Maximiliano Guerra

La voz astringente de Leonard Cohen

Actualizado: 01 de diciembre de 2019 —  Por: Maximiliano Guerra

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Ryoko Sekiguchi es una poeta y traductora japonesa.

Escribió un libro sobre la imposibilidad de traducir un concepto fundamental de la gastronomía y la vida cotidiana japonesa: la astringencia*.

Dulce, salado, ácido, amargo. Es fácil poner en palabras esas sensaciones. El viaje del paladar a la boca es inmediato. Pero lo astringente no suena ni sabe cercano.

Nuestro paladar se suele enfrentar a lo astringente: está en el vino, en el té, en el café, hasta en el chocolate. Pero es una sensación que difícilmente se hace palabra. Al menos en occidente; en Japón lo astringente es un sabor y un concepto, o incluso varios.

Así como nosotros tenemos personas dulces, situaciones saladas, derrotas amargas y comentarios ácidos, en Japón el sabor astringente salpica con sus metáforas el lenguaje.

¿Cómo es alguien astringente? Un hombre distinguido, pero de gran discreción. Un dandy.
¿Cómo es una voz astringente? Grave, un poco ronca, pero agradable de escuchar.

¿El color astringente? Sombrío, mate, pero de buen gusto.

¿La estética astringente? El gusto por los objetos discretos, las combinaciones delicadas y el aprecio por la belleza del retiro y de la serenidad.

Hay actores que hacen interpretaciones astringentes, hay cuadros o novelas astringentes.

No puedo imaginar nada más astringente que Ten New Songs, el disco con el que Leonard Cohen emergió de su retiro budista.

2

El libro del anhelo** incluye los poemas que derivaron en varias de las canciones de Ten New Songs. Pero es sobre todo el diario poético de los días de Cohen en el monasterio de Mount Baldy.

Consumido por la gira de The Future, el disco que coronaba su resurgimiento a los 60 años, Cohen decidió apartarse del mundo.

Durante cinco años el judío Cohen estuvo bajo el ala de maestro zen Kyozan Joshu Roshi.

En las páginas de El libro del anhelo aparece el día a día (y sobre todo el noche a noche) de alguien que vive entre el anhelo de lo trascendental y el llamado de lo terrenal.

Pero una cosa es profunidad y otra pesadez: los versos de este diario revelan a Cohen riéndose una y otra vez de su condición de monje fracasado.

“Se le ha tachado de deprimente, pero es uno de los escritores más divertidos que tenemos. No puedo pensar en una letra que no tenga una sonrisa oculta entre líneas. Hay dos cosas que están siempre: calidez y un ingenio mordaz. Ojalá yo lo tuviera”***. Nick Cave, ni más ni menos.

3

Cohen dejó su retiro budista y editó Ten New Songs. Tiempo después descubrió que la mujer en la que confiaba lo estafó y lo dejó en la ruina.

Kelley Lynch, su representante, había vendido los derechos de su música y retirado casi todos los fondos de su cuenta durante sus años en el monasterio.

Con 75 años Cohen tenía que salir de gira para pagar las cuentas.

Pensó en llamar a su grupo Leonard Cohen & The Adults.

4

Shibui es la persona astringente. Un hombre joven no puede ser shibui, es necesario que el paso del tiempo lo moldee, como un color vivo que se vuelve mate “por el desgaste o por el trabajo de un artesano minucioso” dice Sekiguchi.

5

Su voz desgastada, templada por los años, llena estadios como nunca.
Su gira de regreso se resume en el exquisito Live in London, publica trabajos como Popular Problems y You Want it Darker que se colocan entre lo mejor de su discografía.

Además recibe el Premio Príncipe de Asturias en 2011, la plataforma ideal para agradecer, más de medio siglo después, a Federico García Lorca, la voz que le abrió camino a su propia voz:

“Al hacerme mayor supe que las instrucciones venían con esa voz. ¿Y qué instrucciones eran esas? Nunca lamentar. Y si queremos expresar la derrota que nos ataca a todos tiene que ser en los confines estrictos de la dignidad y de la belleza.”

Derrota, dignidad, belleza: astringencia.

6

Leonard Cohen falleció en noviembre de 2016.

Tres años después sale a la luz Thanks for the dance, un álbum póstumo con nueve canciones inéditas.

Es la voz del Cohen final, trabajada por ese artesano minucioso que es el tiempo.

7

Me siento en mi silla.

Miro la calle.

El vecino me devuelve mi sonrisa de derrota.

Me muevo con las hojas.

Brillo con el cromo.

Estoy casi vivo.

Estoy casi en casa.

Nadie a quien seguir

y nada que enseñar,

excepto que el objetivo

está fuera de alcance.

* El secreto de la cocina japonesa, Ryoko Sekiguchi

**El libro del anhelo, Leonard Cohen

***Leonard Cohen, Harvey Kubernik



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