueras por mí.

Noches de boda, Y nos dieron las 10 cerraron la noche, que Sabina culminó con un “Gracias, hasta siempre Montevideo”, dejando abierta la posibilidad de volver a tocar en Uruguay.

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