El Mercado Popular de Subsistencia se creó en noviembre de 2015 con 60 familias, ahora ya son más de 400 que lo integran en 24 barrios de Montevideo.
La idea que juntó a estudiantes, trabajadores y profesionales fue crear una canasta con productos a precios más bajos que los habituales que se consiguen en comercios y supermercados. Para lograrlo sustituyeron el trabajo logístico por trabajo voluntario y hacen una compra todos los meses directamente con productores o distribuidoras. Además, contemplan un aporte de 10 pesos por cada 500 pesos de compra por gastos operativos y de transporte.
Sebastián Vázquez es arquitecto y además integra el Mercado Popular de Subsistencia. Según contó en entrevista con No Toquen Nada, ahora quieren dar un paso más y asociarse a los almacenes de barrios porque consideran que están en una pelea desigual, tal como les sucede a los consumidores. “Queremos regular en conjunto esos precios, no vamos a ir al Ministerio de Economía a pedirle que regule el precio del arroz. Entonces, vamos hasta donde está el almacenero y le proponemos hacerlo juntos, que ellos tengan un beneficio, que nosotros pensemos que es justo para nuestro bolsillo y que todos los vecinos que tengan una changa y tengan que comprar por día puedan hacerlo a un precio más barato”, explicó.
Dahiana Rodríguez, que es costurera y también integra el grupo, dijo que los almaceneros son víctimas, igual que los compradores. “No queremos derrocar a nadie, solo queremos precios más justos. La idea no es de por vida comprar en el mercado popular de subsitencia, no es organizarse de por vida, la idea es que los precios sean justos en los supermercados e ir a un lugar a comprar. Por eso la asociación con los almacenes. Los bolicheros no están ocho horas atrás de un mostrador, están 16 horas. Incluso terminan explotando a sus hijos o a su mujer o se pagan un salario para pagar las cuentas. Entonces, nos dirán que el bolichero pone un sobre costo y con eso ganas más. Sí, pero lo termina pagando con su vida. Todo tiene un sobre costo, los medicamentos, la ferretería, todo se basa en eso”, afirmó.
Vázquez dijo que muchas veces se enfrentan al discurso de que lo que hacen es “voluntarismo” o que no puede funcionar. Sin embargo, ellos piensan que bajar los precios “depende de la militancia del vecino”. “La gente prefiere quejarse en el sillón en su casa, pasando penurias, antes que ponerse a trabajar para cambiar la realidad. Pueden pensar que estamos locos o que esto es una cuestión idealista, pero en lo concreto, el Mercado Popular movió más de 8.000.000 de pesos, de los que 4.500.000 fueron a parar a proyectos autogestionados. Alguno dirá que no mueve ninguna aguja en la economía nacional, ahora mantener las 25 fuentes de trabajo de la cooperativa agraria de Soriano y mantener la producción de queso para que nos llegue uno a un precio justo es la realidad del Mercado Popular. No podemos esperar a que un gobierno nos realoje o cambie los precios de los alimentos, nosotros como vecinos tenemos que tratar de cambiar nuestra realidad y tratamos de contagiar a las barriadas con eso”, aseguró.