Como un Gandhi del arco, Carini construyó su carrera en base a la resistencia pasiva. Los escenarios de sus reivindicaciones no fueron los caminos de la India, sino los bancos de suplentes; su enemigo no fue el Imperio Británico, sino el técnico de turno; el beneficiario de su revuelta no fue el pueblo indio, sino sus propias ganas de no jugar.
El resultado: una exitosa carrera de más de diez años en Europa y Brasil en la que no ha atajado más de tres fechas seguidas.
Pero ahora el hombre que ha paseado su chaleco de suplente por todo el mundo está por firmar con Peñarol, donde es estadísticamente imposible que no sea titular, teniendo en cuenta los 34 cristianos con guantes que cuidaron el arco mirasol en los últimos tres años.

Carini sabe a lo que se enfrenta, pero se muestra confiado: “Sé que si me dejo estar un segundo corro el riesgo de terminar en el once titular, pero a esta altura de mi carrera necesito un desafío así, saber que día a día me tengo que ganar ese lugar en el banco de suplentes, haciendo los méritos suficientes para estar en el plantel pero mandándome las cagadas necesarias para estar en el banco. Estuve viendo videos del campeonato pasado y la verdad que Sebastián (Sosa) me la va a hacer difícil, mi mejor carta para perder la titularidad siempre fue salir mal, pero él está muy fuerte en esa área (o sea, muy débil en su área). Cada entrenamiento de golero va a ser una guerra de furcios, como dos científicos rusos tratando de poner en órbita un satélite. No va a ser fácil.”
El representante de Carini destaca su profesionalismo a la hora de ser suplente: “No cualquiera puede ser golero y mucho menos suplente, hay que tener un poder de abstracción importante, saber ocupar el tiempo pero a su vez no divagarse mucho porque en cualquier momento te pueden hacer entrar, es como ser guardavidas, estás al pedo todo el día pero en el momento menos pensado echan al golero y te tenés que tirar al agua a rescatar a ese muerto. A su vez te tenés que cuidar mucho fuera de la cancha, porque tenés mucho tiempo libre y las tentaciones son varias, Fabián estuvo tres meses de suplente en Bélgica, si no hubiera estado enfocado engordaba 20 kilos comiendo chocolate y ahí pasaba a ser tercer arquero, que es un puesto totalmente degradante y miserable que no le deseo a nadie.”
