"Creciendo entre serranías" recibió en 2016 el apoyo del Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) del Fondo Mundial para el Medio Ambiente. Cerro Pelado es una zona donde se realiza básicamente ganadería extensiva. Allí son las nacientes, la cuenca alta, del Río Santa Lucía que abastece de agua potable a Montevideo y el área metropolitana del país, un 60% de los uruguayos.
De ahí la importancia de cuidar la calidad del agua en ese tramo para que llegue en mejores condiciones a la cuenca baja, de donde se extrae el recurso hídrico. El río tiene 230 kilómetros de extensión y atraviesa cuatro departamentos.
En 2008 los vecinos de Cerro Pelado crearon la asociación civil con el objetivo de gestionar una escuela agraria para los jóvenes de la zona. Seis años más tarde obtuvieron el apoyo del PPD para desarrollar el proyecto de gestión ambiental en las nacientes del Santa Lucía. Es uno de los 10 proyectos de gestión ambiental que el PPD apoya en la Cuenca del Santa Lucía.
Con el objetivo de sensibilizar a la población realizan charlas en escuelas rurales y con los productores de la zona sobre la importancia del cuidado del medio ambiente. Además, crearon un vivero de flora autóctona para replantar en la zona.
“Es un gran aporte a la mejora de la calidad del agua ya que si contaminamos las nacientes, todo el resto va a estar contaminado”, afirma la integrante de "Creciendo entre serranías" Rosa Correa en un video que promociona la experiencia.
En una entrevista con No toquen nada, el ingeniero agrónomo Nicolás Álvares, también integrante de la asociación civil, contó que “nosotros queríamos lograr primero que nada que los productores o los involucrados en la comunidad tuvieran un mayor grado de empoderamiento de la zona”.
“Muchos conocían que ahí eran las nacientes del Santa Lucía pero realmente no tenían noción del impacto que tiene el río para la población del Uruguay. Muchos no conocían que abastece de agua potable al 60% de la población del Uruguay prácticamente y que cuenca abajo estaba sufriendo o está sufriendo grandes pasivos ambientales”, explicó.
“Lo que quisimos fue generar que los productores tomaran más conciencia de la importancia de su actividad, que trabajaran de forma amigable y por ahí que no incorporaran prácticas más agresivas que puedan generar algún pasivo ambiental en la cuenca alta”, agregó.
