Martín Rivero apunta el “Faro” a “Martín Rivero”

Martín Rivero fue Astroboy, es Campo y, a veces, Atlas. Pero ahora retoma “el personaje Martín Rivero”. Nueve años después de su primer disco solista, su voz pop y sus composiciones vuelven a tener nombre propio en “La espuma de las horas”.

Actualizado: 25 de octubre de 2018 —  Por: Mauricio Erramuspe

Martín Rivero apunta el “Faro” a “Martín Rivero”

Martín Rivero (Difusión Talian)

A Martín Rivero no se sentía cómodo en su versión solista. Incluso habla de ella en tercera persona. “Me costó pila llegar al punto de decir que había que grabar otro disco de Martín Rivero”, le dijo a 180 antes de estrenar su nuevo trabajo en un showcase para prensa a comienzos de octubre.

Dudó mucho pero tomó la decisión tras una charla con Juan Campodónico, con quien comparte Campo. Las canciones que tenía prontas eran “muy Martín Rivero” y se lanzó. El resultado ya está disponible en tiendas digitales.

“Ahora siento que es el disco que siempre quise hacer. Esos discos o esas cosas que uno sueña. Fue hace un año que me lo propuse. No hay nada que no haya estado a la altura”.
—Martín Rivero.

Tu disco solista anterior es de 2009. ¿Por qué demoró tanto y cómo te animaste a lanzar el segundo?

Me costó pila llegar al punto de decir que había que grabar otro disco de Martín Rivero, para que “Martín Rivero” exista.

Siempre tengo la necesidad de componer, de hacer música, arte, videos, pero me encanta abordar las cosas desde un lado más colectivo, grupal. Me gusta formar parte de eso porque creo que del sparring, de charlar con los demás, salen cosas buenas, lo mejor de cada uno.

Tenía canciones que fui recopilando y la idea era hacer un disco con otra banda que tengo, Atlas, que a veces existe y a veces no. Simplemente ocurrió que no estábamos en el momento para hacerlo. Las canciones que yo tenía eran muy “Martín Rivero”.

Tenía bastante abandonado al personaje solista porque me parece aburrido estar solo. Más allá de que lo tenés que hacer todo vos, también es aburrido decidir todo vos. Por eso trabajé con cuatro productores.

El disco va de temas que son muy intensos, bailables, a otros que son más de clima, introspectivos. Las letras en general son introspectivas, con imágenes, oníricas. Es amplio el espectro que abre. ¿Eso fue buscado?

Eso fue buscado o, más bien, encontrado. Yo sabía que no quería hacer un disco que fuera todo igual, que tuviera una dinámica entre canción y canción. Aun dentro de las canciones hay climas, tienen hasta tres partes. Eso creo que le da una magia muy peculiar a la canción, le permite salirse de donde viene, respirar, tomar otra forma y reamarse. Eso me parece fundamental sobre todo para la música pop que a veces termina cansando, repitiéndose mucho.

Pensé en eso: “si voy a hacer el disco quiero hacerlo con distintas personas, que no suene todo igual, que sea muy atmosférico”. Y fui dando con un montón de gente increíble que son Guille Berta (que es el productor de Franny Glass y Florencia Núñez, de un montón de gente), Luis Angelero (que toca en Boomerang y está empezando a producir), Ino Guridi (una chica que tiene su proyecto Joven Panorama) y Mariano Esaín (que había sido el productor de mi primer disco y de las cosas de Astroboy).

Llegamos a una cosa que suena muy atmosférica pero que a su vez tiene un sentido y una dirección.

Tus letras son más de elementos o imágenes, no tanto historias. El cuento es por imágenes, algunas más urbanas, otras más de la naturaleza. ¿Cómo trabajás las canciones?

Música y letra todo junto. A la hora de componer, el acorde que toque tiene que estar cargado de unas palabras que tengo que encontrar en ese momento y son esas. Si no sale, esa canción quedó en el camino, no elaboro una letra u otra cosa.

Es muy instintivo, no es que quiero contar tal cosa, es lo que me sale. Como un canal que va a transmitir lo que esté captando en ese momento. Es más por ese lado, por lo intuitivo. Nunca tengo la idea de que quiero hablar sobre una cosa, agarro la guitarra y baja una canción.

Es la musicalidad lo que te mueve a la composición, son climas. Eso se percibe en el disco.

Siempre me manejo más por el lado de las emociones y trato de que lo que escuches, te emocione de una u otra manera. Por lo general quiero que te emocione para bien.

De hecho las canciones que tienen algo más narrativo es de casualidad. Por ejemplo, Kimchi, que narra una cosa en un boliche, es de casualidad. No me puse a pensar, toqué la guitarra y las palabras que salieron fueron esas.

En esa canción le pedís al DJ que ponga una canción de amor. Un anacronismo...

(risas)

Es un tipo que está perdido en un boliche buscando algo que no va a encontrar. Pero muchas veces he pasado por esa situación. ¿¡Por qué estás acá, en este lugar!?

Me gusta mucho jugar con imágenes y palabras que no son tan utilizadas. Me cuesta más hablar de una cuestión de los bares... viste que en Montevideo los cantautores tienen más esa cosa de los bares, de las calles, de los puntos turísticos. Yo no encuentro la manera de hacer eso.

No te van a usar para editar informes de televisión sobre fútbol o barrios...

Bueno, a veces pasa. Pero lo encuentran por otro lado, por la fuerza de la música, yo qué se...

Vos viviste dos años en China. ¿Fue por trabajo?

Gané una beca para estudiar chino, durante un año me dediqué a eso.

¿Hablás chino?

Hablo chino como un niño de ocho años. Entiendo y puedo comunicar algunas cosas.

Al mismo tiempo mi pareja había conseguido un trabajo en China. Entonces los dos nos pusimos la meta y nos fuimos para ahí. Estuvimos dos años muy copados en Shanghai, 23 millones de personas...

Está en una de las canciones del disco.

Muchas de las canciones del disco las hice allá, estando ahí: Faro, Shanghai kid, Dragones... ¡Es tanto el estímulo! Para un artista es importante tener esa inspiración a la mano. Vivir ahí me abrió conceptualmente y culturalmente muchas cosas. Es como que todo tiene su otro lado. Está bueno una versión más amplia de todo y eso te nutre culturalmente como persona y desemboca en una canción, en letras.

Esa oportunidad fue increíble porque al mismo tiempo que estudiaba chino me dediqué mucho a la música, a componer. Compuse muchas cosas que salieron en el disco de Campo.

Por suerte otras canciones pudieron salir ahora en este disco. Ahora siento que es el disco que siempre quise hacer. Esos discos o esas cosas que uno sueña. Fue hace un año que me lo propuse y ahora me doy cuenta de que es el disco que siempre quise hacer y de la forma en que lo quise hacer. No hay nada que no haya estado a la altura.

Está buena esa sensación ahora en el momento en que tenés que salir a defenderlo.

Sí, lo que hice fue armar una banda que por ahora se llama “Martín y el río de los pájaros”. Lo que me gusta mucho es que haya un solista que se muestre en el formato banda, con la energía que tiene la cuestión más rockera, filosa. Eso tiene una cosa, una energía que está comunicando. Es diferente a hacer un show más acústico. Todo quiere decir diferentes cosas.

Me parece que está bueno el planteo de que es un solista que se presenta como Martín Rivero pero con una banda.

Al escuchar el disco pensaba en el desafío de llevarlo al vivo. Hay toda una ingeniería en la grabación que no debe ser fácil de replicar.

Totalmente. Es una traducción, hay muchos elementos que son más de ingeniería, de la compu, que no podemos reproducir por ahora.

Además vos querés que suene a banda.

Exacto. Igual en una presentación de disco que vamos a hacer más adelante, en un teatro, se van a sumar más elementos, dentro del set formar otra cosa con compu, voz, que corte un poco la cuestión de la banda.

Tenés un tema con el ser solista. Estuve leyendo en otras notas que decís que es un lugar que no te queda muy cómodo, que preferís el grupo. Esa banda, entonces, también te arropa, ¿no? Te hace más disfrutable esta experiencia solista.

Me cuesta mucho, soy más bicho, me cuesta salir de mi casa, ir a los boliches. Ser solista y que te cueste ser sociable, es difícil. No soy una persona muy social.

Pero cantás, no hay cómo disimularlo. Necesariamente tenés que aparecer.

No hay manera, no zafás, ¡se llama “Martín Rivero”! Por suerte tengo amigos que me apoyan y que me han ayudado en el proceso de sacar un disco solista, por eso existe. Arropan, apoyan, tengo que tener un estímulo, un grupo de amigos que están contentos y quieren hacer lo que estamos haciendo.

Entonces ahora vas a hacer una serie de presentaciones en “el personaje Martín Rivero”, como vos decís. Después puede volver Campo u otra cosa...

El juego está en eso, saber cuánto tenés que salir de uno y ponerte el traje del otro. Participar de otra cosa lateralmente y no ser tan principal. Está bueno eso en todos los sentidos de la vida. Eso te permite salir un poco de vos mismo.

Hay una canción del disco que se llama “Siddhartha” que está inspirada en el libro de Hermann Hesse. Siddhartha es Buda antes de ser Buda. Y me parece que como sociedad tenemos que reparar un poquito más en eso. Tratar de pensar cada uno, ser más introspectivo, conocernos a nosotros mismos, antes que decir tanto. Encontrar los lugares en la vida de cada uno. No siempre tenemos que tener el control ni las riendas de todo.

Siddhartha habla un poco de eso y de los cuelgues de meditación. Es una canción de meditación pop, ponele. Quería decir que estamos tan sobrecargados de cosas, de lo que tenés que ser, del rol que tenés que cumplir en la sociedad, el lugar que tenés que tener en las redes sociales... Hay como mucha presión sobre el ser humano. Hay que sacar un poco ahí, tratar de adaptarse más, adaptarnos más.