Jorge Sarasola

BREXIT: ¿permanecerá el Reino Unido en la Unión Europea?

Una inspección de los principales argumentos a favor y en contra de la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea.

Actualizado: 23 de marzo de 2016 —  Por: Jorge Sarasola

Aún con heridas abiertas producto del referéndum por la independencia escocesa de 2014, los británicos se preparan para volver a las urnas el 23 de junio a responder una pregunta que podría marcar el destino del país: “¿Debería el Reino Unido (RU) permanecer como un miembro de la Unión Europea (UE) o abandonarla?”

La relación entre RU y la UE nunca ha estado libre de asperezas. El RU es uno de los pocos países miembros que no utiliza el euro, por ejemplo, marcando cierta distancia frente a sus pares. Décadas atrás ya existía cierto escepticismo hacia la UE, y este mismo referéndum tuvo lugar en 1975 donde el 67% decidió permanecer como miembro.

Pero estos últimos cuarenta años vieron un movimiento de transformación progresivo de lo que era simplemente un mercado común europeo, a lo que algunos llaman los “Estados Unidos de Europa”, con su propio parlamento que muchas veces legisla contra los intereses de naciones particulares. Este miedo a convertirse en los “Estados Unidos de Europa” es lo que alimenta el euro-escepticismo de la campaña que aboga por abandonar la unión.

El panorama socioeconómico de estos últimos años también ha jugado un rol fundamental, donde diferentes partidos nacionalistas han sabido explotar la ansiedad del público en tiempos de crisis y culpar a la UE por gran parte de los males, como el influjo migratorio y la crisis griega.

El RU vio el surgimiento de UKIP (sigla en inglés para Partido por la Independencia del Reino Unido) cuya razón de ser es lograr la independencia de la UE. Bajo el mando del carismático Nigel Farage, la retórica populista caló hondo en gran parte de la sociedad: que han perdido su soberanía frente al Parlamento europeo, que el libre movimiento de personas deja sin trabajo a los británicos, que hay que tomar control de las fronteras para frenar posibles ataques terroristas.

Los logros de Farage en las urnas obligaron al primer ministro – el conservador, David Cameron – a tomar la voluntad del pueblo en serio y prometer un referéndum donde la gente podrá decidir por sí sola.

Esta campaña ha generado una guerra civil entre los conservadores, ya que tienen libertad de voto. Cameron y cerca de la mitad de los parlamentarios militan por permanecer dentro, mientras que la otra mitad – donde se destaca el ilustre alcalde londinense, Boris Johnson – han ido en contra del primer ministro.

A favor de permanecer también se encuentran la gran mayoría del Partido Laborista, el Partido Nacional Escocés y los Demócratas Liberales.

La campaña por permanecer resalta los miedos y desafíos que un RU independiente enfrentaría. No se sabe cuántos trabajos se perderían, cuánta inversión decaería, cuáles acuerdos comerciales alternativos se negociarían; en fin, salir de la UE sería como saltar al vacío. Los que militan por salir argumentan que la UE no funciona: es mucho el dinero que se le paga y muy poco lo que vuelve, aparte de regulaciones votadas en Bruselas que intervienen con la soberanía nacional.

A continuación se propone una breve inspección de algunos argumentos:

Inmigración

Dado que el RU es uno de los países más ricos, estables y generosos de la UE, existe mucho escepticismo respecto a quién realmente le beneficia el libre movimiento de personas, ya que son muchos los trabajadores de países europeos más pobres que emigran hacia allí. El RU debe tomar control de sus propias fronteras, argumenta Farage, y esto es inviable bajo el acuerdo de libre circulación de la UE. El libre movimiento de trabajadores no sólo deja a muchos británicos desempleados, sino que también estanca los salarios ya que hay mano de obra barata, argumentan los euroescépticos. Asimismo, detener los altos niveles de inmigración actual aliviaría la presión a servicios públicos como escuelas y hospitales.

La crisis migratoria contemporánea y los ataques terroristas en París acentúan estos miedos: inmigrantes ilegales y potenciales terroristas que lograron ingresar a la UE pueden eventualmente llegar hasta el RU.

Desde la campaña rival se escuchan voces proinmigración: la retórica euroescéptica se alimenta de comentarios xenófobos y populistas que no son amparados por los números. Jonathan Portes y otros economistas han argumentado respecto al efecto positivo de la inmigración. Por un lado, estos trabajadores están llenando un vacío en la sociedad británica, realizando tareas donde la mano de obra escasea. Por otro, la gran mayoría de estos inmigrantes tiende a ser joven y saludable, y a través de los impuestos ayuda a financiar un sistema de salud que tiene que lidiar con una población avejentada.

Aquellos que desean permanecer también enfatizan que hay cerca de dos millones de británicos en Europa, y salir de la UE afectaría su derecho para trabajar, así como su acceso a la salud pública y pensiones.

Comercio

Abandonar un mercado común de 500 millones de personas sería una locura absoluta, aseguran aquellos que desean permanecer en la UE. De hecho, el exlíder de los Demócratas Liberales, Nick Clegg, afirmó en un debate de la Oxford Union que mientras el RU exporta el 45% de sus productos a la UE, sólo importa el 6% de allí; remarcando lo fundamental que este mercado es para el comercio. El parlamentario también informó que la inversión europea en su país – que ronda las 26.000 millones de libras (unos 38.000 millones de dólares)– decaería significativamente.

Los partidarios de abandonar la UE han dicho que la campaña rival sólo quiere asustar al público: salir no significaría aislarse en un iglú, y nuevos acuerdos comerciales podrían ser negociados. Noruega tiene acuerdos con la UE por pertenecer a la EEA (Área Económica Europea) y Suiza tiene diferentes convenios dependiendo del sector. También se podría elaborar un tratado de libre comercio con Estados Unidos. Y abandonar la UE abriría las puertas para negociar con el resto del mundo, argumentan aquellos que desean irse.

No sólo eso, sino que el costo de ser miembro es exorbitante. El RU contribuyó aproximadamente 13.000 millones de libras a la organización en 2015 (unos 18.000 millones de dólares), y sólo recibió 4.500 millones como parte del gasto público europeo. La contribución neta de 8.500 millones de libras podría ser utilizada para resolver problemas británicos en lugar de mantener burócratas en Bruselas, argumentan los euroescépticos.

Por otro lado, los pro-UE creen que gran parte del beneficio de permanecer dentro viene en forma indirecta que no puede ser medido a través de la contribución neta, ya que genera inversiones, comercio y puestos de trabajo.

Otro referéndum escocés

Escocia es ampliamente pro-UE, mientras que Inglaterra se encuentra mucho más dividida según las encuestas. Recordemos que en 2014, Escocia optó por permanecer dentro del RU en una votación muy pareja (55.3% vs 44.7%), por lo que casi medio país espera la oportunidad de otra votación para lograr su independencia. Se especula que en caso de que se vote por salir, el gobierno escocés propondrá un segundo referéndum con la excusa de que ellos desean permanecer, y que en esta instancia podría llegar a una mayoría.

No es un argumento específico sobre el referéndum, pero es una consecuencia probable. Si votar por salir de la UE también significaría votar para disolver la unión de reinos, quizás algunos lo pensarían dos veces.



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