La magistrada Cristina Marrero ordenó que la menor sea entregada a los agentes de la policía regional catalana que custodian la entrada de la sede diplomática, bajo el riesgo de incurrir en un delito de desobediencia a la autoridad judicial si no se cumple con la solicitud.
Los agentes permanecen ante el consulado uruguayo desde el pasado lunes a la espera de poder entregar a la niña a su padre biológico, que tiene la custodia judicial, después de que la madre se refugiara dentro para evitar hacerlo y que el cónsul también se negara a colaborar.
La jueza retiró la custodia a la mujer, que se había llevado la niña a Uruguay, después de que se archivara una denuncia de la madre contra al padre por malos tratos y supuestos abusos a la menor.
La entrega estaba prevista el viernes de la semana pasada, cuando se había establecido que la niña fuera transferida entre los progenitores en el Consulado de Uruguay por ser un espacio idóneo, ya que conoce al cónsul y no le resultaría "una persona hostil".
Ambos padres se presentaron en la sede diplomática, pero el cónsul se negó a cumplir la decisión judicial.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay emitió después un comunicado en el que subrayó que las autoridades uruguayas están exentas de cumplir la orden judicial.
"En el marco del Derecho Internacional convencional y consuetudinario, el Estado uruguayo, y por ende su Misión Diplomática y Oficinas Consulares, está exento de la autoridad de la sentenciante", según la nota.
A petición de la Fiscalía, la juez Marrero instó a los agentes a custodiar el edificio y entregar a la menor a su padre, junto con un equipo de psicólogos, en el momento en que la madre u otra persona en su representación salga del edificio con la niña.
EFE
