Entre marzo y agosto, 1.893 personas iniciaron trámites de residencia en Uruguay, de las cuales se concedieron 1.023, según datos de la Dirección Nacional de Migración brindados a la AFP. Del total, apenas 148 fueron para argentinos, detrás incluso de las 227 residencias obtenidas en ese período por ciudadanos cubanos.
Asimismo, 31.421 argentinos ingresaron al país desde el 13 de marzo -cuando aparecieron los primeros casos del nuevo coronavirus en Uruguay- hasta el 29 de setiembre, período en el que el paso ha estado reservado para residentes o excepciones por trabajo o familia.
El interés en obtener información sí se ha multiplicado. Los argentinos residentes aseguran que no paran de recibir consultas de compatriotas sobre las posibilidades de instalarse en lo que parece una suerte de "tierra prometida", pero con expectativas demasiado altas.
Un sector "confundido"
"La prensa en Argentina, que está inflando la situación y contando cosas que no son, está confundiendo a cierto sector de gente", opinó Soledad Parodi, una relacionista pública argentina de 50 años que reside en Punta del Este desde 2001 y coordina grupos de WhatsApp con casi 600 de sus coterráneos. Allí integra a los que llevan décadas en Uruguay con quienes recién llegan o tienen intención de mudarse.
Parodi alude a notas en medios argentinos sobre un "éxodo" hacia el país vecino en busca de la libertad que proporciona la ausencia de cuarentena obligatoria, bajos números de contagios de covid-19, y una mejor situación económica.
Pero aunque quienes conocen bien Uruguay tienen "más claras las perspectivas", "el sector con más necesidades económicas es el más confundido", reflexiona.
"Hay foros enteros con miles de personas preguntando 'cómo hago, cuánto necesito para vivir allá', y realmente la comparación entre un país y otro es abismal".
Además, apunta, "aunque están en una situación mucho mejor que Argentina, el trabajo no sobra" en Uruguay.
Un país caro
En Uruguay "se vive muy bien pero es un país caro, en el que necesitas algún tipo de proyecto laboral fuerte. Es difícil venir a ver qué onda o a emprender", dice a la AFP Macarena Robledo, una cantante argentina que tras el cierre de fronteras no pudo volver a su hogar en Buenos Aires desde Europa, donde estaba de gira, y se refugió en Punta del Este, donde tiene familia.
Con lo laboral resuelto "es una excelente opción por la tranquilidad, la seguridad, la estabilidad económica y política. Pero venir a buscar trabajo... lo veo más complejo", reflexionó.
Lo mismo opina Natalia Zurbarán, oriunda de la ciudad argentina de Rosario, quien se instaló en Punta del Este el pasado verano junto a su marido uruguayo.
"Al que tiene casa acá, puede manejar su empresa desde afuera o puede traerla se le va a facilitar. Ahora, si vas a venir con una mano atrás y otra adelante, le diría que lo piense", afirmó.
Ambas dicen recibir consultas permanentes desde Argentina sobre las posibilidades de instalarse a vivir en Uruguay.
"Yo trato de ser lo más sincera posible", dice la rosarina. "El costo de vida es mucho más alto, en servicios, en salidas. (...) Nosotros priorizamos la tranquilidad pero vivimos más austeramente".
Sandra Sofio, directora de la inmobiliaria Engel & Volkers Uruguay, explicó a la AFP que las operaciones de argentinos han aumentado incluso en alquileres anuales, "algo que prácticamente no existía en Punta del Este".
"Son en su mayoría argentinos que antes de venir a vivir aquí y hacer una inversión alta -de 500.000 dólares para arriba- alquilan" para evaluar mejor su decisión.
Pero aún en esa franja "todos se quejan de los precios" del supermercado o la electricidad, reconoce.
Uruguay ofrece una alta calidad de vida y, actualmente, es un excepcional refugio a nivel sanitario en un continente en llamas, con apenas 2.177 casos registrados de coronavirus. De ese total, 49 personas fallecieron.
"Pero desde lo económico es un gran esfuerzo", insiste Parodi. "No todo es rosa", concluyó.