Las revoluciones del mundo árabe en 2011

Túnez, Egipto, Libia y Siria componen los países de la tan comentada "Primavera Árabe" de este 2011. Las revueltas por derrocar al dictador de turno comenzaron en Túnez y se propagaron casi de inmediato por los demás países árabes. Las causas de este efecto dominó todavía son analizadas en todo el mundo.

Actualizado: 30 de diciembre de 2011 —  Por: Redacción 180

Las revoluciones del mundo árabe en 2011

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Túnez

Las protestas populares en Túnez (ex colonia francesa de África del norte, independiente desde 1956) por derrocar el gobierno de Zine El Abidine Ben Alí (que gobernaba el país desde hacía 23 años) son consideradas el primer movimiento de un efecto dominó que llevó a Egipto, Libia y Siria a seguir su ejemplo de intentar terminar con años de gobiernos dictatoriales.

Lo que disparó las revueltas por derrumbar el gobierno de Ben Alí fue la autoinmolación del joven Mohamed Buazizi, que en diciembre de 2010 se prendió fuego a sí mismo en protesta porque la policía le confiscó los productos agrícolas que vendía sin permiso para mantener a su familia. Esto fue lo que inició la ola de protestas de los tunecinos, que no estuvieron dispuestos a detenerse hasta no eliminar del mapa político a Ben Alí.

Ben Alí intentó por todos los medios detener las protestas (que dejaron cerca de 66 muertes) y restablecer la paz, pero ni la represión ni las concesiones calmaron el furor de los tunecinos, y esto llevó a que un mes después el mandatario disolviera el gobierno (con el consiguiente estado de emergencia con toque de queda en el país) y días más tarde huyera hacia Arabia Saudita.

Tras la constatación por parte del Consejo Constitucional del vació de poder provocado por la huida de Ben Alí, Mohammed Ghannouchi asumió el viernes 14 de enero como presidente interino. Pero su presidencia no llegó a cumplir 24 horas, ya que en función del artículo 57 de la Constitución fue sustituido por Fued Mebazza. Este mismo artículo preveía la organización de elecciones presidenciales en un plazo máximo de 60 días.

Todos "los tunecinos sin excepción y sin exclusiones" estarán asociados al proceso político en Túnez, afirmó Mebazza cuando asumió, el 15 de enero, en un breve discurso consecutivo a la ceremonia de juramento en su nuevo cargo.

Mebazza confirmó que el primer ministro Mohammed Ghannuchi seguía encargado de formar un nuevo gobierno de "unión nacional" en función del "interés superior del país".

El lunes 17 de enero, Ghannuchi (ya convertido en primer ministro) anunció un "gobierno de unión nacional" integrado por tres jefes de la oposición y parte del equipo saliente de Ben Alí, así como la celebración de elecciones dentro de "seis meses como muy tarde".

Y también anunció una serie de medidas de apertura democrática: "libertad total de información", liberación de todos los presos de opinión, levantamiento de la prohibición de actividades para las organizaciones de defensa de los derechos humanos y su legalización, y afirmó que todos los partidos políticos que lo pidieran serían legalizados (era el caso del partido islamista Enahda y del Partido Comunista de los Obreros de Túnez).

Ocho miembros del antiguo gobierno de Ben Alí, incluido el primer ministro, seguirían en el gabinete ocupando puestos clave como Interior, Defensa, Relaciones Exteriores y Finanzas.

Los tunecinos analizaban con lupa el nuevo gabinete, temerosos de que quisieran confiscarles su revolución tras un mes de revuelta popular reprimida de forma sangrienta en la que murieron al menos 66 personas.

Por esta razón, en la mañana del martes 1 de febrero, pequeños grupos de manifestantes se juntaron en la avenida Habib Burguiba, la gran arteria del centro de la capital, para exigir la partida de todos los funcionarios del ministerio del Interior que trabajaron para el partido del ex presidente Ben Alí.

Estos manifestantes fueron reprimidos brutalmente con bastonazos y disparos de gases lacrimógenos por parte de la policía.

Finalmente, el domingo 23 de octubre se celebraron elecciones en Túnez, con una participación masiva de la ciudadanía tunecina, y con el triunfo del partido islamista Ennahda, encabezado por Ghannouchi. Este partido designaría un gobierno provisional hasta las próximas elecciones generales.

"Respetamos la voluntad del pueblo y de todas las listas que obtuvieron escaños, ya sea de partidos políticos o de independientes", dijo Ghannouchi el viernes siguiente.

Egipto

En la Plaza Tharir, en El Cairo, comenzaron las manifestaciones de la población egipcia por derrocar el gobierno de Hosni Mubarak el 25 de enero de 2011. Las consignas de estas manifestaciones apuntaban contra la corrupción, el desempleo y el régimen del presidente de 82 años, cuyo gobierno de mano dura databa de 1981 y contaba con respaldo de Occidente.

En esas manifestaciones se produjeron fuertes enfrentamientos con la policía, y murieron dos policías y un manifestante. Las proclamas que evocaban los manifestantes (por ejemplo: “Después de Ben Ali, le toca a Mubarak”) dejaban claro que estas protestas estaban inspiradas en las tunecinas.

Al día siguiente, el gobierno comunicó que “ningún acto de provocación, reunión de protesta, marcha o manifestación será permitido”, pero pese a esto las protestas continuaron y se acentuaron en tamaño y agresividad en los días siguientes, hasta llegar a congregar a más de 5000 personas.

Tanto los Hermanos Musulmanes, agrupación egipcia de oposición con gran capacidad de movilización, y el Wafd, primer partido de oposición laica, no se asociaron oficialmente a la primera jornada de protesta, pero dejaron libertad a sus jóvenes militantes para que participaran.

Sin embargo, el 1 de febrero los Hermanos Musulmanes llamaron a seguir con las manifestaciones hasta que el régimen se desplomara.

A su vez, unas 50 ONG egipcias de defensa de los derechos humanos pidieron el martes a Mubarak "que se retire del poder para evitar un baño de sangre".

El 11 de febrero, luego de que días antes la Unión Europea instara a Mubarak a retirarse e iniciar de inmediato una transición democrática, y luego de 18 días de protestas en las que se estima que hubo 300 muertos, el gobernante egipcio dimitió y el gobierno quedó provisoriamente en manos del ejército. El anunció llevó a estallidos de júbilo y emoción entre los manifestantes.

"Habida cuenta de las difíciles condiciones que atraviesa el país, el presidente Mohamed Hosni Mubarak decidió abandonar el puesto de presidente de la República y encargó al consejo supremo de las Fuerzas Armadas administrar los asuntos del país", anunció el vicepresidente Omar Suleimán en una breve intervención televisada.

En abril Mubarak fue internado bajo custodia en un hospital del balneario de Sharm El Sheikh, sobre el mar Rojo, tras quejarse de problemas cardíacos mientras era interrogado. El fiscal general de Egipto ordenó que fuera juzgado por malversación de fondos, abuso de poder y por ordenar el asesinato de manifestantes.

En noviembre, una semana antes de las primeras elecciones legislativas desde la caída de Mubarak, comenzaron nuevas manifestaciones contra las Fuerzas Armadas, por continuar en el gobierno, por mantener las prácticas del régimen derrocado de Hosni Mubarak y por pretender imponer condiciones en la elaboración de la nueva Constitución.

La población reclamaba poner fin al gobierno provisorio militar y, en particular, la salida del mariscal Hussein Tantauí, caudillo del antiguo régimen que se había convertido en jefe de hecho del país en su condición de cabeza del Consejo supremo de las fuerzas armadas (CSFA).

El ejército se había comprometido a entregar el poder a los civiles después de la elección de un nuevo presidente, pero la fecha de la elección presidencial consecutiva a los comicios legislativos (tal como lo enmarca el proceso electoral egipcio) seguía siendo una incógnita.

“Se han cuantificado alrededor de unos 40 muertos en estas últimas horas (la gran mayoría civiles) y más de 2000 heridos, muchos de ellos graves, y alrededor de unos cientos de detenciones por las fuerzas de seguridad”, contaba el 22 de noviembre Agustín Espinosa, embajador uruguayo en El Cairo, al programa No Toquen Nada.

“Lo que realmente los manifestantes están clamando es una concreción de la entrega del poder de los militares al gobierno civil que surja de las elecciones que inician la semana que viene y que terminarán en marzo del año próximo, frente a comentarios de las Fuerzas Armadas de que las elecciones presidenciales podrían llevarse recién a fines del 2012, comienzos de 2013”, afirmaba Espinosa.

Finalmente, ese mismo martes 22 de noviembre Tantaui anunció que las elecciones presidenciales se llevarían a cabo antes de fin de junio de 2012 y que las legislativas comenzarían el siguiente lunes 28 de noviembre, tal como estaba previsto.

Las elecciones legislativas confirmaron el favoritismo de los Hermanos Musulmanes, que habían consolidado un partido político para poder presentarse a las elecciones.

El voto por la Asamblea popular (cámara de diputados) se llevará a cabo hasta el 11 de enero y los resultados completos serán conocidos dos días más tarde. Luego, del 29 de enero hasta el 11 de marzo, se llevará a cabo la elección de la Chura, la cámara alta consultiva.

Terminaba así otro proceso por la instauración de la democracia en el Mundo Árabe.

Libia

Quizás el caso de Libia haya sido el que más trascendió este año dentro del conjunto de los países árabes que buscaron derrocar gobiernos dictatoriales longevos. Muamar Gadafi, gobernante de Libia durante 42 años, fue el más emblemático, por su soberbia y sus comunicados públicos desafiantes contra todos quienes intentaban eliminarlo, y por los 8 meses que pasaron antes de su captura.

Además, en el proceso democrático libio se oyeron también las voces gadafistas que contradecían los intentos por derrocarlo y que opusieron una dura resistencia al movimiento rebelde.

Las movilizaciones contra el régimen de Gadafi comenzaron el 15 de febrero, y fueron tan o más violentas que en los demás países de la “primavera árabe”. La represión actuó al instante y con dureza, y por esa razón en marzo aparecieron en escenario las fuerzas de la OTAN, para brindar ayuda a los rebeldes y combatir la sangrienta represión.

El movimiento rebelde contaba con la aprobación y el apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea.

Luego de meses de enfrentamientos de extrema violencia en las calles de varias ciudades libias, y principalmente en Trípoli, el gobierno de Gadafi fue depuesto en agosto por los rebeldes apoyados por la OTAN, y comenzó el gobierno interino del Consejo Nacional de Transición (CNT).

El 2 de setiembre un representante en Gran Bretaña del Consejo Nacional de Transición (CNT) anunció en un comunicado que Libia celebraría elecciones para una Asamblea Constituyente en un lapso de ocho meses y que elegiría a un presidente en 20 meses, "Durante ocho meses el CNT dirigirá Libia antes de que una asamblea elegida por el pueblo" asuma el mando para redactar una Constitución, y luego "al cabo de un año, se celebrarán elecciones" para elegir presidente, decía el comunicado.

Pero ése no era el fin de Gadafi, quien continuó huyendo y emitiendo mensajes desafiantes al mundo.

"Lo que sucede en Libia es una farsa que sólo es posible gracias a los bombardeos aéreos que no van a durar para siempre", dijo Gadafi en un mensaje emitido el 20 de setiembre.

"No festejen ni se crean eso de que un régimen ha sido derribado y que otro lo sustituye. Es difícil derribar este régimen que representa a millones de libios", agregó.

La lucha de los rebeldes y del CNT perseguía ahora la captura de Gadafi y una victoria simbólica para erradicar la herencia del "guía" prófugo. La cabeza de Gadafi ya tenía precio: 1,7 millones de dólares.

Finalmente, el 20 de octubre, las tropas rebeldes capturan a Gadafi y terminan con su vida.

"Le anunciamos al mundo que Gadafi murió a manos de los revolucionarios", dijo el portavoz del Consejo Nacional de Transición (CNT), Abdel Hafez Ghoga. "Es un momento histórico, es el fin de la tiranía y de la dictadura. Gadafi cumplió su destino".

Sin embargo, la paz aún no se instaló en Libia, en donde una gran parte de la población denuncia abusos por parte de los rebeldes ahora al mando, y en donde la crisis económica y el descenso del turismo aún están a flor de piel.

Consultá la cronología de la revuelta en Libia.

Siria

El último movimiento de “primavera árabe” de este 2011 fue el de Siria, que todavía no ha logrado lo mismo que sus antecesores: derrocar al gobernante vitalicio.

En Siria aún gobierna Bachar Al Asad desde 2000, que fue antecedido por su padre Hafez El Asad, en el poder desde 1971.

Las protestas contra el régimen comenzaron el 15 de marzo, y también tuvieron como respuesta fuertes represiones, disparos a matar y torturas, lo que llevó a que en los siguientes meses varias ciudades sirias quedaran devastadas y el número de muertes aumentara día a día.

En mayo la Unión Europea aplicó una serie de sanciones al régimen sirio y las acciones represoras, e incluye a Bachar Al Asad en la lista negra de sancionados, quien denunciaba que detrás de las protestas había una conspiración internacional, y llegó a negar que el estuviera detrás de los asesinatos a manifestantes.

Luego de meses de sangrientos enfrentamientos y de una represión sin precedentes en Siria, la propia Liga Árabe suspende la participación de este país, y le exige que permita la entrada de observadores internacionales.

En 19 de diciembre pasado, el gobierno de Siria decide permitir el ingreso de dichos observadores.

La ONU contabilizó más de 5000 víctimas de la represión Siria.

Los movimientos de la Primavera Árabe fueron para muchos consecuencia de la comunicación vía redes sociales, pero para otros la organización de estas protestas pasaron por una red mucho más compleja de la que formaron parte las relaciones familiares, el “boca a boca” y la televisión.